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Despertabas un sábado 20 de agosto de 2016 y el mundo estaba complicado. Arabia Saudita bombardeaba Yemen, los estragos de la guerra entre Estados Unidos y Siria aún dejaban lastimosos rostros de dolor que conmovían a través de las portadas de los diarios, y por si fuera poco, Brasil y Alemania disputaban el oro olímpico de futbol en Río de Janeiro, qué extraño que es estar vivo ¿No?. Mientras, un sector de la población no podía entender la extrañeza del nuevo material audiovisual de Frank Ocean, que llevó como nombre Endless, fue su esperado regreso tras cuatro años y tenía apenas un día de lanzamiento, era algo complejo de digerir. Pero justo esa mañana aparecía inesperadamente Blonde y ya había más música para escuchar.
Despiertas nuevamente en 20 de agosto, ahora es viernes y cinco años más tarde, el mundo parece un caos entre los conflictos de Afghanistan y la tristeza del devastador sismo en Haití. Qué extraño que es estar vivo ¿No?, todo puede cambiar en un momento. La pregunta es la misma que hace cinco años, cuando Frank Ocean sacó a la luz Blonde, un álbum bastante esperado y que a pesar de eso tomó a muchos por sorpresa, ya que además del mundo, la música vivía una etapa de transición interesante, en buena medida comandada por el artista nacido en Nueva Orleans.
Justo en ese año tan impactante para la música que comenzaba con Blackstar de David Bowie, que siguió con un poderoso Adore Life de Savages, tuvo en su desarrollo el emblemático A Moon Shaped Pool de Radiohead, Skeleton Tree de Nick Cave y Life Of Pablo de Kanye West. Pocas cosas parecían llamar la atención entre diversos artistas tan consolidados en sus respectivas escenas, es entonces que adquiere mayor valor Blonde, ya que se coló como una de las piezas musicales más emblemáticas de ese año y también de la década, algo que parece justo para una placa innovadora en muchos sentidos.
Habían pasado cuatro años desde el lanzamiento de Channel ORANGE, el aclamado debut de Frank. El hype era enorme y aunque ya se hablaba de un lanzamiento desde 2015, nada nuevo había aparecido. En una primera instancia se decía que la segunda producción discográfica llevaría como nombre Boys Don't Cry, haciendo alusión al clásico de The Cure, aunque al final se quedó Blonde, estilizado como "Blond" en su portada.
Cabe señalar que el primer nombre si quedó como definitivo en una revista que acompañó al CD en tiendas de Estados Unidos. Y de hecho la portada podía hacer alusión a la manera en qué los hombres pueden esconder el llanto en la ducha, mientras se le ve una bandita en el dedo, resultado de una ruptura propiciada en una pelea contra Chris Brown.
Si miramos este álbum como una pieza innovadora probablemente terminemos decepcionados. Blonde no es precisamente un disco de sorprendentes pistas para incendiar pistas de baile, tampoco es que aparezcan instrumentaciones de otro mundo. No. La obra de Frank Ocean goza de un minimalismo brutal, que en realidad no es atractivo a primera instancia, pero a la segunda, tercera o cuarta vuelta nos damos cuenta de la importancia de la ausencia, y de como una pequeña guitarra, o algunas notas de un sintetizador pueden tener tanta contundencia.
La voz de Frank sostiene todo el álbum. Cuesta trabajo entender la preparación del artista para llegar a esos momentos donde arriesga todo con sus líneas melódicas, y es que llega a los extremos. Hay espacios donde se saturan los falsetes al grado de lastimar la mezcla, en otros instantes el cántico puede ser tan tenue que requiere mayor atención, y ese dinamismo es uno de los primeros reflejos de una obra llena de drama.
Lo más llamativo de Blonde es la ausencia de beats. Frank Ocean aprovechó para salir de su zona de confort, al grado de tener pocas baterías en las diecisiete canciones. Y como se mencionó anteriormente, las melodías espaciadas se encargan de nutrir las armonías, asunto curioso ya que a pesar de siempre tener un mensaje profundo que contar, este álbum se siente atmosférico la mayoría del tiempo. Es importante mencionar también que la estilizada producción sonora deja espacio para ruidos precipitados de violín, catastróficos sonidos ambientales y momentos de tensión creados a raíz de la necesidad de enfatizar en el mensaje.
Pharrell Williams, Tyler, The Creator, Beyoncé, James Blake, Andre 3000, Kanye West, Jamie XX, Jonny Greenwood y más colaboradores no hacen que Blonde sea precisamente un disco que brille por sus featurings o que sea uno de los atractivos principales, todo lo contrario. Si bien la mano de James Blake en producción es sumamente notoria, así como el poderoso rap de Andre 3000 en "Solo (reprise)", hay otras que apenas se perciben, como las voces de Beyoncé.
Y afortunadamente todo el peso recae en la presencia de Frank, quien se reconoce protagónico de una obra sumamente espontanea, que musicalmente te lleva a caminos inesperados. Las múltiples influencias de Ocean se adaptan a su persona, y ahí podemos encontrar la inspiración que el artista tomó de David Bowie, Beach Boys, Brian Eno, entre otros, así como samples y referencias a The Beatles, Stevie Wonder, Elliott Smith, The Mohawks, Todd Rundgren, Gang Of Four y Buddy Ross.
Es necesario entender que Blonde es una obra bastante personal por parte de Frank Ocean, pero eso no significa que deba ser directa en cuestión de letras. Este álbum tiene momentos liricos bastante precisos que nos ayudan a entender la evolución personal del artista y muchas de sus batallas personales. Luego de haber declarado que algunos de los tracks de Orange CHANNEL eran dedicados a un hombre y todo lo referente a su sexualidad, al interprete se le colocó como una persona valiente.
Y es curioso que una de las frases más eclípticas de todo el álbum viene en "White Ferrari" y dice "No soy valiente", de algún modo dando respuesta a una de las muchas suposiciones que la opinión pública pudiera tener de él por ser lo que es. Tal vez ese puede ser nuestro punto de partida para comprender las contradicciones a las que se enfrenta a lo largo de todo el álbum.
La primera vez que te ilusionaron y te rompieron el corazón, aquella vez que supiste lo que era estar drogado, como fue que te gustó esa condición y te drogaste hasta llegar al fastidio, o incluso la ocasión en que entendiste lo que era el sexo casual. Por todos esos temas viaja Frank Ocean para recordar esos buenos días de juventud, que se extrañan y se recuerdan con nostalgia porque quizás perdimos la capacidad de sorprendernos en medio del camino.
"Nunca volveremos a ser niños" es la insignia de "Ivy", el segundo track. A través de esa frase entendemos entonces que el crecimiento se acompaña de las revelaciones que afrontamos día a día. Es ahí que nos damos cuenta que la gente ama de diferentes formas, que hay que compartir nuestra visión del mundo y escuchar la de los demás, y sobre todo ese encuentro con el amor propio y la importancia que puede tener en una etapa de desarrollo importante para aquellos chicos que se van transformando en adultos jóvenes.
Y es que Blonde tiene una narrativa bastante especial, que no es tan inmediata pero que vale la pena descubrir. Quizás los puntos más llamativos son en los que Frank Ocean se muestra vulnerable, donde se critica a sí mismo pero sobre todo se cuestiona, y al hacerlo también cuestiona las costumbres que le rodean. Todas las cosas que se dan por hecho de la comunidad afrodescendiente, la vida tras dar a conocer su sexualidad, la masculinidad frágil (basta recordar que el nombre iba a ser Boys Don't Cry) y la represión de sentimientos que abruman a los hombres son algunos de los parámetros visibles dentro de todo el álbum, y vaya que puede ser conmovedor como escucha, ya que muchas de esas realidades tocan fibras identitarias.
Importante señalar que finalmente el artista hace una interesante crítica al mundo de consumo al que nos enfrentamos, así como a los compromisos de socialización que hemos adquirido tras la consolidación de las redes sociales, esto último a raíz de "Facebook Story", un relato del productor SebastiAn sobre una relación que falló debido a no seguir los estándares de las redes sociales. Ambos temas siguen en la mesa durante 2021, y curiosamente se han vuelto hábitos que parecen imposibles de eliminar.
El lado optimista en Blonde aparece con "Be Yourself", un relato de la madre de Frank Ocean sobre el uso de drogas y la importancia de no pretender ser alguien más, su narrativa conmueve bastante, y de paso saca una sonrisa.
Blonde es una obra definitiva para comprender la música y a la sociedad de occidente de la segunda mitad de los 2010's. Sus aportaciones musicales y liricas son de gran valor, y cinco años más tarde no ha perdido su vigencia. Frank Ocean dio una muestra de que su obra es profunda y busca reinventar muchos parámetros sociales, de ahí la gran revolución que implica este álbum, a donde podemos volver cada que necesitemos desahogarnos, porque finalmente la juventud requiere de eso mientras se da cuenta de la extrañeza que representa el simple hecho de estar vivos. Ojalá que en otros cinco, diez, veinte o cincuenta años las nuevas generaciones se emocionen como lo hicimos nosotros con esa música tan estilizada e historias tan profundas.
Te invitamos a redescubrir Blonde de Frank Ocean a continuación. Necesario señalar que esta obra no sería lo mismo sin el trabajo en voces de Jazmine Sullivan, quien aparece de forma constante a lo largo de todo el álbum.