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¿Imaginas que tienes una idea original, tan única que tienes la certeza que funcionará, pero los fondos en tu cuenta de banco no son los suficientes? Tememos decirte que no eres ni has sido el único.
Aunque parece un concepto relativamente nuevo, el crowdfunding se remonta a los inicios del Siglo XIX, cuando, tras la donación de la Estatua de la Libertad por parte de Francia, no se tenía una base sólida para sostenerla y el editor Joseph Pulitzer inició la campaña para que la ciudadanía aportara y esto se lograra; en la música, uno de los primeros casos sucedió en 1997 con la banda inglesa de rock Marillion, quienes recurrieron a los fans para recaudar fondos con el objetivo de hacer una gira en EE. UU. y lograron recabar la nada despreciable cantidad de $70,000 USD.
Finalmente, después del Y2K, llega la primera plataforma de financiación colectiva para artistas con ArtistShare y Kickstarter en EE. UU. en el año 2009, fundada por el músico Perry Chen.
En el 2017, el dominicano Alex Ferreira decidió comenzar una campaña de recaudación de fondos a través de redes sociales y plataformas propias para ello, ofertando merch, dedicatorias y ser de los primeros en recibir el disco; hace siete años, la banda mexicana de post-punk, Candy, deseaba grabar su tercer disco de estudio, Atlas, de manera independiente y sin un camino marcado por una disquera; de esta manera, decidieron recurrir a la “financiación democrática” para producir el LP, con la meta de $150,000, recaudando $17,000 más de lo necesario y logrando producir y difundir aquel material discográfico.
Sin embargo, no todos los proyectos de crowdfunding buscan financiamiento en específico; apenas al final del año pasado, Luis Alfonso Figueroa, bajista de la Santa Sabina, escribió un mensaje en sus redes sociales para expresar su situación actual, donde explica que, a consecuencia de la situación sanitaria mundial que sigue vigente, buscaba aportaciones económicas para entera sobrevivencia, lo que demuestra que aún los artistas con renombre deben buscar los medios para volver a encaminarse.
Pero, no todos los proyectos han sido exitosos; la idea de Björk y su Biophilia, que era un prototipo de app para Windows y Android, donde la islandesa buscaba que la gente pudiese experimentar con música e incluso aprender a través de esta, no logró el impacto que se esperaba y recaudó solo el 4% de lo necesario para su desarrollo. Y Kanye West siendo Kanye West, con aquella campaña tan polémica, organizada por sus propios fans, para hacerlo billonario de nuevo, tras la pérdida de contratos y presentaciones por sus declaraciones desafortunadas.
Al final, ni el renombre ni la experiencia te darán remuneración económica. El mensaje de Poncho es del año pasado y seguramente si deseas realizar alguna aportación adicional, es seguro que será bien apreciada por el músico. Lo importante es que casos como este, reflejan que como público, debemos ser más severos con las disqueras, plataformas de streaming que no están teniendo el pago justo a los músicos y sobre todo; recordar que, pese a que el internet se convirtió una ventana de acceso "gratuito" al arte, este debe ser siempre remunerado, y valorado en su justa medida ¿Imaginas un mundo sin arte?, nosotros tampoco.