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La música independiente es un acto subversivo contra lo establecido, contra las grandes industrias y una forma de demostrar que puedes mandar al demonio los protocolos, así como las viejas formas de hacerse un camino en la música. Sobre todo, en estos tiempos en que los conciertos en la casa de un amigo son los nuevos conciertos de estadio.
Bueno, una vez dicho esto, vayamos directo a lo que de verdad importa.
Di Moplo, Moplo, Moplo, muchas veces y estarás cada vez más cerca de ser atrapado por todo el concepto de esta banda chilena de jóvenes siendo jóvenes.
Estado Mental Constante… Su álbum debut… Sí es muy lo-fi, sí es muy rápido y contundente, sí es muy millennial, pero también es el claro ejemplo de una mente hiperactiva, pues con tantos pensamientos recorriendo tu cerebro lo mejor es ser breve y directo.
Y claro, si de paso puedes usas las mejores referencias de tu vida juvenil, eso puede hacerte sentir bien contigo mismo y con todo lo que representa ser tú en ese momento.
Musicalmente el disco es como un cuaderno para dibujar, pero coloreado todo fuera de los bordes. Al final, no importa cómo se vea, si no lo que te hace sentir: liberación, despreocupación, quizás hasta adrenalina y satisfacción. Pues es una manera de gritar “¡Váyanse todos al infierno!” sin gritarlo realmente.
Voy decirlo con todo el temor a reclamaciones, el disco tiene variados tintes de música para videojuegos, todo el sabor de una caricatura como Un Show Más u Hora de Aventura, pero también la rapidez y el parecido a bandas como Naked City, Deerhoof o Shonen Knife, pero en grabaciones de ultra baja calidad y con canciones mucho más inocentes.
La hiperactividad musical y las ganas de divertirse entre acordes, es lo único que se me ocurre que puede conectar a todas estás bandas con Moplo.
Por cierto, esto no es para nada una comparación, sobre todo porque todas las menciones de hace dos párrafos son muchísimo más virtuosas que nuestros amigos de Chile, pero eso no quiere decir que ellos no lo van a ser en futuro. Eso sí, son igual de inquietas, jugando entre diferentes variantes musicales.
Cómo sea, Moplo no es la banda que tanto estabas esperando, pero va a agitar tu cuerpo sin titubear.
Yo sé que no debería usar este espacio para discursos políticos, sobre todo porque no sé cuál es la postura de Moplo, ni vivo allá para saber la verdad de la situación en Chile, pero ojalá el mejor panorama llegue a un país que prácticamente es nuestro hermano, para que esta buena banda y muchas otras puedan girar en su país sin temor a represalias o algo peor.
Latinoamérica es conocido por odiar a la juventud y temerle por sus “desquiciadas” ideas, pero lo único que las juventudes de todos los tiempos han querido es una revolución de conciencias, abajo con lo que nos hace tanto daño física, mental y espiritualmente, para abrazar todo lo que es benigno para vivir una vida más o menos bien.