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Si existe alguna canción de Oasis que describa a la perfección su exitosa carrera, sería, sin duda, “Supersonic”. Además de ser el título de su primer sencillo, constituyó el primer escalón hacia un colosal -aunque un tanto efímero- estrellato.
De ello da cuenta el documental homónimo dirigido por Mat Whitecross (The Road to Guantanamo; The Shock Doctrine; Sex & Drugs & Rock & Roll). En la producción se involucraron tanto los propios hermanos Liam y Noel Gallagher, como el cineasta londinense Asif Kapadia -responsable de Amy, un trabajo sobre la malograda cantante y compositora británica Amy Winehouse-. El resultado de esta combinación fructificó en una obra que revisa a fondo la historia detrás del meteórico ascenso y caída de uno de los máximos exponentes del Britpop.
Partiendo de una recopilación de testimonios -siendo los de los Gallagher los predominantes-, el filme detalla cómo fue el vertiginoso trayecto de la banda hacia la cima. Pasaron rápidamente de tocar en pequeños clubes, a realizar giras internacionales y conciertos masivos alrededor del mundo. La cantidad de seguidores por todo el orbe se contaba por centenares de miles.
Oasis: Supersonic establece que ese acelerado éxito se generó gracias a la combinación de una serie de factores en un momento, lugar y tiempo idóneos. Su principal motor fue el genuino talento de los hermanos Gallagher para componer aunado a su carismática presencia en el escenario, respaldados por un sonido rock directo y rudo, pero de base melódica clásica con el cual conquistaron a una audiencia cansada de la música techno noventera y los raves. Vieron en Oasis (y en otras agrupaciones surgidas a mediados de los noventa) un digno representante para darle voz -y un soundtrack- a su generación.
Adicionalmente, la imagen particular irradiada por Liam y Noel dentro y fuera del escenario -una mezcla de frescura, diversión, desenfado y una seductora arrogancia- fue una de las bases de su apabullante éxito. A la larga, como la película enfatiza, sería también el lastre que haría precipitarse a la banda y mermaría la relación entre los dos hermanos. Aumentarían las fricciones existentes entre ellos desde su temprana infancia; las diferencias se acentuarían con las extenuantes giras, su persistente consumo de drogas, los problemas de garganta de Liam, las diferencias con los otros músicos quienes terminarían por abandonar el grupo -no siempre en buenos términos-, y una serie de problemas y escándalos difundidos por la prensa -sacando a la luz un sórdido pasado de violencia intrafamiliar-. Estas acciones, en conjunto, terminarían sustituyendo esa imagen fresca y divertida por la de un par de músicos pendencieros que se la pasaban peleando (verbal y físicamente) entre sí.
El documental -y los propios Gallagher- dejan claro que Oasis fue víctima de su propia y espontánea fama que les deslumbró y extasió. Les hizo perder el piso al dejarse envolver en todos los excesos propios del rockstar. Alimentó sus envidias y egos, con la cual fueron incapaces de lidiar. Para colmo, el mainstream empezó a tomar decisiones sobre el rumbo del conjunto y con ello se añadiría una raya más a ese glamoroso tigre que terminó por devorarles. El peso de dicha fama terminaría por resquebrajar y, finalmente, colapsar la relación entre los hermanos (musical y personalmente), marcando con ello el final de Oasis, y el inicio del fin de un período significativo en la historia del rock británico.