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En 2012, el dueto Macklemore & Ryan Lewis editó la canción "Same Love", contenida en su álbum The Heist. Al margen de cualquier gusto personal, basta una lectura atenta a este corte para encontrar el problema: heterosexuales dicen que ser gay no está mal para después afirmar, una y otra vez, que ellos, por supuesto, no lo son -una suerte de yo no juzgo pero no me confunda, compadre-. Extrañamente, "Same Love" se transformó en un himno por la inclusión. Además de los múltiples problemas ideológicos del single, ciertamente preocupa que, por un lado, ciertas manifestaciones de la música popular validen la existencia de la comunidad LGBT, ya sea apropiándosela -Madonna y el voguing, por ejemplo- o bien, tratándola con la distancia de lo friendly, esa condescendencia políticamente correcta, ejecutada en "Same Love". En otro extremo, ¿solo un porcentaje del pop ha enunciado las realidades experimentadas por la población homosexual? La música siempre ha mantenido una relación mucho más subversiva y enriquecedora con la sexualidad, más allá de las prácticas de los músicos. El catálogo de canciones es diverso, y algunas adquieren otro sentido a luz de los ataques en Orlando y Xalapa. Aquí, ofrecemos algunos momentos que han abordado el género y las preferencias desde aristas mucho más complejas:
46 años antes de "Same Love", The Kinks lanzaba "Lola", una crónica sobre un encuentro con alguien que, a primera instancia, pareciera ser descrito como un travesti. Pero Ray Davies, líder de la agrupación, siempre trabajó como un escritor por demás inteligente. Lola, el personaje principal, no está ni aquí ni allá, su biología es ambigua. La canción abordó la movilidad de género y cuestionó la solidez de la masculinidad. El sencillo se publicó en 1970 y fue duramente censurado.
A caballo entre la vanguardia más intelectual y el esplendor que tuvo el pop durante los ochenta, Arthur Rusell operó como un músico más bien marginal a las propuestas que comenzaban a adquirir presencia mediática -Talking Heads, Donna Summer-. Murió en 1992 por complicaciones con el SIDA. "That's Us/Wild Combination" amalgama las líneas estéticas del compositor: el club y el minimalismo.
En 1986, Diamanda Galás emprendió un ciclo de música de tres discos -The Divine Punishment, Saint of the Pit y You Must Be Certain of the Devil- en torno a la epidemia del SIDA y al silencio político que rondaba esta enfermedad. Partiendo del prejuicio "SIDA es igual a homosexuales", Galás reunió textos literarios e imaginería religiosa para construir este proyecto, considerado una aportación tanto humanística como artística.
En 1999, la agrupación The Magnetic Fields publicó 69 Love Songs, una trilogía de placas con canciones dedicadas exclusivamente al amor en sus múltiples manifestaciones -un esposo asesinado a su esposa y el chantaje emocional son algunos de los asuntos de 69 Love Songs-. Stephin Merritt, abiertamente gay y con una obra siempre autobiográfica, incluyó When My Boy Walks Down The Street. Un chico mira a su novio caminando por la calle: la imagen, tan simple, provoca que su enamoramiento se intensifique.
"Desde chiquito ya era chiquita, y no jugaba con muñequitas", nos dice el argentino Kevin Johansen en esta historia de amor dedicada a un personaje de sexualidad inasible que, al parecer, vive al margen de la ley. Podría decirse que Daisy es la Lola latinoamericana.
La figura del rockstar está anclada en un ideal de masculinidad: es el rompecorazones, el deseo de todas las chavitas. Alex Turner y Miles Kane hacen de esta imagen algo un tanto provocador. En sus presentaciones en vivo y en algunos de sus clips, como "Miracle Aligner", la dupla puede tornarse homoerótica. La primera respuesta de algunos de sus seguidores es el prejuicio.
El cantautor chileno publicó este año Amiga, placa que transforma al pop en un instrumento subversivo. "Manifiesto" es el corte más combativo de esta placa. Con ecos de "Hablo Por Mi Diferencia", trabajo literario del también chileno Pedro Lemebel, Anwandter enuncia algo importante: no es que ser gay no esté mal, es que físicamente resulta imposible en algunas regiones del globo. Chile es también conocido por sus crímenes de odio.
The Kinks planteó la movilidad de género, y el recién fallecido Prince la perpetró. Sing ó the Times, álbum que contiene "If I Was Your Girlfriend", es una obra conceptual donde el compositor adopta el personaje y la voz de una mujer. Los registros vocales de Prince se modifican, alcanzando un agudo muy cercano a la voz femenina: transexualismo musical.