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Amigos perdidos en hoyos negros. Sonoros viajes con futuristas ecos. Melancólicas guitarras de incalificables armonías. Eufonías de históricas sentencias. El Wish You Were Here se asume como una atesorada producción. Precisa del insondable genio de Pink Floyd.
El noveno disco de estudio es colocado en los estantes ingleses un 12 de septiembre de 1975. Es producido por ellos mismos con la sobresaliente ingeniería del sonido en manos de Brian Humphries, quien asegura que sortearon largos días en el estudio, los Abbey Road, solo pensando. Acción que exhibe el intelecto camino del proceso creativo de David Gilmour, Roger Waters, Richard Wright y Nick Mason.
La pista uno del lado A abre con las partes I – V de "Shine On Your Crazy Diamond". La lucidez sonora queda expuesta con estas cinco harmoniosas raciones. La primera es un blues en sol menor brindado a la entronizada memoria de su ex compañero Syd Barret. “Es mi tributo a Syd y la expresión sincera de mi tristeza y admiración”1, revela Waters. Para Gilmour, “Evoca lo que Syd sentía por Roger, y coincide con lo que él siente”2. La parte coral la interpretaron Venetta Fields y Carlena Williams, importadas y adaptadas al rigor del sello Motown Records, quedaron impresionadas por la rigurosa disciplina de Pink Floyd.
"Welcome To The Machine", es la segunda canción del álbum y cierra el lado A. Su crítica letra manifiesta la voraz capacidad de la industria discográfica y de la automatizada sociedad de consumo. El inicio de la pieza alude mecanizados sonidos de desesperanzadoras factorías. Con un sufrido lamento, Roger Waters declara, Ya te dijimos qué soñar. ¿Nosotros, vivimos nuestros sueños o los de alguien más? ¿Entramos o salimos de esa encubierta máquina?
El lado B del elepé inicia con "Have A Cigarre". Canción en voz de Roy Harper. La insatisfacción en los tonos vocales de Gilmour y Waters favorecieron la incorporación de Harper quien se encontraba grabando en la sala de al lado. En las sátiras líneas de la letra, de nueva cuenta surgen los clamores contra el sistema. Durante las sesiones de grabación la fotógrafa Jill Furmanovsky realizó históricas tomas3.
"Wish You Were Here". En sus añoradas notas gatea la pesadumbre y el duelo. En la agónica voz padecen yerros y penas. Tormentos de dos almas perdidas que se afligen con los mismos viejos miedos. El eterno amor perdido es tomado de la mano hacia el parque de las desolaciones. Esta obra del desaliento discurre entre desdichas e inquietudes. Concebida en una guitarra de doce cuerdas por Gilmour, esta pesarosa obra de lánguida letra, escrita por Roger, también está dedicada al desconsolado Syd Barret. Por nuestra cuenta, cada cual la hemos ofrendado a imposibles amores.
El disco cierra con las partes VI - IX de "Shine On Your Crazy Diamond". Desahuciados vientos anuncian la progresiva pieza de dolientes teclados a cargo Richard Wright. Los subsecuentes fragmentos revelan la fina hechura del cuarteto inglés.
En este período de grabaciones surge la relación con el caricaturista político Gerald Scarfe, quien daría una rotunda imagen con su obra, primero con el video que animó para "Welcome To The Machine", después en el mitológico largometraje The Wall.
Como la llameante portada Wish You Were Here es un incendiario disco de ardientes pasiones. Los surcos del vinilo mutan en inflamadas venas que giran exaltadas alrededor nuestro. Las sempiternas polifonías de Pink Floyd son la sangre de irreductibles vidas.