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En algún momento el rock era mucho más que diversión y un simple sonido de fondo. Desde Chuck Berry y su canto en contra de Beethoven, los movimientos sexuales de Elvis Presley y los peinados de The Beatles, todos lograron causar la incomodidad de los adultos. Pero fue hasta que unos adolescentes con los que los jóvenes de la época se sentían identificados crearon un himno de rebeldía que se marcó un precedente. Es una canción de poco más de tres minutos que resume el choque de pensamientos a los que todas las generaciones se enfrentan. Su autor es The Who y más de medio siglo después permanece vigente.
Eran apenas los primeros días posteriores al término de la Segunda Guerra Mundial cuando en Inglaterra nacieron cuatro personas que algunos años después serían los embajadores de la juventud rebelde. Los primeros baby boomers que pudieron conocer un planeta en apariencia sin conflictos pero que tuvieron que reconstruir lo que sus predecesores provocaron.
Roger Daltrey (voz), Pete Townshend (guitarra), John Entwistle (bajo) y Keith Moon (batería) se conocieron en Londres pero fue hasta 1964 cuando tomaron una decisión que cambiaría la vida de cada uno para siempre. Fue en ese momento cuando optaron por crear una banda que en un inicio se limitó a ejecutar covers de temas de R&B de la época. No había grandes pretensiones pero sí un fuerte compromiso.
Los ensayos constantes permitieron que cada integrante lograra un dominio de su instrumento que al poco tiempo rindió los primeros frutos. The Who con su formación original fue el antecedente a los Bulls de Chicago en el basquetbol de los 90. Aunque podía existir un protagonista, en realidad era la suma de talentos lo que generaba los resultados sobresalientes. No había elementos débiles ni minoritarios sino que cada uno era el mejor en su posición.
Por una parte, en su libro de memorias Who I Am (HarperCollins, 2012), Townshend menciona que una de sus máximas influencias es Link Wray. Escuchar “Rumble” en la radio a finales de los cincuenta fue definitivo para que eligiera la guitarra y se enfocara en hacerla sonar lo más fuerte y sucia posible. Inclusive en algún momento la agrupación fue catalogada como la más ruidosa del mundo. En tanto que Moon tomó una fuerte inspiración de las big bands y en especial de Gene Kupra, uno de los máximos virtuosos de la batería antes de la aparición del rock. Su manera salvaje de dominar los ritmos ha permanecido por décadas e inclusive traspasó la música al servir de inspiración para la creación del personaje Animal de The Muppets.
El calendario marca el 3 de diciembre de 1965 como la fecha en que se publicó el primer LP del cuarteto inglés. Se trata de un día especial porque marcaría el inicio profesional de una productiva trayectoria que hasta el momento permanece vigente. De hecho, ha logrado superar con dignidad la mitad de sus integrantes.
En sus primeros años The Who se dio a conocer por ser uno de los principales representantes del mod, movimiento de gran apogeo en Inglaterra que a diferencia del rock & roll, se caracteriza por la elegante forma de vestir. La portada del álbum es la muestra más clara de cómo era la moda en los jóvenes de los 60.
Aunque el material contiene un sonido asociado a la ola inglesa que recién se había adueñado del mundo con The Beatles, The Rolling Stones y The Kinks a la cabeza, hay una canción en particular que destaca y fue lanzada como primer sencillo. Titulada igual que el material, “My Generation” ya es considerada como una de las mejores composiciones de la historia. La letra es obra de Pete y muestra su inconformidad ante los adultos que siempre creen tener la razón. Además también se distingue por un impoluto solo de bajo de Entwistle. A la fecha permanece como una de las piezas que más veces ha sido replicada y los covers incluyen desde Green Day hasta Oasis.
Aunque dentro del disco prevalecen los temas propios también hay lugar para las interpretaciones que el combo inglés hace de otros artistas. Dentro de la selección se encuentran “I Don't Mind” y “Please, Please, Please" de James Brown, además de "I'm a Man" de Bo Diddley como una muestra de la importancia de los afroamericanos en el desarrollo del rock & roll.
La grabación del LP no fue sencilla y en su autobiografía Thanks a Lot, Mr. Kibblewhite: My Story (Blink Publishing, 2018), Daltrey afirma que por lo menos hubo un par de separaciones durante las semanas que se recluyeron en el estudio de grabación. Aunque la relación entre todos siempre era más fuerte y al siguiente día había una reconciliación.
Algunos años después llegarían los excesos, los álbumes conceptuales, las películas, las guitarras aventadas contra los amplificadores y la experimentación con los sintetizadores. Pero el inicio de todo está contenido en los 35 minutos del primer álbum del cuarteto británico que ha sido el emblema de más de una generación inconforme con lo que sucede a su alrededor. Pasan los años pero los reclamos siguen siendo los mismos.