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A 50 años del ‘Pearl’ de Janis Joplin

A 50 años del ‘Pearl’ de Janis Joplin

Janis Joplin, la mujer de los gritos inquebrantables y los excesos imparables.

La música no se canta sino que se siente. Se puede tener una educada voz pero también es necesario transmitir emociones al momento de interpretar las melodías. Aunque si se juntan ambas características el resultado suele enamorar al instante. A lo largo de la historia de la música son pocas las personas que lo han conseguido pero dentro del selecto grupo existe una mujer que destaca por su explosiva y al mismo tiempo efímera existencia.

Al igual que una estrella, Janis Joplin ardió antes de impactarse. Mantuvo un estilo de vida al límite hasta antes de ingresar al club de los 27. Su último regalo al mundo fue un álbum que desde el nombre ya revelaba la sorpresa de su interior. Una joya impoluta con diez temas que retumban hasta lo más profundo gracias al poder del elemento más básico y primitivo: la voz humana.

Pero antes, no se puede ignorar que los primeros años de la Bruja Cósmica no fueron nada sencillos. De manera constante sufrió de burlas y criticas por parte de sus compañeros. No ser demasiado agraciada físicamente ni cumplir con los parámetros de lo que se supone debe ser una mujer fueron los fantasmas que la acompañaron hasta que aprendió a vivir con ellos. Inclusive alguna vez en la universidad fue catalogada como “el hombre más feo de la escuela”. El bullying ha estado presente desde tiempos ancestrales.

Fue en la música donde encontró una salvación y en especial con el blues logró identificarse. Los lamentos de las canciones de los esclavos se convirtieron en la banda sonora de sus días y noches. Aunque también marcó el ingreso a las adicciones que al final la llevarían en un viaje sin retorno al cementerio.

Un disco como testamento musical

Grabado durante sus últimos meses de vida y publicado cuando ya se encontraba tres metros bajo tierra, Pearl representa una de las ultimas obras de la generación hippie. Lanzado el 11 de enero de 1971, abre con la potente “Move Over” y un ritmo simple de batería que a los pocos segundos es complementado con su aguardientosa voz hasta llegar al clímax con el resto de instrumentos. Es apenas el comienzo y ya se lanza directo y sin miramientos contra los hombres.

En ese sentido, más allá del inconfundible tono de su voz que a la fecha nadie ha logrado igualar, su actitud ha servido de inspiración para mujeres de todas las generaciones. Desde PJ Harvey y Tori Amos hasta Cat Power y Fiona Apple.

Por su parte, aunque Joplin sí compuso algunos temas, otra de sus virtudes fue su poder de interpretación. Siempre supo que no era simplemente cantar lo que otros escribieron sino adentrarse en un personaje para transformarse en otra persona. Una muestra clara es “Cry Baby”, pieza de soul a cargo de Garnet Mimms & The Enchanters pero que ella se la apropió en el mejor sentido del término. Su versión es como el canto de una sirena que primero hipnotiza y de forma lenta va in crescendo hasta llegar a la cúspide y atacar sin control. Además deja en claro que su voz podía competir sin problema con la de Ella Fitzgerald y Aretha Franklin.

En ese mismo tenor, en “Me And Bobby McGee” se adueña de la composición de Kris Kristofferson de la misma forma en que décadas después lo haría Johnny Cash con “Hurt” de Nine Inch Nails. Hoy son más reconocidos los covers que las versiones originales y en gran parte se debe al sentimiento imprimido por los respectivos intérpretes.

A pesar del medio siglo de distancia, el trabajo de Janis se mantiene vigente y sin daños. Su música ha traspasado la barrera del tiempo y hoy suena con la misma vitalidad que cuando fue grabado. El gran logro fue jamás depender de sonidos plastificados sino anteponer la honestidad y actitud. Fue así que se consiguió una obra sin fecha de caducidad y a prueba del envejecimiento.