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“Look into my eyes you’ll see who I am, my name is Lucifer please take my hand…” Black Sabbath -'N.I.B'
Agosto de 1940, como aves de mal agüero, aviones bombarderos nazis surcaron los cielos de Birmingham dejando caer su carga destructiva sobre las estructuras que había forjado la revolución industrial. Entre los escombros de los lugares no reconstruidos jugarían más tarde aquellos niños destinados a tomar el camino de sus padres: trabajar largas y peligrosas jornadas en las fábricas para subsistir manipulando máquinas que te pueden cortar los dedos, como de hecho le sucedió a Tony Iommi, el mismo que con boquillas de recipientes de plástico se hizo unas prótesis caseras para seguir tocando la guitarra, el instrumento de su maldad.
Ozzy Osbourne no tenía más de un par de zapatos, pero sí un PA con el cual amplificaba su voz, complemento perfecto para publicar un anuncio: “looking for a gig”, y así comenzó su andar en la música para olvidar las carencias y renunciar a ser mano de obra barata. Bill Ward y Geezer Butler completaron la sección rítmica, y los 4 jinetes del apocalipsis comenzaron a tocar blues en los mismos pubs donde los cansados obreros ahogaban sus penas.
De los covers a la creación propia fueron surgiendo las notas, los cambios de nombre terminaron en Black Sabbath, la insignia maldita que los llevaría al estudio y a crear en 12 horas su primer material discográfico, el cual cambiaría el panorama de la música, porque la década de acuario había muerto y las flores que eran ofrendadas por los hippies en son de paz pronto cubrirían las tumbas de Jimi Hendrix y Janis Joplin.
El sonido de una campana entre una tormenta daría paso al estruendo, al tritono de aquella Gibson SG que comenzaría con la era oscura, el intervalo del diablo, el primer esbozo siniestro y la voz agonizante que implora misericordia, lo que surge de respirar las cenizas que dejó una guerra mundial.
La influencia de Black Sabbath comenzaría a envenenar las mentes de aquellos que descubrían aquel vinil y vislumbraban una cruz invertida, desde Black Flag hasta White Zombie; en Ciudad Neza con Transmetal, hasta Afganistan con District Unknown, el Bay Area Thrash Metal y todos sus exponentes como acólitos, The New Wave of British Heavy Metal como sus hijos bastardos, bandas con voces femeninas como Windhand y Witch Mountain que en la actualidad mantienen vivo el caldero, todos ellos y muchos más que fueron seducidos por el embrujo de las obras subsecuentes de esta banda inmortal.
Aquel 1970, la persecución de grupos religiosos, el creciente culto entre los fans y la grabación del disco Paranoid seguirían alimentando la leyenda siniestra que permanece hasta nuestros días, aquella que comenzó un viernes 13 de febrero, hace ya 45 años, el día que se escuchó por primera vez a lucifer.