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Si existe una banda responsable de todos los estereotipos que hoy se tienen acerca del heavy metal es Iron Maiden. Desde las melenas de león enjaulado y los estoperoles hasta los solos de guitarra y los agudos gritos que pueden romper cristales. No fue la primera de su tipo pero sí se ha posicionado como una de las más representativas. Y en especial hay un álbum que se encargó de formar las ideas que hoy se tienen acerca de este estilo musical.
A pesar de que el proyecto apareció en el Reino Unido durante la efervescencia del punk, el bajista Steve Harris siempre ha renegado de cualquier tipo de relación con los sonidos desaliñados y contestatarios. En realidad las influencias vienen de los dos gigantes ingleses de la música: Black Sabbath y Judas Priest. Pero además hay otro fuerte referente que viene de más atrás.
En la serie documental Metal Evolution (2011) dirigida por Sam Dunn aparecen los integrantes de la Doncella de Hierro. De forma directa afirman ser fieles seguidores de Screamin' Jay Hawkins, quien es el verdadero creador del shock rock. Desde la década de los 50 se distinguió por sus interpretaciones que lograron la unión perfecta entre la música, el teatro y el horror. Antes que Alice Cooper hubo un afroamericano que escandalizó a las buenas costumbres con féretros y supuestas invocaciones al demonio.
A partir de lo anterior es que no sorprende que desde un inicio Iron Maiden buscó replicar ese modelo. Aunque fue su tercer material el que de verdad catapultó al combo hasta lo más alto del cielo… o tal vez fue lo más bajo del inframundo. La llegada a las tiendas de discos el 22 de marzo de 1982 marcó el inicio para la década dorada del heavy metal.
En primera instancia, la majestuosa portada creada por el artista Derek Rigs es imposible de ignorar. Durante años fue rodrigoel encargado de mostrar su estilo visual en las tapas de los LP’s de la banda. En este caso muestra a Eddie, la famosa mascota de la banda, manejar a un títere en forma del Diablo, quien a su vez domina otro con la imagen del propio Eddie. Es la versión satánica y con bastante humor del Ummagumma de Pink Floyd.
Por otra parte, el mayor acierto del trabajo es la incorporación de un nuevo vocalista proveniente de Samson y se trata de Bruce Dickinson. En ese entonces fue una decisión tan arriesgada como cuando AC/DC eligió a Brian Johnson como reemplazo del fallecido Bon Scott.
El nuevo encargado de la voz mostró su potencia de inmediato y su estilo ha sido copiado por cientos de bandas de metal de todo el mundo. Los gritos agudos que se prolongan hasta la eternidad hacen su aparición en “Invaders” con los redobles de batería que hacen una invocación al headbanging. La misa de sonidos a máximo volumen comienza de buena forma aunque lo mejor está más adelante.
Pasan los años y “The Number of the Beast” se mantiene como una de las piezas más emblemáticas del grupo. Durante los primeros segundos se puede escuchar un versículo de la Biblia que funciona como preámbulo para la verdadera explosión. En este tema Dickinson muestra el verdadero poder de sus cuerdas vocales con gritos que hacen recordar a la versión juvenil de Roger Daltrey de The Who. Mientras que los juegos de guitarras son el complemento perfecto para sacudir el cuerpo con los puños en alto.
Pero eso no es todo porque al terminar de manera inmediata suenan los primeros acordes de "Run to the Hills". Otra composición de máximo nivel que nunca puede faltar en un concierto del proyecto inglés. Quienes piensan que el bajo es un instrumento de relleno es porque no han escuchado a Harris, quien aquí ofrece uno de sus trabajos mejor logrado al destacar en todo el tema.
Muchas veces se suele decir que lo mejor se debe dejar para el final y aunque todo el disco deslumbra, la pieza que lo despide es una de las mejor logradas. En "Hallowed Be Thy Name" se consigue una monumental obra de siete minutos compuesta por diversos pasajes. No tiene nada que envidiar a “Bohemian Rhapsody” de Queen. De hecho, en 2007 fue catalogada por Billboard como la mejor composición de heavy metal de la historia.
A lo largo de la discografía de Iron Maiden se observa un sonido uniforme con un estilo bien definido que no muestra grandes variantes. Aunque de todos los lanzamientos el tercer LP representa uno de los puntos más altos de la banda. Es la representación más clara de lo que significa ser una banda de rock.