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#Ambulante2017 The Beatles: Eight Days a Week

#Ambulante2017 The Beatles: Eight Days a Week

¡Qué difícil es ser una celebridad!

Antes de decidir no continuar con las giras alrededor del mundo, el cuarteto de Liverpool llevó a cabo más de 800 presentaciones durante el período comprendido entre los años de 1962 a 1966. Dos de las más recordadas son: 1). su participación en el show televisivo de Ed Sullivan el 9 de febrero de 1964 -el cual, se calcula fue visto por al menos 73 millones de espectadores-; y, 2). su concierto efectuado en el Shea Stadium de Nueva York, donde se congregaron casi 56,000 personas. Dos hechos indicativos de que la Beatlemania había llegado para quedarse.

Lo acaecido durante estos y otros shows de la banda son el tema central de The Beatles: Eight Days a Week. Largometraje producido y dirigido por el cineasta Ron Howard (ganador del Oscar en 2001 por la película A Beautiful Mind). Además de presentar en pantalla grande mucho footage inédito de aquellos años, ofrece un acercamiento a las personalidades y momentos íntimos de John Lennon, Paul McCartney, George HarrisonRingo Starr.

La cinta reflexiona sobre el fenómeno generado en torno a la banda, y muestra las repercusiones que la fama tendría en sus vidas y en sus carreras.

El documental contiene material mostrado por vez primera, procede principalmente de colecciones privadas de admiradores de la banda, y fue reunido gracias a una convocatoria lanzada a través de Facebook en 2014. El periodista Larry Kane aportó registros fotográficos y grabaciones recopiladas mientras acompañaba a la banda durante sus giras por Norteamérica en 1964 y 1965. Otra fuente importante viene de los acervos de la disquera Apple Corps, encargada de la custodia de los derechos del conjunto desde 1968.

En dicho material, se aprecian momentos históricos, decenas de entrevistas y ruedas de prensa. Es patente lo divertidos, espontáneos e ingeniosos que eran George, John, Paul y Ringo en esos años. También queda manifiesto el furor y la histeria de sus seguidores en cada una de sus presentaciones públicas. Sin embargo, la obra no se queda exclusivamente en la celebración y la evocación nostálgica…

Por un lado; gracias a testimonios (póstumos o recientes, según sea el caso) con sus cuatro integrantes, más las declaraciones de personas cercanas y colaboradores, el filme evidencia que buena parte del éxito obtenido por The Beatles fue porque todos ellos eran músicos talentosos, creativos, comprometidos y, sobre todo, disfrutaban tocar y componer juntos. Esto queda claro cuando se le permite al espectador atisbar las sesiones de composición y grabación de algunos de sus temas clásicos.

Por otra parte; en sus propias palabras, las estrellas manifiestan que todo ese éxito llegó acompañado de una serie de responsabilidades y presiones desgastantes. Se llenaron de hastío. Grabar y tocar fue algo cada vez menos placentero y más parecido a dirigir una empresa. Esto, sumado a la combinación del modo de vida excesivo del rockstar y el paso natural de su juventud a la vida adulta, les hicieron tomar varias decisiones respecto al futuro de la banda. Entre ellas, la de no volver a sumergirse en giras extenuantes, ni presentarse en vivo hasta años más tarde. Su último -y legendario- concierto fue en la azotea de las oficinas de la disquera Apple en 1969, poco después hicieron oficial su separación definitiva.

Estas decisiones –un tanto drásticas– les ayudarían a crecer y evolucionar musicalmente. Se concentraron en desarrollar música increíble y muy adelantada a su tiempo; fue el período en el que produjeron varios de los álbumes más reconocidos por el público y la critica especializada. Sin duda, piedras angulares en la historia del rock.

Adicionalmente, la película aborda el fenómeno de la Beatlemania desde distintos ángulos. Se sustenta en testimonios de diversos artistas como los actores Sigourney Weaver, Whoopi Goldberg y Eddie Izzard; músicos y compositores como Elvis Costello y Howard Goodall; y, cineastas como Richard Curtis y Richard Lester. Este último abunda un poco en el aspecto cinematográfico de la banda, ya que él los dirigió en dos de sus incursiones en el séptimo arte: A Hard Day's Night (1964) y Help! (1965).

The Beatles: Eight Days a Week es un documento indispensable, no solo para los Beatlemaniacos, sino para todo aquel interesado en adentrarse en la revolución sociocultural que significó la llegada del grupo al panorama internacional.

Al terminar los créditos finales del documental, hay un plus adicional: media hora del concierto en el Shea Stadium. Fue restaurado digitalmente e incluye las canciones "Twist and Shout", "I Feel Fine", "Ticket to Ride", "Can't Buy Me Love", "Help!", y más.