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¿Pueden imaginar que salió un nuevo disco de Charly García este 11 de septiembre? Justo 50 años después de cuando Sui Generis, su primera banda, era un fenómeno mundial, o 40 años después de Piano Bar, uno de sus discos más importantes y definitivos para el rock en español que este septiembre está de aniversario.
Ya sea por la portada de colores, o por aquella que tiene la foto difuminada de Charly con lentes negros, Piano Bar es un disco reconocible desde la tapa, que millones de roqueros tienen como el mejor en toda la carrera del artista de Caballito y que otros lo consideran como un regreso al rock de guitarras luego de su aventura por el new wave con Yendo de la Cama al Living y de la experimentación con Clics Modernos.
Charly García venía de una racha de discos memorables: Yendo de la Cama al Living que marcó parte de las influencias new wave que tomaba el argentino tras el final de Serú Girán y que cerró su etapa con un show en el que simuló un bombardeo, y posteriormente Clics Modernos, uno de los mejores álbumes en la historia del rock argentino, plagado de innovación, los primeros samples de los que se tenga registro en Latinoamérica y temas icónicos que comenzaban a marcar una generación.
A pesar de la genialidad que vemos en aquellos primeros dos discos de Charly García como solista, es cierto que las personas en aquel entonces no lo recibieron de la mejor forma, según dijo Mara Favoretto en el libro Charly en el País de las Alegorías. Era 1983 y muchos de sus seguidores estaban impresionados con los nuevos sonidos, aunque el estilo roquero se dejaba del lado.
Un efecto contrario ocurrió con Piano Bar, un álbum que también tiene brillantes despliegues de producción, pero que vuelve en algunos momentos al ambiente de guitarras distorsionadas, baterías fuertemente golpeadas y esa sensación de que había una banda grabándose en conjunto y haciendo un álbum.
Piano Bar es, para muchos, el mejor álbum de Charly García, y no hay muchos motivos para contradecirlos. Se trata de un álbum que conectó muy bien con sus tiempos y que hasta la fecha late en las calles latinas, que muchas veces se han acercado a las revoluciones.
Charly García terminó cansado y molesto tras el recibimiento de Clics Modernos. Lo acusaban de venderse a Estados Unidos por el corte del álbum, y todo esto hizo que se fuera a vacacionar a Brasil.
Mientras estuvo en Belo Horizonte junto con su pareja, Zoca, Charly García se dedicó a escribir canciones, y una vez que logró los 10 temas de Piano Bar regresó a la Argentina para grabar.
En el aeropuerto Ezeiza ya lo esperaban Willy Iturri, Alfredo Toth y Pablo Guyot, y sin parar a dejar las maletas se fueron a los Estudios Ion para comenzar a trabajar en el álbum.
Paulatinamente se unieron a la grabación Fito Páez, Fabiana Cantilo y Daniel Melingo, estos últimos dos como invitados.
A diferencia de Clics Modernos, donde Charly García tenía calculados casi todos los elementos del álbum, en Piano Bar el artista del bigote bicolor presentó un modelo de grabación similar al que utiliza Brian Eno o Elton John.
Dicho modelo consistía en dar una breve guía de cómo sería el tema. Los músicos le preguntaban el tono y el decía que tocaran en el que quisieran, y esto hacía que la canción finalmente avanzara y todas las partes lograran congeniar los temas.
Bastaron tres días para que se formaran las bases sonoras del álbum, y aunque en las sesiones de grabación batallaron, Charly era optimista y dijo que incluso hay canciones como "Demoliendo Hoteles" que tienen errores en la grabación, pero estas pifias daban para que formara parte del álbum.
Ahora bien, Piano Bar no es un álbum desordenado en ningún sentido. Por el contrario, desde que lo escuchas sabes que en la mayoría de canciones los músicos tocaron en conjunto, algo que hoy día casi no se acostumbra debido a los procesos de grabación y que ya no se usa la cinta.
Luego de montar las bases, Fito Páez apareció en escena con un rol importante. Además de grabar los teclados y voces para Piano Bar estuvo a cargo de la consola, y en ese espacio compartió opiniones divididas sobre la grabación de canciones como "Total Interferencia".
Si bien la grabación avanzó con pocas complicaciones, fue la mezcla la que generó bastantes problemas a Charly García.
El artista pidió a Roberto Fernández y Jorge da Silva que cada uno hiciera la mezcla que considerara correcta y finalmente llevaría el trabajo a Joe Blaney en los Electric Lady Studios en Estados Unidos, donde se grabó Clics Modernos.
Sin embargo, el plan se arruinó una vez que entró a escena Amílcar Gilabert, un técnico que propuso a Charly García que Piano Bar fuera el primer álbum en CD de la música en Argentina.
A Charly le atrajo la idea; sin embargo, la grabación para el formato novedoso en aquellos años provocó complicaciones, e hizo que no se sintiera satisfecho con el resultado. A todo esto, cabe destacar que el primer CD en Argentina fue Signos de Soda Stereo en 1987.
La situación le hizo llegar a Estados Unidos para pedirle un consejo a Joe Blaney, quien fue directo y le planteó que "un disco es un disco".
García se dio cuenta que la mezcla "estaba muy desprolija", y en Nueva York se dedicó junto con Blaney a replantear la mezcla y con ello formar lo que hoy conocemos como Piano Bar. En el proceso, cabe señalar, Charly metió nuevos elementos con instrumentos que compraba en suelo americano.
Piano Bar se siente como una bocanada de eso que no se podía hacer hace un año. La dictadura de Jorge Rafael Videla tenía menos de un año de haber terminado, y en "Demoliendo Hoteles" Charly grita su nombre.
El álbum no abre con acordes, sino con cinco golpes a la tarola, una cuenta a cuatro de Charly García y un bajo que daba paso a un ritmo fluido, con tintes de punk y un García intenso, quien recuerda los tiempos de la dictadura y dice que fue educado "con odio".
El tema aborda una crítica importante a aquella época oscura en Argentina, así como a quienes criticaban y protestaban por otro país alejado de la represión.
La maestría sonora y en producción aparecen con "Promesas Sobre el Bidet", un tema que narra un momento íntimo de confesiones y de no traicionarse a sí mismo sobre una base sincopada. Se trata de una canción que tiene una melancolía tan eterna y fuerte que conmueve y al mismo tiempo pone a tambalear.
"¿Por qué me tratas tan mal, me tratas tan bien?", cuestiona la canción en medio de una dualidad de ideas y contradicciones sobre el estado de ánimo y los "calambres en el alma" que viven las personas, cada una en su propia realidad.
"Raros Peinados Nuevos" continúa con la paleta de sonidos de "Promesas Sobre el Bidet", con esos sintetizadores suaves, baterías ligeras y un Charly que matizaba increíble entre versos y coros.
En "Piano Bar" y "No Te Animas a Despegar" ocurre un rompimiento interesante, pues aparecen baterías con un eco descomunal, así como sintetizadores con texturas más atrevidas y armonías más complejas.
Daniel Melingo hace un juego importante con el saxofón, mientras de a poco se integran solos de guitarra, parones, cambios de ritmo y modulaciones que dan al álbum una brillantez tremenda.
García logra un diseño sonoro complejo, que a través del trabajo de mezcla se vuelve un híbrido entre el new wave y el rock ochentero, y es ahí que termina la primera mitad del álbum, entre misterio, intimidad y un incontrolable ruido.
La segunda mitad del álbum arranca con "No Se Va a Llamar Mi Amor", un tema roquero, ilustrado por las guitarras acústicas y eléctricas, los coros memorables y aquellas baterías a atascadas en los versos que se liberan con ritmos fluidos en los coros.
El sentido melancólico de Piano Bar es fascinante, y "Tuve Tu Amor" logra dar continuidad a la atmósfera sonora. Charly García logra conectar las canciones que hablan de esos amores que no fueron o que se acabaron de las canciones anteriores.
Y luego de aquel brillante despliegue viene "Rap del Exilio", donde los ritmos veloces y las guitarras funk logran una nueva mirada del álbum, con cambios de ritmo y la preservación del sentido político con el que abre el álbum.
Esta sensación continúa con "Cerca de la Revolución", una canción que algunos consideran que tiene una armonía similar a "Venus" de Shocking Blue, y que muestra a ese Charly atrevido e intenso, que mientras habla de la revolución pide que sus palabras den fe y ayuden a crecer. Algo así como un abrazo dentro del caos.
Finalmente, el cierre de Piano Bar es con "Total Interferencia", la primera canción grabada compuesta entre Luis Alberto Spinetta y Charly García, que se hizo mientras los dos compartían espacio en una quinta alquilada por Charly.
El tema era un "emblema", y aunque en un principio Charly García no consideraba incluirla, fue Fito Páez quien insistió en meterla al álbum.
Esta canción nació con un Spinetta produciendo lo que Charly tocaba, y el resultado fue una de las canciones más impactantes en la carrera de Charly, que posiblemente se desprende de todo lo que son las demás canciones de Piano Bar, pero que logra ser un cierre excelente.
"Estamos como el amor que se echa a perder. Violamos todo lo que amamos para vivir", enfatiza "Total Interferencia" sobre una armonía genial, que va sobre una batería suave que por momentos calla para volver y dejar un tema sublime que "se va en fade", como cientos de canciones famosas de los 80.
Piano Bar es un álbum redondo, no hay canciones malas. Los fans de Charly García debaten entre cuál es su mejor disco, y este debe estar en la conversación por la manera en la que logró encapsular tantas ideas y discursos en 10 canciones, así como lograr esa mezcla entre los ritmos más roqueros y la búsqueda de nuevos sonidos.
En septiembre de 2024 Piano Bar cumple 40 años, y te recomendamos escucharlo, así como su último álbum, llamado La Lógica del Escorpión.