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En muchas ocasiones el rock ha sido reflejo de los tiempos complejos para la sociedad, parece que por momentos la misma evolución de la música es generada gracias a las necesidades de generar impacto y seguir cumpliendo la función social que no ha dejado de tener. Visto de esa manera entendemos que los años 70 fueron muy complicados para Latinoamérica, donde se consagraban las dictaduras militares. Una de ellas la de Jorge Rafael Videla en Argentina, misma que comenzó en 1976, casi en paralelo a un proyecto musical llamado La Máquina de Hacer Pájaros, o como Charly García les decía, los "Yes del Subdesarrollo".
No reconocida por nuestros amigos de Rompan Todo, La Máquina de Hacer Pájaros fue una agrupación pionera en llevar al rock argentino, en etapa de niñez, de paseo por sonidos psicodélicos, sinfónicos y experimentales en materia de producción. Charly García buscaba una propuesta más fuerte en lo musical tras la disolución de Sui Generis, donde compartía con Nito Mestre. Es así que el reconocido multiinstrumentista inicia una aventura junto al ex de Los Gatos y Color Humano, Oscar Moro (que le acompañaría años después en Serú Girán), así como José Luis Fernández en el bajo, quien tenía compromisos con Crucis. Se podría decir que su entrada a la banda fue "negociada", ya que García ayudó a producir un álbum de esa agrupación con el afán de tener al bajista con él.
Posteriormente se integró Gustavo Bazterrica y el ex Pescado Rabioso, Carlos Cutaia, quien llegaría como un segundo tecladista. Si bien, el protagonismo recaería en Charly García debido al crecimiento masivo que tuvo con su proyecto anterior, el artista quería formar parte de una agrupación donde fuera uno más, que no existiera un peso creativo por parte de uno solo. Es entonces que podemos entender por qué la producción de su álbum debut tiene bajos los niveles en las voces y espacios parejos para hacer lucir cada uno de los instrumentos musicales. Hace 45 años que salió a la luz esta obra discográfica junto al sello Talent Microfón y aquí te contamos su historia.
Se le considera al homónimo de La Máquina de Hacer Pájaros como uno de los discos más caros en la historia de la música argentina debido a la gran cantidad de tiempo que tomó hacerlo, y es que la banda hasta se alternaba para dormir en el estudio. Poco menos de 300 horas tomó tan solo la grabación del material, mismo que era experimental no solo en las estructuras, también en los métodos de producción.
En una entrevista para el medio Rarezas SNM, José Luis Fernández expresa que hay canciones donde la búsqueda de nuevos sonidos les hizo tomar medidas extremas que sin duda tomaron tiempo. "Bubulina", que es el tema con el que se abre el álbum, tuvo dos baterías, cada una ubicada en un polo de la mezcla y con un pequeño desfaz que hacía parecer que tenía eco. En distintas canciones las guitarras y bajos fueron pasados por amplificadores de teclados, cosa que es fácil hoy día, pero tomaba su tiempo hace 45 años. A todo esto añadir lo mencionado anteriormente de las voces, que no están tan altas en volumen para funcionar como un instrumento más.
Entonces, el primer disco de La Máquina de Hacer Pájaros es un acercamiento al rock progresivo y sinfónico que sonaba con fuerza en esos años por Europa y Estados Unidos, aunque con toda la estridencia y categoría del umbral argentino. A lo largo de 37 minutos podemos disfrutar de canciones que son cambiantes en sus ritmos y atmósferas, así como en la narrativa.
El cine toma gran influencia dentro de ambos discos de La Máquina de Hacer Pájaros, y un ejemplo es el caso de canciones como "Bubulina", que está inspirada en un personaje de la película Zorba, El Griego. Destacar la entrada a este tema y cada uno de los instrumentos para hacer solos de guitarra impresionantes, sintetizadores absorbentes y bases épicas. Le sigue de manera más animada "Como Mata El Viento Norte", un track que lleva a metáforas profundas el sentir de la dictadura y la represión de la Argentina, así como de lo superior que podría parecer el gobierno en turno contra la fuerza del pueblo endeble.
Tal vez la canción más intensa es "Boletos, Pases y Abonos". La energía radia, y es ahí que podemos escuchar poderosos espacios sonoros para saltar, baterías aceleradas en turbo y solos que duran minutos enteros y que son cátedras del talento del quinteto. Charly apunta con mucha fuerza en frases como "¿Quién puede reír de tanto sufrir el frío y el calor y el dolor?" o "¿Quién por poco dinero te supo hacer feliz?" para hacer ver la tristeza y el descontento con el que se vivía en tiempos verdaderamente duros.
Se torna oscuro el escenario y podemos disfrutar de un prolífico Oscar Moro en "No Puedo Verme Más", canción trabada, que hablaba del no reconocerse, de desprenderse de lo que uno es para cumplir con los estándares y de compartir el miedo que había de no encajar. Al mero estilo de Yes o The Who aparece la progresiva "Rock And Roll", que es una pista que incita a dejar todo, a seguir el sueño hippie y nunca más mirar atrás, solo ser y dejarse llevar.
El cierre del disco lo lleva "Por Probar el Vino y el Agua Salada", que contrasta el sufrimiento de los privilegiados con el de los oprimidos, para entender que pasaría si se invirtieran los papeles, y que no todo es perfecto o malo. Es una obra folk que de cierta manera se desprende de todo el álbum. Termina con "Ah, Te Vi Entre Las Luces", que es un pasaje sublime por 11 minutos de música magnifica, que rodea por lo sensible y lo agresivo un universo único. Ese universo es el de los conciertos, que parecía ser el albergue donde estaban secuestradas las emociones juveniles dentro de un régimen tan doloroso. Parece que era la única manera de encontrarse, de llevar los sentimientos a un nuevo nivel.
La Máquina de Hacer Pájaros crea un disco donde se ve la realidad de un lado más humano que contestatario. A diferencia de Películas, su segundo registro, este álbum no es tan directo, y esa incertidumbre de las letras no le da todo el mérito que pudo haber merecido. En lo musical también era algo nuevo para la gente, crear una identidad costó trabajo, pero el hecho de que Charly estuviera ahí parecía más que suficiente.
La situación hizo que fueran posibles pocas presentaciones del disco en vivo. El Teatro Astral estaba rodeado de militares y las personas no podían moverse mucho en la pista, ya que todo estaba vigilado y controlado. Charly García estaba en el radar del ejercito por su influencia, e incluso fue apañado por autoridades junto a la banda para explicar el significado de las canciones. Hubo tortura, persecuciones y también mucha evolución. El poder generar conciencia y protesta desde el espacio más complejo posible claro que era de gran mérito.
Finalmente, la agrupación se mostraba bastante sólida y madura, por lo que la figura de Charly pasó a un reconocimiento mayor y en lo musical fue algo completamente nuevo y poderoso. Aunque se haya quedado en el culto, la banda fue influencia directa en futuras generaciones gracias a la sutileza de mezclar lo complejo con lo popular.
En los diarios había otro García que daba mucho de que hablar, este era un personaje cómico creado por Cristóbal Reinoso "Crist", que protagonizaba la tira García y La Máquina de Hacer Pájaros, misma que fue referente directo al nombre de la banda. El artista gráfico diseñó la portada y contraportada del álbum con una tira cómica donde dos hombrecillos narran las sensaciones de estar en la portada de un álbum, vea usted a continuación. Canciones como "Ah, Te Vi Entre Las Luces" y "Por Probar el Vino y el Agua Salada" aparecen con nombres cambiados, ya que en un principio se llamaban "Shhh" y "Julia" respectivamente.
Para ediciones futuras y por cuestiones publicitarias, la portada fue cambiada por la que se encuentra debajo. La agrupación omitió el nombre de García, y aunque este predominaba, se hizo lo posible para que perdurara la banda como conjunto. Charly narra que en alguna ocasión llegó a tomar carteles de conciertos y añadía al nombre del quinteto "Sin Charly García" a manera de humor.
45 años después de su lanzamiento, La Máquina de Hacer Pájaros es una pieza fundamental para comprender la evolución en la música progresiva en Argentina. La búsqueda de nuevos sonidos y la dolorosa situación política convivieron a través de las ideas de cinco visionarios que fungieron como puentes entre lo popular y lo complejo. Te invitamos a disfrutar de este álbum a continuación.