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Fueron cerca de dos horas y media en autobús para llegar a donde se celebró este festival amenizado por una selección musical un tanto ecléctica: desde el “tropifolk” del sonorense Caloncho, pasando por el trip hop de Poliça, la electrocumbia de Bomba Estéreo y hasta la electrónica de Blue Hawaii o Classixx.
El clima -de más de 30º centígrados- invitaba a todos a quitarnos poco a poco de las capas de ropa que el frío matutino de la Ciudad de México nos obligó a usar. Bastaron sólo minutos para que las personas se hicieran de un traje de baño, un par de shorts, sandalias y mucho bloqueador, y se refrescaran en el río o las albercas, mientras de fondo la música comenzaba a sonar.
Conforme pasaban los minutos, cada vez más gente se reunía en el escenario para disfrutar de los ritmos suaves a cargo de Mahmundi, banda originaria de Rio de Janeiro que mezcla el synth con R&B y soul, y Oso Leone, agrupación sevillana de art rock muy al estilo Foals. Pero no fue sino hasta que los colombianos de Bomba Estéreo tomaron el escenario que ya no importó el calor o el sol; las más de cinco mil personas bailaron y corearon cada una de las rimas de Liliana Saumet, prendiendo el “fuego” que se quedaría hasta el amanecer.
La noche cayó y con ella la temperatura, pero no los ánimos. La gente seguía con el ambiente carnavalesco, el cual también era empujado por los ríos de cerveza y ron que corrían desde las primeras horas del festival.
Wild Belle, con su estilo chico-chica cantando canciones de dream-pop aderezadas con un poco de reggae, fue de las bandas más coreadas por las miles de jovencitas que portaban coronas de flores en la cabeza. Lamentablemente, para el momento en el que Poliça y Autre Ne Veut tomaron el escenario, el cansancio empezaba a hacer de las suyas, por lo que sus presentaciones sirvieron más como un descanso amenizado por trip-hop y R&B alternativo, sin que esto impidiera el cálido recibimiento por los que ahí estábamos.
Blue Hawaii, dúo de electrónica experimental, era uno de los actos más esperados, por lo que la el setlist de este dúo quebeçois retomó la fiesta que seguiría hasta las seis de la mañana, con presentaciones de Classix y el DJ set de Matthew Dear.
Aguantar el ritmo de Bahidorá resulta difícil, pues no es un simple festival de música; es una fiesta hasta el amanecer de la cual, estoy segura, muchos seguimos recuperándonos y esperamos ansiosos la tercera edición que, sin duda, volverá a ser sold out.
Esta cobertura es presentada por Kraken, síguelos en Twitter y Facebook.