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Diversas estirpes Reales han visitado México. La Reina Isabel II del Reino Unido, pisó nuestro país por primera vez en 1975. Margarita II de Dinamarca, la Reina Beatriz de los Países Bajos y la Reina consorte, Sofía de Grecia, hicieron lo propio en años posteriores.
La Corona Británica, la Monarquía Española o los Soberanos Daneses, en sus fastuosas visitas, programaron eventos con los más desprotegidos y, como si se tratara de una escenificación teatral, montaron una piadosísima farsa en la que entregaron algunas migajas, mostraron a las cámaras su misericordia y después marcharon con sus iguales de exacerbantes linajes.
De todas estas visitas de la más excluyente prosapia, destaca una que se ofreció a la prole, a la ralea mexicana, ¡la de Queen! Esta Reina que sí ejercía funciones constitucionales, y no solo protocolarias como las primeras mencionadas, planearon seis eventos en México para el año 1981, 9 y 10 de octubre, en Monterrey; 15 y 16 en Guadalajara; más dos en Puebla, los días 17 y 18 del mismo mes1.
Los ensayos para preparar la gira Mexicana y Sudamericana del Gluttons for Punishment Tour, iniciaron el 15 de septiembre de 1981, en el Civic Auditorium, de Nueva Orleans. Antes de llegar a México, Queen viajó a Venezuela, para tocar el 25 de septiembre el primero de cinco conciertos que se llevarían a cabo en el Poliedro, en Caracas. Finalmente, solo se llevaron a cabo tres presentaciones.
La transportación del equipamiento Real, fue por vía terrestre y a través de la frontera Laredo-México, donde las burocráticas autoridades migratorias, dispusieron de un peaje adicional, la corrupción. Estas injurias a la Corona, formulaban las más disparatadas disposiciones, que serían superadas por medio de la única visa aceptable en la frontera, dólares2.
Además de los tres tráileres3 dispuestos para montar las presentaciones en México, el resto del personal técnico, viajó en un autobús de pasajeros, El Tigre4, que antes de llegar a Monterrey, tuvo que pagar más del único arancel mexicano.
Finalmente las resonancias de Su Alteza Real detonarían en México, en el Estadio Universitario de Monterrey, pero antes de escuchar a SS. AA. RR. Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon, habría que darle espacio a una inesperada banda telonera, un mariachi, quienes pagaron una buena suma de dinero para alegrar a los fanáticos de La Reina5. Con el acceso denegado a los músicos mexicanos, Queen inició el concierto con una versión rápida de "We Will Rock You".
Terminada la primera presentación de Su Majestad en México, una de las rampas construidas para la ocasión, colapsó, a consecuencia de ello algunas personas resultaron heridas, la de mayor gravedad, con una pierna fracturada. Motivo suficiente para que las carroñeras autoridades, sellaran el estadio, policías armados custodiaran los camiones, negaran la salida a Queen y cualquiera de la comitiva Real. Al cabo de algunos arreglos, que incluyeron billetes de alta denominación norteamericana, fue reparada la compensación6.
La segunda de las fechas programadas para Monterrey, tuvo que ser cancelada pues los supermercados encargados de la venta de boletos, ¡No imprimió los suficientes!7
Tras las cancelaciones de los conciertos del 10 de octubre en Monterrey, más los dos de Guadalajara con fechas 15 y 16 de octubre, Queen vuela a los Estados Unidos el día 11, de donde regresaría días después para cumplir con las presentaciones en Puebla.
Con sede en el estadio olímpico Zaragoza, el sábado 17 de octubre de 1981, se llevó a cabo la primera presentación de Su Señoría en suelo poblano.
Para acompañar a La Reina en Puebla, se tuvo el cortesano plan de presentar, como banda de soporte, a Chac Mool, quienes fueron escuchados en la Carpa Geodésica por el promotor que trajo Queen a México. Pero días antes del primer concierto en Puebla, les hicieron saber a los liderados por Jorge Reyes, que, para tener derecho a ser la banda telonera, debían pagar al promotor, cien mil pesos8.
Sin grupo de apoyo, Queen inició su gala ante un estadio colmado de fieles adoradores con boleto pagado, bueno, algunos, porque otros miles, entraron al viejo estilo, al del portazo. Centenas de espectadores ingresaron con grabadora en mano. Algunos otros, en algún momento del concierto, arrojaron zapatos al escenario, a este grupo de artillería, se le unió el de los lanza-pilas, que agotadas, eran proyectadas hacia el estrado9.
Al término de la ceremonia, los integrantes de Queen, enfurecidos, decidieron no presentarse al día siguiente. Pero dos razones harían cambiar de parecer a La Reina, la primera, la posibilidad de una confiscación del equipo por parte de las impías autoridades Mexicanas por incumplimiento; el segundo de los motivos para revertir lo decidido, fue la intervención del manager Gerry Stickells, quien acordó con los organizadores decomisar las baterías y cualquier objeto que pudiera proyectarse desde la audiencia; adicionalmente, se pactó dejar entrar con más anticipación a las hordas de fanáticos10.
Para la segunda ejecución de la Familia Real en Puebla, hay declaraciones de algunos testigos, que aseguran que adentro del estadio, los policías eran quienes vendían las pilas para las grabadoras, esas baterías fueron las incautadas afuera del recinto, entonces, eran proveídas en el interior por otro cuerpo de uniformados11. La reventa del motín, también sucedió afuera, donde los boletos incautados a los revendedores, fueron comercializados, entre otros, por los distinguidos miembros de la patrulla número 8812.
El costo de las localidades, para quien pudo adquirirlas, fue de $150 a $300 pesos, pero por la suma de $500, los encabezados por el comandante Rutilio Rodríguez, quien lideró al grupo de Servicios Especiales y Policía Judicial, quienes además, lucían uniformes de beisbolista, permitían el acceso a quien pudiera pagar por las dádivas extrajudiciales13.
Acerca de la furia del público en México, Peter Freestone, amigo y asistente personal de Freddie Mercury, quien por cierto, estuvo en la recámara de este último cuando Mercury expiró el último de sus alientos, piensa que el lanzamiento de misiles hacia el escenario, se debió a dejar sin suministro energético a quienes llevaban grabadoras.
Se estima que las giras mexicana y sudamericanas, que incluyeron la cancelación de seis conciertos más la reprogramación de otros, tuvo una pérdida por al menos, de un millón de dólares14. Días después de su estadía en México, y mientras John Deacon gozaba de las delicias del primer mundo en Beverly Hills, describió a George Harrison las historias de horror sufridas en Monterrey y Puebla15.
El lunes 19 de octubre de 1981, el periódico El Universal, reseñó. “Ni el PRI ni el PCM ni la virgen de Guadalupe o cualquier otro santo o grupo político ha tenido tanto atractivo, tanta fuerza, tanto poder para atraer a miles y miles de jóvenes como estos festivales de música rock”16.