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The shade is a tool, a device, a savior
See, I try and look up to the sky
But my eyes burn.
"My Own Summer (Shove It)", Deftones.
“Hey yoy big star, tell me when it’s over”, el inicio de la primera canción del segundo disco de Deftones dictó su destino inmediato un 28 de octubre hace 20 años: la creatividad para ellos aún no había llegado a su fin y con “My Own Summer (Shove It)” y su riff inmisericorde le demostraban al mundo que estaban más furiosos que nunca.
Hits a un bong, algunos tragos, hacer canciones en el mismo estudio, improvisar y grabar por segunda vez bajo el mando de Terry Date, a quien originalmente la banda adoptó como mentor en las consolas gracias a su trabajo con Pantera. “Queríamos sonar así de poderosos pero con cierto dejo de delicadeza”, refirió Chino Moreno al respecto de la búsqueda de la fórmula que daría a la banda originaria de Sacramento un boleto de regreso a Seattle para trabajar en lo que sería el disco sucesor de Adrenaline.
“Lhabia” y las violetas metáforas a musas etílicas, “Mascara” y su oscura intención de tranquilidad que desata la tormenta, los primeros experimentos ambientales de la banda que con Frank Delgado encontraría un sonido más depurado pero sin dejar a un lado el poder. “El metal es metal”, refiere Stephen Carpenter al respecto de la obra del quinteto y su afán por desaparecer de aquella etiqueta del nu metal que hace dos décadas colocaba en altares a bandas que fueron desvaneciéndose en el olvido. Pero no Deftones que con Around the Fur, la experimentación y la integración de sus influencias, desde Duran Duran pasando por The Smiths y hasta Sade, logró convencer a sus fans que no todo sería la furia eterna, que también en la melancolía podía radicar la gloria permanente.
“Be Quiet And Drive (Far Away)” para dejar de manifiesto que en los besos también saben a sangre, que los caminos son extensos y transitables y que el viaje apenas comenzaba, lejos, demasiado lejos a partir de aquel momento. “Headup” marcaría el momento más emotivo del disco, un riff tan sencillo que al aumentar su compresión se convierte en un látigo en la espalda, la voz de Max Cavalera dictando a coro una palabra que daría origen a su proyecto Soulfly, un tema en honor a la memoria de Dana “D-Low” Wells de quien podemos observar una fotografía en el booklet del disco compacto en cuya portada denota la imagen de una chica que fue tomada por Rick Kosick en una fiesta cualquiera.
Con el paso del tiempo Chino Moreno diría que la portada no le gusta porque no tiene sentido, pero la historia dicta que es una imagen que reflejaba el entorno de Deftones en aquellos tiempos: unos cuantos tragos con amigos, sendas cantidades de marihuana y tocar y crear hasta el cansancio para repetir el ciclo, destrozar los escenarios de los pequeños clubes con shows extremadamente rabiosos y luego enfrentar a las multitudes cada vez más grandes. Como dato curioso, al dejar correr el track “MX”, después de un largo silencio podemos escuchar “Damone”, una joya oculta dentro de la obra de esta colosal banda.