Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
El músico que hoy cumple 72 años es conocido como uno de los guitarristas más influyentes en la historia de la música. Tanto, que durante una buena parte de sus 54 años de carrera fue nombrado bajo el apodo de "Dios". Aunque las nuevas generaciones lo siguen llamando así, actualmente muchos desconocen el origen del mote.
Desde los 18 años, Eric Clapton formó parte de una exitosa banda: The Yardbirds. Fue una de las bandas menos conocidas de la primera invasión británica, pero tuvo entre sus integrantes a talentosos músicos, entre ellos a Jimmy Page. Siendo Clapton un fan del blues, no pudo soportar el camino que tomó la agrupación tras el éxito comercial, por lo que decidió salirse en el 68. Sería reemplazado por Jeff Beck.
Tras la separación, Clapton se unió a The Bluesbreakers, la banda de John Mayall. El proyecto fue uno de los más destacadas de Londres y su nuevo integrante se puso a la altura de los grandes en Estados Unidos, Muddy Waters y Roy Buchanan, incluidos. Es por esto que el músico de Ripley se ganó el reconocimiento de la crítica, de los conocedores del género y del público en general.
Sus espectaculares presentaciones en los clubes de la capital inglesa provocaron que en la estación del metro de Islington apareciera un enorme graffitti con la frase: “Clapton Is God”. Con las semanas, muchos siguieron el ejemplo y esta leyenda terminó apareciendo en todo Londres.
Esto fue lo que Eric Clapton escribió en una de sus memorias: “En realidad, no quería ese tipo de notoriedad. Sabía que me traería problemas. Pero, por otra parte, me encantaba la idea de que lo que había estado haciendo durante todos estos años por fin recibiera reconocimiento. A través de mí la gente accedía a esta música y yo me llevaba todo el mérito, como si hubiera inventado el blues. (…) Me habían echado de The Yardbirds, y habían puesto en mi lugar a Jeff Beck. De inmediato tuvieron una serie de éxitos, y eso me molestó bastante, así que cualquier elogio que viniera sin tener que venderme o anunciarme en televisión era bienvenido. Estaba agradecido porque eso me daba prestigio, y lo mejor de todo era que se trataba de una reputación que nadie podía manipular”.