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William Patrick Corgan, hijo de una familia desintegrada, hermano de un chico con necesidades especiales cuya historia se relata en el tema “Spaceboy”, el pequeño niño que no le agradaba a su madrastra, el estudiante y atleta que un día decidió cambiar el bate de baseball por una guitarra, y así forjar el comienzo de su carrera musical.
Billy Corgan, el viajero, el que buscaba su lugar en el mundo y como frontman de una banda, The Marked como primer experimento post punk, y en Deep Blue Dream donde hizo mancuerna con el fallecido Wayne Static. El guitarrista que influenciado por Black Sabbath y Cheap Trick que con una guitarra Fender comenzaría a forjar su sonido e identidad musical propia.
The Smashing Pumpkins, aquel trío que para conseguir su primer concierto importante tuvo que recurrir a un baterista y despedirse de su caja de ritmos. D’Arcy en el bajo, James Iha en la guitarra y Jimmy Chamberlin como cómplices de bellas atrocidades distorsionadas, Jennifer Ever como título de su primer demo y “East” como primera muestra de su sonido rasposo y melancólico, poco antes de que el grunge fuera reconocido como tal en la historia de la música.
Gish, el primer disco editado por Caroline Records, “I Am One” como poderoso statement, el génesis de Billy como implacable líder y guía, el genio y figura, el que desmenuza su esencia y desahoga sus sentimientos, “Do what you got to do” como dice una frase de “Window Paine”, y demuestra al mundo que eres único y diferente. Billy el distraído que escribió una canción para una chica llamada Darla pensando que se llamaba “Starla”.
Siamese Dream, cual opus magna prácticamente realizada en su totalidad por Billy y el mando de Butch Vig en la producción. El auténtico lanzamiento a la estratósfera, el inicio del largo y sinuoso camino entre carreteras y aeropuertos en extensas giras, las presentaciones más energéticas, peleando por un lugar en el intrincado y etiquetado camino del grunge, cuando Kurt Cobain dominaba al mundo, pero también cuando Billy, en un afán más de discreción que de fama, también le hablaba a una generación herida por infamias.
Mellon Collie and the Infinite Sadness, 57 canciones que se redujeron a 28, una considerable cantidad de riffs e ideas que se quedaron en el camino, la creatividad a tope, la ansiedad por trascender, el disco doble que finalmente les daría su lugar en el momento y en la historia. “1979”, quizá el tema más popular creado por Billy, fue escrito a sus 12 años. Y luego de nuevo a los escenarios donde las presentaciones cada vez eran más épicas, hasta que la tragedia en dosis descontroladas de heroína en una jeringa llegó un día para arrebatar la vida a Jonathan Melvoin, tecladista de la banda y talentoso músico, cuyo padre, Mike Melvoin, fuera partícipe en las sesiones de grabación de Pet Sounds de The Beach Boys y quien trabajara con leyendas como Frank Sinatra, John Lennon y Tom Waits.
Jimmy Chamberlin el chivo expiatorio, el despido completamente justificado, el final de una alineación original, y la reestructuración de una banda que gozaba ya de cierto status de popularidad que de alguna forma se vio cuarteado por la llegada de Adore, su álbum más oscuro y experimental hasta la fecha, el cambio radical y desfogue de Billy ante la separación de Jimmy y el fallecimiento de su madre, la canción “For Martha” como requiem y entrañable homenaje: “If you have to go don't say goodbye. If you have to go don't you cry. If you have to go I will get by. I will follow you and see you on the other side”.
Billy y su primera presentación en México ante un Palacio de los Deportes que esperaba escuchar el riff de “Bullet With Butterfly Wings” antes que el accionar de 3 percusionistas y la mayoría de temas de Adore. El eclipse de una banda que no se dejó vencer por la crítica y por el descenso en sus ventas de discos. Machina / The Machines of God y el incesante ímpetu de experimentación, el regreso de Jimmy, la ausencia de D’Arcy, el constante James Iha, hasta el último concierto de la banda, justamente en el cabaret Metro, mismo lugar donde habían hecho su debut ante la ciudad de Chicago que se convirtió en su hogar.
Zwan como respiro a su condición de líder de una banda que parecía no encontrar su camino, Billy el poeta presentando su libro linkin With Fists, Billy el solitario editando su disco The Future Embrace. Billy la manzana de la discordia entre Kurt y Courtney, con quien colaborara pero también impondría sus límites a pesar de los devaneos de su relación fallida y extraña.
Billy acaparando una hoja del Chicago Tribune para señalar que quiere de regreso a su banda, Jimmy de regreso en la batería por un corto tiempo, Zeitgeist como muestra de su nuevo sonido con reminiscencias de su poder en la guitarra y la distorsión siempre necesaria. Billy y su regreso a México para presentarse en el Zero Fest, la emoción de escuchar “Today”, la extrañeza de un cover de Britney Spears, el sentimiento de haber visto a la banda pero no en su mejor momento.
Billy and the kids, porque ciertamente lo que vino después para algunos fans no era Smashing Pumpkins, Billy el experimental con AEGEA, el creador de música para películas como Stigmata y Ransom, su cameo actoral en la película Spun dirigida por Jonas Åkerlund, quien fuese también director de los videos de los temas “Everlasting Gaze” y “Try Try Try”, Billy el emprendedor fundando Madame Zuzu's, su local de té donde ocasionalmente toca o pincha discos.
Billy el enmascarado, quien fuese interrumpido por luchadores de la empresa mexicana Triple A a media presentación del tema “Disarm” en el Auditorio Nacional como parte de un sketch actuado que mucha gente no entendió como tal y hasta tomó como ofensa, sin saber que el propio Billy es fan y promotor de lucha libre, fundador de Resistance Pro y director creativo y de desarrollo de talento en Total Nonstop Action Wrestling y actual dueño de la National Wrestling Aliance. Es por esto que la mismísima Parka salió a defenderlo aquella noche ante la sorpresa, abucheos y extrañeza del público presente.
Billy y su necesidad de seguir creando música, Oceanía como regreso al panorama y a nuestro país, la Arena Ciudad de México como testigo de una presentación donde los nuevos fans descubrieron su accionar en vivo, y los viejos fans se quedaron esperando por temas de sus mejores tiempos. Billy quien me firmó una copia de su reciente disco, obsequiado a mi por el compañero y amigo redactor que me introdujo a escribir para Indie Rocks, pero que en testimonio de un amigo que estuvo presente en su meet and greet, no tiene contacto físico con sus fans: “I don’t shake hands”.
Billy el que intentó traer de regreso a su alineación original, pero que ante una desproporción contractual, fue rechazado por D’Arcy. Las nuevas formas de consumo y una nueva generación que descubrió a Smashing Pumpkins quizá por los textos de su mitología, sus videos en YouTube, su incursión en el universo de la cinematografía de superhéroes con el tema “The End is the Beginning is the End” como soundtrack de la infame Batman & Robin, o por su necesidad de seguir produciendo música.
Billy quien ha tirado la primera bola en juegos de los Cubs de Chicago y ha interpretado el tema “Take me out to the Ballgame”, el padre y esposo, el hombre maduro que aparenta una vida normal, pero que sigue aferrado a los estudios de grabación y los escenarios. Billy quien con su extraño disco CYR decide volver a México al Teatro Metropólitan y vaya sorpresa creo yo hasta para la banda ante la demanda de boletos. 4 noches nos esperan para que Billy, James y Jimmy de cierta forma salden una deuda pendiente con los fans mexicanos que los han seguido desde el comienzo, y que muchos años después no tuvieron problema en utilizar su tarjeta de crédito para obtener los mejores boletos en preventa. Bendita y maldita adultez, ríe ahora, llora después.
Billy el obsesivo compulsivo, cuya ansiedad hizo que se retratara como rata en una jaula, un “Zero” a la izquierda que después encontró centrarse, pero también el número uno al frente de la banda que no ha dejado morir hasta la fecha. Y aunque en esencia Smashing Pumpkins ha mutado de formas extrañas y permanecido más que muchas bandas que se quedaron en el camino, ha sido gracias a la constante creativa de aquel personaje que describe a sí mismo en el coro de “Disarm”: “I used to be a little boy, so old in my shoes”.