Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
En la vida la única constante es el cambio y si existe un artista contemporáneo que lo entendió a la perfección fue David Bowie, quien cambiaría su nombre original, David Robert Jones, para evitar ser confundido con Davy Jones de The Monkees. Su aportación es tan grande y abundante que sería injusto encasillarlo en la música.
Decir que el cantante inglés nacido en 1947 veía al mundo desde una perspectiva distinta es una obviedad. Más allá de la pupila dilatada a causa de un puñetazo recibido cuando era adolescente, el cual le provocó que el iris de sus ojos simulara ser de tonalidades distintas, siempre se caracterizó por buscar ir un paso adelante de los demás.
Durante sus primeros años se identificó con el glam rock y transformó su imagen mediante la decoloración de su pelo, el exceso de maquillaje y la creación de personajes hoy emblemáticos como el andrógino Ziggy Stardust. A finales de los 60 e inicios de los 70 alcanzaría la fama y desde entonces fue considerado uno de los músicos más importantes del mundo. Pero lejos de repetir fórmulas o quedarse estancado, optó por cruzar fronteras y explorar nuevos terrenos.
Fue así que el 7 de marzo de 1975 vio la luz su álbum Young Americans, con el cual dio un cambio radical en su sonido. De las extravagancias pasó a un rock más sereno inclinado hacia el soul y el R&B. Con esto, se convirtió en uno de los primeros músicos blancos en adoptar y reconocer de forma tan directa la influencia de los afroamericanos. Para muchos fue un intento por mostrar una personalidad madura y así ganar el respeto de quienes inicialmente lo rechazaron. Aunque eso puede no ser del todo cierto porque si algo caracterizó al cantante británico fue jamás buscar complacer a los demás sino solo a sí mismo.
En su versión original el álbum está conformado por ocho temas que destilan elegancia y muestran a un músico comprometido con su trabajo. Precisamente la abridora es “Young Americans” que es protagonizada por un refinado saxofón que se funde con la peculiar voz de Bowie.
Por otra parte, el material contiene “Fame”, una pieza que se adentra de lleno en el funk gracias a su poderoso bajo que pasa de ser un elemento secundario al principal. El resultado hace recordar de inmediato a James Brown, quien ha sido uno de los músicos que mayor importancia le dio al instrumento de cuatro cuerdas.
A su vez, no todas las composiciones del LP son originales porque existe un cover que muestra el nivel de amistades que tenía David. Se trata de una versión de “Across The Universe” de The Beatles, la cual inclusive cuenta con la colaboración de John Lennon en la guitarra y coros. Lo que se obtuvo es un sonido que el propio Bowie describiría como Plastic Soul.
De igual forma, una de las partes más importantes en gran parte de la discografía del camaleónico cantante fue su productor de cabecera, Tony Visconti. Tal vez es la mejor que mejor lo entendió y por eso lo acompañó durante tantas décadas.
Si existe un punto medio entre la etapa glam de Bowie con la denominada “Trilogía de Berlín” es el álbum Young Americans. Aunque sin importar el estilo o sonido mostrado, la mayor característica del músico de los ojos bicolor siempre fue el negarse a quedarse estancado para colocarse a la vanguardia.