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Luego de casi una década de existencia y a pesar de solo contar con unos cuantos álbumes de estudio, este proyecto ha logrado ser el más importante dentro del dark pop electronic en la actualidad. A pesar de eso, Robert Alfons sigue encontrando formas de reinventarse, superarse y seguir impresionando a sus seguidores, los cuales han sido seducidos hasta la adicción por las creaciones del músico canadiense.
No podemos negar la brillantez de TR/ST, pues ha sabido manejar la complejidad de su sonido con conceptos únicos, reflejando su intimidad sobre múltiples texturas y una enorme gama de influencias. No solo se trata de sacar pistas con una sustancia obscura, lo que hace Robert Alfons es autodescubrirse y presentar cada una de sus obsesiones por medio de sus canciones.
Muy por encima de su estilo, la banda tiene una cualidad especial que logra alterar los sentidos. Hay algo en la naturaleza de esta agrupación que produce escalofríos y una descarga por la columna vertebral. Pero por más que nos conmueva y estremezca, Robert Alfons parece distante, frío y aislado de todo. Tal vez, esa combinación de emociones, es lo que nos lleva a la completa fascinación.
Ahora, TR/ST viene con la primera parte de The Destroyer, disco que llega luego de una pausa de cinco años, tiempo en el que Robert Alfons pudo procesar su situación como artista, reflexionar sobre su proceso creativo y pensar en cuáles son sus nuevas ambiciones. El disco fue muy bien recibido y tiene a los fans muy ansiosos. Como muestra está su show en la Semana IR! que fue sold out en cuestión de días. Simplemente uno de los conciertos imperdibles de este 2019.