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A partir de 1965 y por los próximos seis años, la estabilidad de una de las agrupaciones más representativas del rock cayó en decadencia progresivamente a consecuencia de escándalos mediáticos, enfrentamientos legales y el costo anímico de las adicciones.
James Douglas Morrison poseía un peculiar y caudaloso historial que puso en riesgo a su banda a lo largo de cinco años, tanto en el aspecto creativo, como en el contractual. Durante sus últimos años, su relación con la agrupación se vio perjudicada, mientras el ambiente dentro y fuera se tornó tenso debido a su irresponsabilidad, los altercados con la autoridad y su escandalosa vida pública.
En este contexto y tras editar su quinto álbum de estudio Morrison Hotel (1970), Ray Manzarek (tecladista), Robby Krieger (guitarrista), y John Densmore (baterista) decidieron grabar el último disco en vida de Jim Morrison, L.A. Woman: El retorno a sus raíces musicales.
Para noviembre de 1970, The Doors encauzó un viaje al estudio de grabación para iniciar con su sexta producción discográfica. Para ello, recurrieron a su productor de cabecera Paul A. Rothchild, quien hasta ese momento había editado toda su discografía desde su debut, y quien a raíz de algunas diferencias creativas, finalmente se negó a trabajar con ellos tras escuchar la producción y estar presente en algunos ensayos.
El también conocido como “The Fifth Door” (La quinta puerta), reunió a los integrantes en restaurante de comida china después de repasar algunos fragmentos de “Riders on the Storm” (la cual describió como “música de cóctel”), y algo de “Love Her Madly” (canción que lo motivó a abandonar la sala el mismo día que la escuchó), para de esta manera sentenciar: “...Mira, creo que apesta. No creo que el mundo quiera escucharlo. Es la primera vez que me aburro en un estudio de grabación en mi vida. Quiero ir a dormir.” declaración incluida en la biografía de Morrison, No One Here Gets Out Alive.
El material era malo, la actitud era mala, la actuación era mala, (...) Después de tres días de escuchar, dije en el talk-back , '¡Esto es todo!' y cancele la sesión", añadió el productor.
Según otro testimonio perteneciente al documental The Doors: Mr. Mojo Risin': The Story of L.A. Woman, el tecladista y fundador, Ray Manzarek, admitió que la banda no se encontraba en su mejor momento (por lo que sus ensayos eran catastróficos), y fue así que Rothchild sentenció sin tapujos: “Este álbum va a ser un desastre”.
El cuarteto californiano no pretendía parar, y para esto tomaron las riendas de la producción junto a su ingeniero de sonido Bruce Botnick, quien había trabajado con ellos previamente. Fue así como libraron el estricto y perfeccionista oído de Rothchild, para crear uno de los disco más desentendidos, relajados, y juguetones de The Doors.
A razón de su comodidad, el conjunto prefirió abandonar los grandes estudios y acondicionar su viejo taller de ensayos en una cómoda sala de grabación, lugar que aún se encuentra ubicado en el #8512 de Santa Mónica Boulevard, esquina con La Ciénega, en Los Ángeles (actualmente instaurado como un bar).
Entre botellas de cerveza vacías, una interminable maraña de cables, instrumentos, equipo de audio, una rocola y una máquina de pinball, iniciaron el proceso creativo. Dentro del espacio, Jim adaptó el sanitario del lugar como una cabina provisional, que curiosamente poseía la acústica adecuada para grabar voces con su clásico Electrovoice 676-G dorado; inclusive tiró la puerta del mismo para poder comunicarse mejor con su compañeros.
Además la banda complementó algunos tracks con la participación especial de algunos músicos como el bajista Jerry Scheff, quien apoyó a Elvis Presley en sus presentaciones en vivo, y suplementó en “L.A. Woman”, al doblar algunos graves para el tema; y el guitarrista Marc Benno, quien colaboró para los temas “Been Down So Long”, “Cars Hiss By My Window” y “Crawling King Snake”.
En su totalidad, con pocas tomas y algunos errores, este último disco fue grabado en tan solo 6 días, entre diciembre de 1970 y enero de 1971, con una semana extra de mezcla. Esto en comparación con los más de seis meses que se utilizaron para editar su álbum The Soft Parade (1969).
La mayoría de las canciones en este compilado son una regresión al blues rock (género referencial para la banda desde sus inicios, pero no tan marcado hasta ese momento), con el peculiar toque de la experimentación y la improvisación que posicionó al rock psicodélico como otro sello particular. Al principio, L.A. Woman parecía no tener un rumbo fijo, pero sí un muy buen intencionado motivo: El goce, la libertad y la cimentación de su esencia.
Las letras de Morrison se convirtieron en un espacio recreacional, memorable, con referencias poéticas surrealistas y anecdóticas. Un ejemplo de ello es “Riders on the Storm”, pieza que posee referencias del escrito Alabanza a una urna del poeta Hart Crane, versos extraídos de un guion escrito por él mismo, inspirados en el asesino Billy Cook (culpable por matar a un familia entera, camino a California en 1950), y un punto de partida en su creación musical con el éxito country de Stan Jones, "(Ghost) Riders in the Sky: A Cowboy Legend", junto a otras líneas inspiradas en su enrevesada relación de años con Pamela Courson.
Inclusive la estética y la imagen del disco contienen características sobresalientes: La portada fue motivo de protesta y venganza, ya que Jim cambió su aspecto para alejarse de la imagen que su disquera quería crear para él y los demás integrantes. A su vez, negó en numerosas ocasiones el aclamado protagonismo, por lo que para la fotografía del álbum apareció con una frondosa barba, y se agachó un poco para hacer sobresalir a sus compañeros.
Para el infortunio de muchos, “Riders on the Storm” es el último registro que se tiene del “Rey Lagarto” en vida, junto a The Doors. Tras la semana de grabaciones, el cantante viajó a París, Francia, junto a su novia Pamela Courson, con motivos de alejarse tras las acusaciones y demandas en su contra por la alteración pública en sus presentaciones, y donde recayó en el alcoholismo.
Sin causas oficiales, el cantante falleció en la bañera de su apartamento en el barrio parisino, Le Marais, el mismo día que el ya mencionado sencillo vio luz como segundo single, el 3 de julio de 1971.
Por motivos de su fallecimiento y ante la respuesta mediática, el disco que sería un desastre ahora es una de las obras más representativas en la historia del rock y el mundo a 50 años de su lanzamiento.