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Hace 40 años, John Lennon y Yoko Ono sublimaron sus pasiones y deseos en un álbum increíblemente honesto, a través del cual demostrarían un fragmento del significado del amor como concepto imaginario y sus implicaciones en la realidad de nuestra humanidad.
El disco salió a luz el 17 de noviembre de 1980 a través del sello Geffen Records y no es solo la declaración de amor de un hombre hacia una mujer y viceversa. Si lo reducimos a estos parámetros, nos perdemos del mensaje que transmite la música, los poemas y el arte que Lennon y Ono crearon. Más que un extenso “te amo”, el disco es la expresión de la complejidad de nuestros sentidos y emociones como seres humanos.
Jack Douglas se encargó de coproducir el álbum en los estudios Hit Factory en la ciudad de Nueva York. En aquel entonces, las discográficas estaban dispuestas y más que emocionadas en invertir demasiado dinero en lo que sería la primera (y última) entrega de Lennon, luego de cinco años sin lanzar música. Por supuesto, el compositor descartó todas aquellas opciones que al enterarse de la participación de Ono, subestimaron su trabajo. Las cartas estaban puestas sobre la mesa: aceptas trabajar con ella o no hay disco para tu compañía.
Y así debería de leerse el disco. Prestando atención a Yoko Ono mucho antes que a John Lennon. No se trata de una situación de valía artística, para nada, sino que en cada una de las canciones escritas por el ex Beatle, Yoko está presente como eje que da sentido al tema que ambos propusieron. Mientras que ella, en sus composiciones, opta por una reafirmación autónoma de lo que desea, anhela, exige y quiere de ¿John?, o más bien del amor, él nos guía siempre hacia Yoko.
Aparentemente todas las canciones se corresponden, pero cada una revela sensaciones muy complejas que conforme avanza el diálogo, permite imaginarnos la apasionante relación que tenían. Con el paso del tiempo, esa unión idílica ha logrado transitar a nuestra mente para ofrecernos una de las miles de formas en las que se puede amar, no solo a una persona, sino a un universo en su totalidad. Y aunque solo se trate de ideas o imaginarios, ¿no son ellas la que nos han llevado a revolucionarnos constantemente?
Durante los primeros seis cortes, las melodías del álbum son muy provocadoras y directas en cuanto a lo que él o ella desean. En “(Just Like) Starting Over”, por ejemplo, John habla de crecer, de lo que ha perdido y apela a la intención de comenzar de nuevo y arriesgarlo todo. Yoko le responde con “Kiss Kiss Kiss”, una canción que culmina con la interpretación de un orgasmo de la artista y la cual, no se incluye como una pieza experimental o algo “raro” (como muchos suelen pensarlo a la primera escucha) sino que tiene una continuidad narrativa muy poderosa dentro del diálogo que Yoko ha creado.
Con dicho tema, la compositora demuestra que el placer no está vedado solamente a su pareja, pues sin temor alguno, ella lo expresa a un público que de antemano, sabía que la juzgarían. No hay vergüenza en decir lo que alguien siente y Yoko nos los recuerda.
Los dos siguientes pares de canciones son dignas de una puesta teatral: “Cleanup Time - Give Me Something” y “I’m Losing You - I’m Moving On” continúan bajo esta lógica en la que John, desde las letras se muestra reflexivo, pide perdón y expresa la libertad que siente al estar en un hogar cálido. Yoko, en un modo más punk y directo pide algo más: “Give me something that's not cold, come on, come on, come on”.
“Beautiful Boy” y “Watching The Wheels” es el nudo central del álbum. Ambas canciones celebran la vida y la importancia de disfrutarla mediante los pequeños detalles cotidianos. A través del amor expresado, en la que es sin duda, una de las composiciones de cuna más hermosas que se hayan escrito, se monta un acuerdo mutuo. La pareja "ideal" avanza en su proceso de metamorfosis para convertirse en uno solo y el reflejo es Sean, su hijo y por consiguiente, la vida misma.
Tener un hijo fue algo muy importante para nosotros. La gente podría haber olvidado cuántas veces intentamos conseguirlo y cuántos abortos hemos tenido, y las ocasiones en las que Yoko ha estado cerca de la muerte… De hecho, tuvimos un bebé que nació muerto.
Tuvimos también problemas con las drogas, y un montón de problemas públicos y privados que alimentamos nosotros y nuestros amigos. Pero es lo que hay.
Nos pusimos en situaciones muy estresantes, pero al final conseguimos tener el bebé que llevábamos diez años intentando tener y no íbamos a echarlo a perder", expresó Lennon durante su última entrevista para la revista Rolling Stone.
Durante la segunda parte del disco, Yoko responderá a las primeras interpretaciones de Lennon de una manera inteligente, sabia y delicada. Al mismo tiempo, Lennon explota su sensibilidad artística en melodías dedicadas a Ono. La dualidad consigue reconciliarse y nos ofrece hermosos versos que culminan con un mensaje contundente: "Hard Times Are Over".
Una soleada tarde en las Bermudas, de repente, me di cuenta de todo lo que las mujeres hacen por nosotros. No solo lo que Yoko hace por mí, aunque en esos momentos pensaba en términos personales... Pero cualquier verdad es universal. Lo que me sorprendió fue la cantidad de cosas que he dado por hechas.
Las mujeres son en realidad la otra mitad del cielo, como susurro al principio del tema. O hay un 'nosotros' o no hay nada".
Indudablemente, Double Fantasy es una ventana por la que cuarenta años después podemos seguir asomándonos para conocer las cosmovisiones de John Lennon y Yoko Ono. Una pareja de artistas con personalidades muy interesantes y con historias de vida que se bifurcan en caminos no tan agradables como lo presentan en sus poemas, pero sin lugar a duda, un proyecto musical que resulta una unidad que no puede comprenderse ni disfrutarse por separado.
Así que, te invitamos a escuchar su especial manifiesto de amor y celebrarlo a unas semanas del homenaje luctuoso de John Lennon.