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Muchos confunden la palabra deseo con el gusto, pero en realidad es un sentimiento que va más allá. El deseo es cuando el anhelo se vuelve una necesidad, cuando se transforma en esa picazón que no cesa hasta que uno logra su objetivo y en el mundo de la música, los sueños y aspiraciones abundan. Todos los días surgen jóvenes urgidos por la fama, pero pocas veces se ha visto una banda con tal apetito por la grandeza como KISS.
Más de 100 millones de discos vendidos, más de 2000 conciertos en grandes arenas y estadios, ser el grupo con más discos de oro en Estados Unidos; todo eso ha conseguido KISS, pues su insaciable ambición los ha hecho extraordinarios. Sin embargo, en 1983 la agrupación se cansó del maquillaje, los vestuarios y la pirotecnia. Pasaron por una grave crisis en la que querían demostrar a los fans que eran una verdadera banda y desafiarse a seguir asombrando al público sin nada más que sus instrumentos.
Luego de pasar casi seis años alejados de sus personajes, el grupo regresó en 1989 con el disco Hot In The Shade y aunque en la contraportada aún se mostraban sin maquillaje, aparecieron nuevamente bajo las rostros de Demon, Starchild, Spaceman y The Fox con Eric Carr. En su momento, nadie supo por qué su decisión de volver a sus atuendos, pero la canción “Cadillac Dreams” decía bastante.
El noveno track del álbum era todo lo que ansiaban los seguidores de KISS: era explosivo, inquieto y dejaba atrás el sonido de las power ballads para volver a levantarse al puro estilo del hard rock. Los poderosos riffs sonaban una vez más y el grupo parecía recobrar su fuerza. No se trataba de demostrar talento sin maquillaje, lo que necesitaban era volver a sentir el deseo y en cuanto esa sensación se hizo presente, retomaron su camino a bordo de un Cadillac, un buen ejemplo de la magnitud de sus aspiraciones.
“Cadillac Dreams” disipó las dudas de fans y de una industria que ya no pensaba seguir apostando por ellos, pero también con este track la banda se puso una regla personal, una norma inquebrantable que han mantenido con los años: KISS es el ejemplo de que no hay nada de malo soñar con la grandeza si estás dispuesto a hacer lo necesario para conseguirla.
El sonido de KISS, al igual que Cadillac, son productos del verdadero deseo, un vehículo de las aspiraciones que transmite fuerza y anhelo. No hay paradas ni caminos cortos, pues tal y como mencionan en la canción: “Si lo puedes tener gratis entonces no vale nada”.