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“Kanye West está a punto de cometer una locura, aún no hemos visto todo de él...”
“Todo está en la música”.
“Todo está en la música”...
"¡Todo está en la música...!"
"¡¡Todo está en la música...!!"
“Todo está en la música”...“Todo está en la música” ...”Todo está en la música”... Todo, todo, todo, todo, todo, todo está en la música. Todo está ahí. “¡Todo está en la música!"¡En la música, en la música, está en la música!” Pero Kanye West no lo sabe. Protagonizando cualquier cantidad de escándalos que lo arrojan al escenario propuesto por Andy Warhol, “en el futuro todos tendremos 15 minutos de fama” pero transformados en lo que Marilyn Manson llamó “los 15 minutos de vergüenza”, se ha autonombrado Dios. Terrible pronunciamiento alardear de ser talentoso. Y paradójicamente, sus últimos tres álbumes lo colocan como el Dios del hip-hop. Un productor arriesgado que va empujando hacia otros límites la combinación de diferentes géneros y la ecléctica inclusión de talentosos músicos en sus grabaciones. Un productor como pocos. Dios. Pero el Dios no sabe cantar y en Yeezus exhibe sus carencias: la pobreza de sus tonos.
“Todo está en la música”. El megalomaníaco ansía el reconocimiento. Enciende los medios. Enciende el Internet. Enciende al mundo. West canta con Rihanna en “Famous”, uno de los temas más polémicos de su nuevo álbum The Life Of Pablo, que él podría tener sexo con Taylor Swift y que hizo famosa "a esa perra". El antecedente es la entrega de los premios VMA de 2009, cuando la interrumpió para decir que Beyoncé había presentado un mejor video. Lo irónico es el sampleo de “Do What You Gotta To Do” de Nina Simone. La canción original habla de cómo tienes que tomar tus propias decisiones en cuanto al amor, y Kanye corrompe el mensaje volviéndolo maquiavélico. Podríamos pensar que el mensaje es que ellos, los desahuciados del alma, los de los 15 minutos, los que buscan millones de seguidores en Twitter tienen que hacer lo necesario para ser famosos. Insultar. Recibir agresiones. La contradicción que también proponía Warhol: “que hablen bien o mal de ti, pero que hablen”.
Kanye-Dios también enciende Twitter.
I want people to be the best version of themselves and I will be the best version of me.
— KANYE WEST (@kanyewest) 7 de marzo de 2016
A propósito de la letra de “Famous”, Pornhub (el sitio pornográfico) no tardó en recordarle en menos de 140 caracteres al nacido en Georgia que fue gracias a un video pornográfico que su esposa Kim Kardashian se hizo famosa. El mundo que Warhol construyó está formado. Y West es el autonombrado Rey del newstar-system. Capaz de producir temas de una complejidad admirable (“Runaway”,“Real Friends”,“Hold My Liquor”,“I’m In It”) pero incapaz de presentar un show en TV en donde no haga el ridículo como un payaso negro que ladra. En el nuevo mundo, la forma importa más que el fondo. Es claro que en tiempos de velocidad, inmediatez y placer fugaz el medio es el mensaje.
"... Está en la música...”
Pero Kanye no debe pasar a la ligera. No sólo es un predicador cegado de sí mismo. Es víctima de sí mismo. Aunque diga que él es 50 por ciento Stanley Kubrick, la banalidad y la blasfemia en sus temas tienen un trasfondo visceral y cínico que encierran algunos males de la ultramodernidad. Es un Dios desahuciado que en Yeezus estaría cita el salmo 82: “Ustedes son Dioses y son hijos del altísimo, pero morirán como hombres”. Kanye es el choque cultural de diferentes vertientes. Es el resultado de un mundo que no mira al pasado para aprender de las tragedias y que convierte en estrellas a narcotraficantes. Pablo Escobar. ¿O de qué Pablo habla en The Life Of Pablo?
No hay duda. West es un Dios millonario-pobre que le pide a Mark Zuckerberg invertir mil millones de dólares en sus ideas, porque él tiene una deuda de 53 millones de dólares. La estrella negra juzgada por el rebaño consumista de androides que busca en Internet su nombre. Con “I Love Kanye” da una última lección de egocentrismo. Ahora a Kanye sólo le importa Kanye.
The Life Of Pablo, su última pieza, es un trabajo soberbio. Perfecto. Samplers, trip hop, acid house, hip hop: todo en una combinación eficaz de tiempo. Un productor que se volvió Dios, sólo que se trata de un Dios que se venera a sí mismo, negando así su propia existencia.
Dios “Falso”, se te olvidó lo que decía Kurt Cobain: “Todo está en la música”.