Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
1973, para distintos especialistas de la música en Argentina, se mide por dos grandes álbumes, uno de ellos es el laureado Artaud de Pescado Rabioso (Luis Alberto Spinetta) y el otro, que fue igual de importante en su momento aunque el tiempo no le hizo tanta justicia, fue Confesiones de Invierno, de Sui Generis, representado por Charly García y Nito Mestre.
Es bien curioso pensar que dos jóvenes que bien tendrían que haber estudiado la universidad a esa edad (21 y 20 años respectivamente), estaban liderando una oleada musical que movilizó a miles de argentinos y representó a una juventud esperanzada tras el final de la dictadura civico-militar y el regreso del peronismo, pero con temor y sospecha de que el autoritarismo podía volver en cualquier momento.
El dúo venía de vender miles de copias con Vida, su primer álbum lanzado un año antes, que les consolidó por representar algo más que una banda de rock que reventaba guitarras distorsionadas. Sui Generis representaba una voz sensible, que hablaba de las dudas existenciales que tiene cualquier chico al que una credencial le dice que ya es adulto.
Tras el éxito de Vida y con una serie de presentaciones en vivo, García y Mestre volvieron a los estudios RCA Víctor y Phonalex para grabar Confesiones de Invierno, ahora con todo el apoyo y confianza de Talent Microfón, la gran disquera argentina de esos años; la producción de Jorge Álvarez, el gran productor de esos años; y el apoyo en grabación de Billy Bond, una de las grandes figuras del rock de esos años.
Aunque no hay una fecha en particular de su lanzamiento, es un hecho que Confesiones de Invierno se grabó en junio y julio de ese año, y se estima que entre finales de julio e inicios de agosto el álbum ya circulaba en la Argentina.
Creo que el punto más importante de Confesiones de Invierno, y la razón por la que fue tan relevante en su momento son sus poderosas letras. Es muy interesante que precisamente dos jóvenes le podían tomar pulso a momentos de la vida tan profundos.
El álbum comienza bravo con "Cuando ya me empiece a quedar solo", que es un canto melancólico al paso del tiempo, a la soledad y a todos esos tormentos que trae la soledad, incluidos los recuerdos que flotan como fantasmas.
A lo largo de Confesiones de Invierno, García y Mestre comparten versos que suenan a melancolía, que están perfectamente ejecutados para ponerte nervioso. Es una cucharada agridulce de sensaciones, donde se mezcla el desencanto con la falta de tiempo y de dinero, que sin embargo se siente como un abrazo, como una sonrisa que se le escapa al llanto.
El momento clave del álbum es "Confesiones de Invierno", tema homónimo en el que Charly García se mide en solitario con una guitarra acústica y una voz temerosa, en la que narra lo difícil que es mejorar, de lo mala que es la vida en la carencia y sobre todo del paso de la misma con todos sus matices, vicios, y aquella sensación que duele pero es viva, en la que ya pasó el tiempo y sigues recordando a esa persona que amaste mientras piensas en todas las decisiones que te llevaron al camino en el que estás.
"Confesiones de Invierno" es partícularmente una canción dolorosa, aunque sumamente reconfortante.
Luego sigue "Rasguña las Piedras", tema que ha covereado hasta Camilo, y resulta ser una canción tan dejada llevar por la devoción y el amor.
Sin duda una de las canciones más y mejor producidas del álbum, "Rasguña las Piedras" es uno de los temas más significativos y esperanzadores en la amplia discografía de Charly García.
El álbum se torna oscuro en la segunda mitad, y si bien aparecen temas con armonías juguetonas como "Lunes Otra Vez", la agrupación aborda temas densos y dolorosos en canciones como "Tribulaciones, Lamento y Ocaso de un Tonto Rey Imaginario o No", donde se aborda el asunto de la dictadura, la brutalidad policial de aquella Argentina turbulenta y el miedo de las personas para salir a la calle.
"Alto en la Torre" es el final de aquel disco. Una hermoso poema, que bien podría hablar de alguien que muere o de un par de enamorados que escapan del mundo lleno de caos, y basta con la unión de sus voces y un abrazo eterno para que la vida sea suficiente.
Confesiones de Invierno representa una interesante evolución en la música de Argentina. La agrupación seguía fiel a sus raíces folk, además de que contaba con más elementos de producción, lo que le permitió al proyecto trabajar como banda completa, a diferencia de Vida, álbum en el que García y Mestre se medían en su mayoría con guitarras y pianos.
A lo largo del disco escuchamos blues, incluso destellos de country, que eran un contraste del rock que abundaba en el país, cada vez más tirado a ritmos fluidos y guitarras distorsionadas.
Hay quienes contrastan a Confesiones de Invierno con Pescado 2, de Pescado Rabioso, ambos álbumes igual de importantes, pero mientras el proyecto de Spinetta se volcaba sobre el caos y los gritos, Sui Generis optaba por los matices, la suavidad que tenía la música de aquel entonces, antes de que llegara la era en la que todo se satura.
El segundo álbum de Sui Generis te ayuda a entender por qué en su momento la agrupación rompió récord de audiencias en el estadio Luna Park en 1975. Es una pieza con la que te identificas incluso en estos años, que aborda aquellas etapas de la vida dolorosas y también es un consuelo para los días tristes.
El otro día iba caminando por El Chopo, en la Ciudad de México, y me encontré una copia oríginal valuada en miles de pesos. Se trata de un álbum de culto que contó con el apoyo de otros músicos importantes de la época, destacando a León Gieco y David Lebón. Y ante la poca producción de discos de ese entonces, es normal que su valor sea alto.
Confesiones de Invierno es un disco fundamental para comprender la discografía de Charly García y buena parte de por qué el rock argentino evolucionó como evolucionó. La portada, en la que se ve a Charly y Nito jóvenes, diluidos en colores de fantasía fue diseñada por Juan Gatti, uno de los ilustradores más importantes en Argentina, que trabajó con decenas de bandas, así como en películas de Pedro Almodóvar y otros directores de renombre.
Te invitamos a escuchar Confesiones de Invierno a 50 años de su lanzamiento.