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Siempre es gratificante llegar a nuevos festivales y ver cómo se hacen las cosas en otras partes del mundo; los formatos nuevos son revitalizantes, tanto para la industria como para el público, que puede vivir una experiencia distinta.
De entrada, y pensando en que hay muchas personas en México que buscan ir a festivales internacionales, es muy sencillo conseguir tickets; simplemente entrar al portal de Atrápalo México, revisar la vasta oferta de eventos y, unos cuantos clics después: listo.
Nuestra experiencia fue específicamente BIME, un festival de otoño (el único en la ciudad) que se ha posicionado bien a tan solo 4 años de su fundación. Este recibieron a más de 10,000 personas por día, en un lugar imponente: BEC, o Bilbao Exhibition Center, es el centro de exposiciones más grande de España, con más de 250,000 metros cuadrados de terreno que se usan, entre otras cosas, para albergar BIME Live.
Los actos en vivo se realizan en tres pabellones. El principal, gigantesco, tiene dos escenarios dispuestos uno al lado del otro, divididos por la zona VIP; el segundo, un poco más pequeño y con zona de gradas; el tercero, justo frente al principal, pero uno debe atravesar un largo pasillo para llegar (este abre a las 11 pm y es donde tocan los DJs).
Había mucha expectación por ver a PJ Harvey, y pensamos que el público estaría lleno de energía, pero no fue así. El viernes que se preveía festivo fue mucho más tranquilo. Nosotros empezamos con Cat’s Eyes. Es innegable la calidad de su sonido, pero el acto en directo es aburrido. Sobre el escenario, Faris y Rachel se bulean uno al otro, y las luces rojas homogéneas dejan un ambiente sombrío, ad hoc, claro.
Después fue el turno de Javiera Mena, que con su pop energético, sus muy sensuales bailarinas y su desafinado canto le puso un poco de sabor a la noche. En el escenario contiguo, Toundra, una grata sorpresa, la banda madrileña logró conectar más con el público, que toda la noche se sintió disperso.
Al momento de PJ Harvey, la mayoría de la gente aplaudió y vitoreó, pero nos resultó increíble no escuchar a nadie corear sus canciones, a pesar del fanatismo que se percibía horas antes del concierto. Al parecer el verdadero headliner fue Suede, que tocó un par de horas después en el mismo escenario.
Entre tanto, nosotros fuimos a conocer el escenario electrónico, un pabellón más pequeño, con una barra central y el booth de DJ coronado por decenas de lazers de colores. Discos Paradiso Crew (sí, de la tienda de Barcelona) abrió este escenario.
Mientras tanto, en el principal, The Horrors hacía lo suyo con un Faris mucho más prendido que en su presentación con Cat’s Eyes. Después regresamos al electrónico para ver a Raf Daddy, de The 2 Bears, y cerrar la noche que, nos cuentan, fue larga con Alex Boman en las tornamesas, que dejaron de sonar a las 6 am.
The Chemical Brothers y Moderat eran los nombres en boca de todos. Incluso en el metro, de ida hacia el BEC, la gente se notaba con mucho más energía que el día anterior. Y así fue. Por supuesto, el line up daba indicios de una experiencia totalmente distinta.
Iniciamos con Toy, que si bien no está tanto en el radar de la gente, sirvió para abrir boca, y el festín continuó con Carlos Sadness, revelación que en México soldouteó tres Lunarios en 25 minutos cada uno. Luego Wild Beasts fue la antesala perfecta para Moderat.
Con media hora de retraso y la gente un poco molesta, el trío subió al escenario e hizo que los inconvenientes se olvidaran. Juegos de luces sencillos pero alucinantes y visuales abstractos finísimos que empatan a la perfección con la música. La gente simplemente enloqueció y, mientras algunos prefirieron esperar a los Chemical viendo a The Divine Comedy en el pabellón secundario, otros preparaban motores en el pabellón de electrónica con Javi Redondo.
A la 1:30 de la mañana, el legendario dúo inglés salió al escenario. Más luces, más animaciones, una pantalla gigantesca y los mejores éxitos. Saltos y bailes, la gente se movía de un lado a otro, las cabezas afirmaban la fiesta que se extendió hasta hacernos perder el sentido del tiempo.
De pronto, sin darnos cuenta, el viaje al que nos llevaron los Chemical Brothers siguió con Errol Alkan que dio un set especial. De nuevo (nos contaron) la fiesta se extendió hasta las 6 de la mañana, porque han de saber, así se hace en España.