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La perfección es una característica que está presente en muchas personas pero no en los cuatro hijos pródigos de Nueva York. Mientras existen quienes aspiran a ser mejores cada día otros solo aspiran (you know what I mean). La vida está llena de complicaciones como para repetir lo mismo con la música. Por eso todo es mejor si te olvidas de todo y simplemente escuchas una canción de los Ramones.
Existen agrupaciones que toda su vida piensan en el futuro y jamás logran trascender. En cambio, otras tan solo se enfocan en el presente y son las que perduran con su trabajo. En lugar de quejarse de todo lo que no tienen deciden aprovechar los pocos recursos con los que cuentan.
Apenas transcurrieron ocho meses del álbum debut de los Ramones cuando ya tenían otro listo. Para entonces su reconocimiento se había esparcido por todo Estados Unidos. Todavía se presentaban con regularidad en el CBGB pero ya estaban a punto de ser un nuevo símbolo de la música.
Para no perder la frescura y evitar que se oxidaran las ideas, de inmediato Joey, Johnny, Dee Dee y Tommy regresaron al estudio de grabación. Aunque muchas agrupaciones buscan madurar y experimentar para su segundo material, aquí no fue así. La misma fórmula del pasado se repitió y sería la constante durante las siguientes dos décadas.
De esta manera, cuando el calendario marcaba el 10 de enero de 1977 y el mundo apenas le daba la bienvenida a otro año, las tiendas de discos se llenaron de un LP que reafirmó que el punk no era una moda pasajera. Aunque muchos adultos vaticinaban que esos sonidos creados por personas de peinados extravagantes solo durarían poco tiempo, la historia ha demostrado que no fue así. Más allá de ser un género musical en realidad es una forma de vida que hoy siguen millones de personas en todo el planeta.
Ahora bien, tampoco se puede engañar a las personas. La única diferencia entre la ópera prima del cuarteto y su segundo LP es la portada. Pero aunque algunos podrían pensar que se trata de un defecto en realidad es una virtud. Son muy pocos los que son repetitivos sin aburrir y aquí se encuentra una de las excepciones. Las mismas canciones de dos minutos de duración con el mínimo de elementos pero con altas dosis de energía. Como pocos, Johnny supo aprovechar sus limitaciones en la guitarra hasta convertirse en maestro jedi que ha dejado miles de padawans por toda la galaxia.
Pero más allá de la parte musical, las canciones de los Ramones se han convertido en himnos por lo adictivas que son sus letras. Lo único que se necesita es una frase pegajosa que se repita durante el coro y ya está una nueva canción. La influencia llegó de películas de bajo presupuesto, vivencias personales y hasta de los cómics que en ese entonces todavía eran vistos como algo infantil. Nadie sospechaba que dentro de unas décadas sería un poderoso negocio mundial.
El disco no pierde el tiempo y desde el primer segundo comienza la descarga de poder con "Glad to See You Go". No se requieren introducciones aburridas sino ir directo a la acción como John Wick. La letra es demasiado cursi y fue alimentada por los girls groups de los sesenta pero la diferencia se encuentra en la parte musical. Se trata de un poderoso rayo que destruye todo a su paso.
Por su parte, “Gimme Gimme Shock Treatment” es una acelerada pieza de punk rock que cualquiera hubiera deseado componer. De inmediato se convirtió en un clásico de la banda por su velocidad y la facilidad con la que se puede aprender su coro. En tanto que “Pinhead” es otro de los temas mejor logrados del cuarteto. Además contiene la famosa frase Gabba Gabba Hey! tomada de la película de culto Freaks (Tod Browning, 1934) que ya forma parte del universo Ramoniano.
Si algo supo hacer muy bien el combo de pantalones de mezclilla fue tomar personajes comunes y convertirlos en protagonistas de melodías. En el pasado dejaron en claro que Judy es una Punk y aquí presentan “Suzy Is A Headbanger" aunque la estructura es exactamente la misma. Además también lograron apropiarse la melosa “California Sun” de The Rivieras y transformarla en una pieza perfecta para la llegada del verano.
Sin aventura el rock es pop y aquí están los 30 minutos más emocionantes de tu vida. Se trata de canciones con las que cualquiera se puede identificar porque no hay virtuosismo ni complejas ideas existencialistas sobre el origen de la humanidad. Tan solo son sencillas composiciones de letras infantiloides ejecutadas por cavernícolas modernos que supieron hacer mucho con poco.