Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
El rebelde de Reino Unido se ha quedado como una mancha casi imperceptible en la historia de la música, recordado por muchos y cada vez menos por el éxito "Dancing With Myself" y, en ocasiones, por "White Wedding". Pero aunque el británico ahora solo evoca como una figura caricaturesca, para algunos siempre será ese meteorito que colisionó entre distintos mundos, el eslabón perdido entre el punk, el new wave y el glam.
La carrera de Billy Idol inició con la banda Generation X, aunque previamente estuvo en Chelsea. Este grupo conformado por chicos de veintiún años se adentró a una escena sumamente violenta y rápidamente se convirtieron en el objetivo principal de ataques, pues fueron la primera banda de este género en aparecer en el programa Top Of The Pops y la radio BBC. A pesar de nadar río arriba nadie los podía detener, ni los mismos Sex Pistols, Idol se abría paso con esa actitud de Elvis Presley y una furia que explotaba ante la menor provocación.
Cuando el punk se fue disolviendo y Generation X se separó, Billy Idol aún tenía mucho que dar. Con su cabello platinado y peinado en punta, el músico conquistó MTV a principios de los ochenta, justo después de emigrar a la ciudad de New York. El disco Rebel Yell lo convirtió automáticamente en una estrella dentro de la industria norteamericana, se volvió uno de los líderes de la segunda invasión británica y había adquirido el título de "el chico malo del rock". Era respetado y admirado por todos, las adolescentes tenían sus posters y se ganaba a la críticos más duros.
Se ha hablado de los rockstars y sus excesos durante la época de los ochenta, personas como Steven Tyler, Nikki Sixx y Duff McKagan cuentan sus historias con las drogas, pero nada se comparaba a la vida de Billy Idol. Benzedrina, esteroides y cocaína eran parte de su dieta diaria y lo siguen siendo. Esto no es algo que debamos celebrar, pero el músico se distingue por su filosofía de vivir en los excesos, ya que considera que el auto descubrimiento viene a través de la autodestrucción.
Si ya no queda mucho de Billy Idol es por culpa nuestra, porque lo hemos olvidado y porque tenemos esta falsa idea de lo absurdo. Tal vez perteneció a una etapa muy complicada para la música, un trayecto del camino del que nos quisiéramos olvidar, pero no por eso debemos dejar a todos los hombres y mujeres detrás, retorciéndose en sus años de gloria.