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Gustavo Adrián Cerati (11 de agosto de 1959), es considerado uno de los letristas más influyentes del rock en Latinoamérica. Es por eso que recordamos al también cantautor, productor y líder de Soda Stereo con algunas declaraciones acerca de sus letras de su faceta como solista.
La idea de fluir, el aquí y el ahora, lo espiritual, el amor, el desamor, la evolución, la mentira, la imaginación, y la fábula son tópicos recurrentes en las canciones de Gustavo Cerati. Para sorpresa de muchos –según sus propias declaraciones– no siempre son vivencias personales. "La verdad es que sería bastante terrible que todo lo que escribo hable de mí. Yo no sé... mi mundo no es tan grande... Yo absorbo lo que le pasa alrededor a alguien o alguna vez estuve triste por alguna razón y lo traigo al hoy".
"Era un momento en que la vida te está tironeando mal, cuando sentía así: ‘¿para dónde voy, para la alegría o para la tristeza total?’. Ese momento como tan confuso... Ahí es como salió: ‘ok, ¡vivo! Esto es vivir’".
Esa canción se escribió sola. Me vinieron imágenes que me emocionaron de estar vivo. A mí me pasa a veces cuando miro paisajes muy emocionantes, el mar, por ejemplo, que después de un rato de mirarlo empiezo a descubrir el pattern de Dios. Te das cuenta que mirás tus manos, los árboles y hay como un pattern, atómico o creado por tu mente, no importa, pero lo ves y ese es el momento en donde ves que todo está vivo. Es medio new age lo que estoy diciendo... Llego a ver como hasta figuras, digo: ‘¡Ah! ¡Así es como está construido esto!’. Pero la misma verdad me da mucho miedo. Es una verdad muy mamá. La vida tiene momentos así, como grisados, en donde aparentemente nada ocurre con demasiada importancia y de golpe es sacudida por situaciones muy fuertes, tanto yin como yang, y ahí se expresa la vida. Uno la siente en esos momentos importantes o donde hay cosas que te dejan ahí temblando o fuera de lo que habitualmente pensabas. Cuando se te salen de planificación las cosas, la vida se expresa de una forma aleatoria y única.
Pienso que si estoy buscando una situación más viva, tiene que ver con que yo, personalmente, tengo una sensación más viva en lo espiritual. Estoy muy lanzado hacia la vida. Me pasan muchas cosas en este momento y la siento más que nunca".
"Fue una frase que se mantuvo a lo largo de todo el álbum. La mayoría de las veces, las frases que pongo como título del disco son muletillas que me sirven en esos momentos de la vida. Y esa frase era resumir la idea de que el tiempo actual es una ventana para todos los tiempos. No pensemos más ni para atrás, ni para adelante: podés vivir el siempre ahora.
Cuando uno expresa su amor y dice: ‘Te quiero para siempre’, ese ‘siempre’ es hoy, aunque parezca ser infinito, como cualquier otra emoción".
"Tenía una base rítmica con un sampler de un vinilo de los años 60 de Domingo Cura y me dije: ‘¿Por qué no llamarlo y reemplazar el sampler por el original?’. Cuando llegó el momento de grabar ‘Sulky’, llamamos a Domingo. Yo quería que él tocara en vivo, pero me sorprendió queriendo tocar sobre su propio sample. Fue una experiencia buenísima ver la juventud de la música a través de una persona que, desde los años, no es joven. Y ahí me bajó la ficha: mi juventud depende de eso, de ese espíritu. La energía que desplegó en el estudio me hizo reescribir la letra: ‘Ser como piedras perfectas, imaginarnos de viejos’. Y me dejó la sensación de que la música no tiene edad.
La verdad es que escribí un párrafo cuando lo estaba viendo tocar. Y mirándolo a él en acción, con esos bombos que tienen esa sequedad. Yo tenía muy presente esa idea de la sequedad. Había hecho un viaje a Balcarce, donde la erosión es tremenda; te produce un efecto ‘sabiduría de millones de años’. Entre eso y verlo a Domingo sacándole emoción a la madera, terminé la letra".
"Para mí es la perla del disco, lamentablemente tomo partido por ese tema. Digo... a todos uno los quiere, pero esa es una canción que salió así de una. Es como la canción de amor del disco, aunque tiene algo muy potente sonoramente y es esa cosa... a veces uno siente que ante una relación uno le pone mucho gas, la empuja mucho, quiere que sea de determinada manera. Y la canción me sirvió un poco como para reforzar algunas ideas de decir: 'Bueno, vamos despacio... yo sé que todo esto está increíble, que vamos para el mismo imaginario, que vamos para el mismo lugar, pero vamos despacio'. O sea: 'Ahí vamos' en este caso, pero despacio, sin apresurarnos, sin crearnos falsas expectativas. Es un tema esperanzador desde el punto de vista anímico, emocional, en cuanto al amor y en cuanto a lo que uno espera, y me gusta escribir sobre ese tipo de cosas. Probablemente lo hice en ese momento muy cargado de eso, pero no creo que sea más personal que otro".
"Me gusta mucho escribir sobre conflictos de relación. No lo puedo evitar… Me atrae, aún cuando no tenga esos conflictos. De hecho, ‘Crimen’ salió en un momento de felicidad absoluta en mi vida. No era el artista deprimido que escribía una canción triste, y hasta me divirtió en este disco jugar con ciertas situaciones clásicas. Pero siempre van a tener una idea autobiográfica de mis letras.
Siempre sucede que, al ser una persona conocida, están las preguntas ‘¿con quién está?’, ‘¿con quién no está?’, ‘¿con quién va a estar?’, y parece que las relaciones son directas con eso. Y a veces me inspiro en cosas que están fuera del tiempo y del lugar. La canción es un rompecorazones de entrada, una especie de puñalada, pero yo estaba en una situación muy feliz. En un momento habla de ‘los celos otra vez’ y remite a ‘Jealous Guy’, el tema de John Lennon, que para mí es la canción de amor por antonomasia. Como artista, puedo recrear o imaginar una situación, aunque no esté pasando por ella en ese momento. Y me hago carne de eso, porque cuando estoy escribiendo, hay momentos en que hasta se me llenan los ojos de lágrimas. Si analizás la letra, es una sensación de esa pérdida, que queda inconclusa en términos de explicaciones. ‘¿Qué otra cosa puedo hacer?’, dice la canción. Lo aclaro porque después empiezan las suspicacias".
"Es una canción que si alguien la escucha puede pensar: ‘¿Pero este tipo no es feliz?’. Tiene algo muy jugado ponerse en esa situación extrema. No estoy muy seguro de que sufra cuando hago eso, pero necesito concentrarme y capturar esa emoción para que no se me escape. Igualmente, todo no deja de ser ficción, actúo un personaje. Otro ejemplo es 'En Remolinos' que es una de las canciones que más me gusta de Soda Stereo, es una letra que surgió muy rápidamente. Tiene que ver con una premonición, dado que en ese momento la estaba pasando para el orto, no estaba bien cuando escribí esa canción. Pero me fabriqué una sensación positiva y así salió la letra. Tuve que imaginar toda esa situación justamente para no sufrir. También yo necesito exagerar, amplificar situaciones. Otra gente escribe como si fuera un diario, cosa que no está mal, simplemente yo no puedo hacerlo".