Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Hacer una mudanza no solo es pesado física y mentalmente. Hacer un balance entre lo que vas a rescatar, guardarlo y empacarlo es desgastante. De la frente escurren gotas de sudor que se mezclan con el polvo de las manos. Quizás lo único agradable de ese ejercicio es reencontrarte con objetos que yacían en el olvido. Así fue como de entre tantas cajas de cartón encontré una pequeña caja de madera, cuadrada y que se abría quitando una tapa. Adentro estaba una copia de You See Colors, el segundo álbum de Delays. Sentí ese chispazo. Ese “¿te acuerdas de cuando..?”. Un arcoíris de recuerdos que trae consigo una avalancha de nostalgia. Por eso la muerte del vocalista de la banda, Greg Gilbert, me ha dejado con un nudo en la garganta que se ha extendido al estómago. ¿En qué momento?
Si escribo que soy un seguidor acérrimo de la banda inglesa mentiría. Pero si digo que su música me abrazó, como estoy seguro que cobijó a muchas personas, solo estaría dando hechos. La realidad es más compleja. Delays pertenece al grupo de bandas independientes que brotaron en demasía en la primera década de los 2000 de cualquier parte del mundo. Casi todos los países tenían sus grupos de rock y pop independiente y casi todos prometían ser la nueva banda a seguir. Y casi todos queríamos ser fieles seguidores de las bandas desde su primer canción para ser parte del movimiento. Unos fueron descubiertos por las disqueras de culto, otros fueron ubicados a través de Myspace y otros tantos por periodistas sedientos de nueva música.
Me encanta recordar esa época porque trae consigo una polvareda de anécdotas siempre con música siendo el piso sobre el que sucedían. Como les decía, no soy un gran seguidor de Delays, pero ese segundo álbum, You See Colors, de un total de cuatro que publicaron como banda, es muy significativo. Dentro de la caja de madera junto con el disco estaban un montón de cartas y detalles que suelen hacerse los enamorados. El álbum que abre con “You and Me” es una explosión de colores y arreglos y sintetizadores y cualquier cantidad de sonidos que junto con el característico falsetto de Greg Gilbert hacían que te sintieras en un parque de diversiones con botargas y caramelos. Perdonen la cursilería, pero parecía que te cantaba un ángel. Hay álbumes que trascienden la relevancia musical y social para inyectarse en un apego personal.
Greg Gilbert fue víctima de cáncer, ese mal que de poco a poco hemos logrado contener como sociedad, pero que en el camino se ha llevado a tantos. Diagnosticado desde 2016, peleó con su música, sus dibujos y su poesía que difundía en su cuenta de Instagram. Ahí dejó testimonios sobre las duras batallas que enfrentaba. Su hermano Aaron, compañero de banda, fue quien dio la terrible noticia en una carta que da cuenta del amor que le tiene. Si hay algo que caracteriza la música de Delays es el amor de una forma tan particular y tan hermosa que conmueve hasta las células. Esas mismas células que le fallaron a su vocalista. El 8 de agosto narraba que había dejado el tratamiento y que únicamente estaba siendo tratado para aliviar el dolor. Regresó a su casa para estar con sus hijas. “Todavía creo en la magia, en el poder de los buenos gestos y las risas”, escribió.
El amor en Delays está en sus letras y en su música, en su voz, en sus guitarras, en los complejos motivos que guarda cada canción. “No le digas a nadie, este es nuestro momento, y podemos estar tranquilos esta noche; no, no tengo ganas de pelear”, canta Greg en “You & Me”. Ya no tendrá que seguir peleando. Aaron escribe en su carta de despedida: estaré cantando con él en cada guiño, en cada brecha y en cada lágrima, me encantaría que hicieran lo mismo, porque su vida fue un coro y la vida de la música es infinita…"somos temporales, hagamos nuestra temporalidad infinita”.
Estoy seguro que adonde va iluminará el camino con muchos colores. A mí, por lo menos, me coloreó. Hasta siempre, Greg Gilbert.