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I know someday you'll have a beautiful life,
I know you'll be a star in somebody else's sky,
But why, why, why can't it be, can't it be mine?
Fragmento de "Black".
“Once upon a time…”, como reza la estrofa de la primera canción del Ten, Jeff Ament y Stone Gossard encontraron en Eddie Vedder la pieza faltante del rompecabezas sonoro que vio su génesis con la trilogía Momma-Son, tres canciones en un cassette que cambiarían la historia de la banda para siempre.
Nombrado en honor al número que portaba el jugador de los Nets de New Jersey, Mookie Blaylock, y dejando atrás ese mismo nombre que los diera a conocer en el circuito musical de Seattle, Pearl Jam comenzaría una revolución al compás de “Even Flow” sonando en las radios universitarias norteamericanas y muy pronto de todo el mundo. La voz única de Eddie Vedder comenzaría a colmar nuestras mentes con sus intrincados mensajes, los solos de guitarra de Mike McCready nos devolverían la fe y la nostalgia por las épocas perdidas del rock n’ roll.
“Alive” denotaría la inventiva de su principal letrista y con el pasar de los años se convertiría en un grito de guerra en casi cada concierto de la banda hasta entonces. “Why Go” como el relato de un amigo de Eddie que fue enviado a un hospital psiquiátrico después de ser descubierto fumando marihuana. “Black” como el doloroso tatuaje que deja un primer amor, la entrañable frase final que da pie a uno de los coros más tristes de los que se tiene memoria, el réquiem perfecto para una relación que nunca fue.
“Jeremy” inspirada por una nota roja en el periódico, la cruda realidad convertida en el himno de una generación que en los medios encontraba el reflejo de la demencia de una nación enferma con armas en las manos de sus hijos más pequeños. “Oceans” y el mar como inspiración, la creatividad a flote, un día Eddie se quedó en la calle sin poder entrar a la sala de ensayo, a través de las paredes escuchaba el bajo de Jeff, sacó una hoja de su bolsillo y comenzó a escribir la letra para este tema.
“Porch” como potente catarsis, “Garden” como alucinante viaje entre arpegios y riffs que condenan a una lenta agonía en la soledad, “Deep” para entender la potencia escénica que levaría a la banda a la gloria, “Release” como una poética elegía al fallecido padre de Eddie: “I’ll wait up in the dark, for you to speak to me”, el dolor que se desvanece y transmuta en la corriente instrumental que se escucha al inicio del disco y que también lo concluye: “Después de escuchar todas las canciones ese tono te arrulla”, refirió Vedder al respecto de “Master/Slave”, la melodía que escuchamos al inicio y final del Ten, que 27 años después, sigue musicalizando el sueño perfecto para Pearl Jam y su camino permanente a la inmortalidad.