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Descansa en paz, Charlie Watts

Descansa en paz, Charlie Watts

25/Ago/2021

Pinta el cielo de negro, Charlie.

“No puedo creer que los Rolling Stones den un concierto de más de 2 horas, yo me cansé nada más de caminar del metro para el foro”, mencionó mi señor padre al respecto del accionar en escena de sus Satánicas Majestades en su última visita al Foro Sol en el año 2016. Dos días antes tuve a bien presenciar el show pero en aquella ocasión trabajando, y el mejor recuerdo afirmando el dicho de mi padre, es que tuve la oportunidad de ver a la banda bajar del escenario después del recital para subir a las camionetas que los llevarían a su hotel. Pocas veces he visto tanta frescura, tanta energía, tanta vida en personas de más de 70 años, me cae que sí tienen pacto con el diablo. 

Pero como he referido en anteriores ocasiones, somos la generación destinada a ver a nuestros héroes morir, aquellos que por herencia o adquiridos personalmente nos complementan y nos alimentamos de sus mitos y leyendas, nuestros íconos musicales tendrán que irse algún día, a veces inesperadamente, o en el caso de Charlie Watts, como es la lógica del paso del tiempo, el peso de la edad, el daño de la enfermedad persistente, el inevitable destino. Y por esa razón llevé a mi papá a ver a los Stones, porque en el fondo sabes que puede ser la última vez, y es maravilloso tener el recuerdo tangible de haberlos visto radiantes en escena a la par de todas esas grabaciones que seguirán sonando. 

Hoy se ha ido Charlie, el irremplazable baterista, el jazzero impredecible, la figura que aunque al fondo y discreto, casi escondido como suelen verse los comandantes del ritmo, con los clicks de sus baquetas o el golpeteo a sus tambores daba inicio a la debacle, al desfogue, a la nostalgia. Siempre parco y sobrio, redoblando sutil y reafirmando furioso su accionar, el complemento perfecto para la evolución del blues, el rock n’ roll que ahora es escuela, y las canciones que retumban de la cinta al vinil, del mp3 al servicio de streaming

Influencia innegable de enormes bateristas como Jimmy Chamberlin, quien en un bootleg de Smashing Pumpkins comenzó a marcar el ritmo de “Emotional Rescue” en una suerte de cover fallido. Watts a su vez influenciado por el jazz, hizo de su estilo característico una gran guía para su banda de toda la vida, incluso siendo antepuesto por los frontmans como el verdadero líder. “Yo no soy tu baterista, tú eres mi maldito vocalista”, cuenta la leyenda que esta frase precedió a un golpe en el rostro de Mick Jagger ante una rabieta del cantante por su ausencia en una reunión.   

A Charlie le debemos que “Little Red Rooster” fuera lanzada como sencillo ante la negativa de Andrew Loog Oldham, productor de la banda de 1963 a 1967, cuya oposición radicaba en el hecho de que el tema ya había sido grabado por Howlin' Wolf. Dicho tema en su momento llegó al número uno de los charts del Reino Unido. “Charlie es el motor, no seríamos nada sin el motor”, mencionó Ron Wood en el documental Tip of The Tongue. Ejemplos de este accionar tales como “19th Nervous Breakdown” y su compleja rítmica, el inefable paso de “Honky Tonk Women”, la sutileza de “Stray Cat Blues”, la intempestiva “Gimme Shelter”, la adecuación a la tónica del estilo reggae adaptado por Keith Richards en la guitarra de “Start Me Up”, la dantesca introducción de “Symphathy for the Devil”. “Charlie probablemente tiene el set de batería más pequeño del rock and roll”, mencionó Bill Wyman en una entrevista de radio, siempre creando obras magistrales con los recursos básicos de un instrumento que a veces parece enorme. 

Día de duelo y nostalgia, Sir Paul McCartney y su serio semblante ofreciendo sus condolencias, Lars Ulrich agradeciéndole por literalmente inspirar a cada baterista de rock de este planeta, varios músicos compartiendo sus fotografías junto al ícono, poco a poco emergerán más mensajes, playlists, TikToks, todo sea por rendirle honores al genio, a la persona, a la leyenda que tal vez al redoble de sus baquetas está llegando al cielo diciéndole a un ángel: “Hey, you, get off of my cloud”, para después proceder a sentarse en su trono, su paraíso personal, frente a los tambores recreando los ritmos que quedarán en nuestro recuerdo, limpiando su cuerpo de las drogas que nunca dejó que lo dominaran, y del cáncer que lo aquejaba hasta sus últimos días.

Ha rodado la primera piedra al infinito, y duele, y merece reconocimiento y mención, “I sit and watch, as tears go by”, como los cuerpos se extinguen y se convierten en memorias, cenizas y mixtapes, anécdotas y de fondo las sinfonías de Igor Stravinsky que tanto le gustaban, los sonidos de Charlie Parker que tanto le inspiraban, y la voz y presencia de Frank Sinatra que le dará la bienvenida a la trascendencia. Goodbye in a ruby tuesday, still we gonna miss you, pinta el cielo de negro Charlie