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A 45 años del álbum debut de Ramones

A 45 años del álbum debut de Ramones

23/Abr/2021

Rock acelerado de letras infantiles pero con una personalidad única que todos quieren imitar.

Algunos grupos han hecho esfuerzos sobrehumanos para conseguir un lugar destacado dentro de la música pero otros lo único que necesitaron fue contar del uno al cuatro. El futuro no siempre está adelante porque en ocasiones lo mejor es mirar atrás. Mientras algunas personas se esfuerzan demasiado por crear canciones extravagantes y complejas con mensajes filosóficos otras prefieren el extremo opuesto. Es por eso que al hablar de simpleza todos los caminos conducen sin escala a un mismo nombre: Ramones.

Cuando los sesenta se transformaron en setenta se dio la consagración del rock progresivo. Agrupaciones como King Crimson, Yes y Pink Floyd mostraron su alta cultura al crear obras rimbombantes con la tecnología más avanzada del momento y a la que pocos podían acceder. Para este momento de la historia no cualquiera tenía en su casa un sintetizador o un mellotron y menos sabía utilizarlo. El nivel socioeconómico jamás había sido tan evidente.

El nacimiento de un nuevo género musical

Pero mientras algunos músicos siguieron el camino de la complejidad otros optaron por los senderos de lo rudimentario para dar inicio al punk. El camino fue pavimentado por The Sonics, The Stooges, MC5 y New York Dolls. Cada uno se enfocó en mostrar que la energía era igual o más importante que el mensaje. Mientras que la cima de este nuevo género es ocupada por Ramones y un estilo de vida igual de frenético que sus canciones.

Fue en 1974 cuando cuatro veinteañeros con un discreto pasado en la música decidieron intentarlo de nuevo. Ya habían fracasado una vez y las probabilidades de que se repitiera el mismo resultado eran demasiado altas. Nada de eso importó y con instrumentos de segunda mano se aventuraron. Sus primeras presentaciones fueron en un club de Manhattan recién inaugurado llamado CBGB. Por ser tan nuevo se caracterizó por abrir sus puertas a cualquier banda sin importar el estilo o experiencia.

Nunca hubo virtuosismo pero sí algo diferente con respecto a los demás músicos. Las primigenias composiciones estaban desnudas y sonaban feo pero con personalidad. Mientras que el cuarteto ejecutaba una tras otra sin pausas. Era como la ráfaga de una ametralladora que destroza todo en unos cuantos segundos.

Una vez conseguido un contrato discográfico el primer LP del cuarteto vio la luz el 23 de abril de 1976.  Desde entonces el mundo jamás ha sido igual. La recepción inmediata fue nula y las escasas críticas bastante negativas. Muchos acusaron que todas las canciones sonaban iguales y desafinadas como si eso fuera algo negativo aunque con el pasar del tiempo se convirtió en una virtud.

Las ventas del disco fueron escasas y todo apuntaba a otro fracaso pero la perseverancia de Joey Ramone (voz), Johnny Ramone (guitarra), Dee Dee Ramone (bajo) y Tommy Ramone (batería) marcó la diferencia. Sin importar el menosprecio de los medios los cuatro greñudos con peinados de bacinica se enfocaron en presentarse en absolutamente cualquier lugar y vivir en una eterna gira. Primero fue en su natal Nueva York y después por todo Estados Unidos. El reporte oficial afirma que durante poco más de dos décadas fueron un total de dos mil 263 conciertos en todo el mundo antes de separarse.

Las palabras que cambiaron para siempre al rock: Hey, Ho, Let's Go!

El tema con el que abre la ópera prima es “Blitzkrieg Bop” y en apenas dos minutos marca una drástica diferencia con respecto a la música de la época. No hay epopeyas ni mensajes subliminales. Es simplemente un golpe directo a la mandíbula que noquea en el primer round. La guitarra se convierte en el aleteo de una mosca que hace pensar que las bocinas no funcionan pero en realidad así es el sonido. La estructura es tan sencilla que está basada en tres acordes y un coro pegajoso que desde entonces permanece tatuado en el inconsciente. La letra de temática bélica fue parcialmente compuesta por Dee Dee gracias a su conocimiento en la guerra por ser hijo de un soldado americano. 

Lo mismo ocurre en las otras 13 piezas que complementan el trabajo. Los títulos muestran ideas infantiles que en ningún momento buscan cambiar al mundo. Tan solo se trata de experiencias con las que cualquier joven se puede identificar. "I Wanna Be Your Boyfriend", "I Don't Wanna Go Down to the Basement" y "Judy Is a Punk" son ejemplos claros. Mientras que la única que se diferencia del resto es "53rd & 3rd" por abordar un tema serio y hacer referencia a la esquina en la que se ejercía la prostitución masculina en la Gran Manzana.

Una portada y un logo inconfundibles 

Pero el sonido no es el único representativo sino también la distintiva portada que ha sido imitada y replicada infinidad de veces desde entonces. La fotógrafa Roberta Bayley partió de una idea tan simple como la música del combo. Un retrato de los cuatro integrantes sobre una sucia pared de ladrillos fue suficiente. El secreto fue mostrarlos con la misma ropa que utilizaban en si vida diaria. Pantalones de mezclilla rotos en las rodillas, chamarras de cuero y unos roídos tenis Converse. A la fecha es una de las imágenes más representativas del rock.

Las legiones de fanáticos cada vez son mayores e incluyen desde seguidores que abrieron un museo en Ecatepec hasta fieles apasionados que mantienen vivo el legado en el cono sur como lo muestra el libro Ramones en Argentina (Gourmet Musical Ediciones, 2018). En tanto que no menos importante es el logo del combo que ha sido responsable de vender millones de playeras en todo el planeta. El responsable es el diseñador gráfico mexicano Arturo Vega, quien ahora ya se encuentra en otra dimensión junto a los cuatro integrantes originales.

Pensar en el punk sin asociar el nombre de los Ramones es un sacrilegio tan grande como hablar del metal sin hacer referencia a Black Sabbath. No solo se trata de un sonido sino de un estilo que nació para nunca morir. Aunque el propósito inicial nunca fue cambiar al mundo al final sí se consiguió y eso se puede observar con los miles de imitadores que existen en todos los rincones del planeta. Y pensar que todo empezó con un simple 1, 2, 3, 4.