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A 35 años de 'Surfer Rosa' de Pixies

A 35 años de 'Surfer Rosa' de Pixies

21/Mar/2023

Surfeando al gigante rosa.

Imagina estar en el fin del mundo capitalista, acabas de dar un duro golpe al sistema y ves como la estructura literalmente explota y estas tomado del tóxico pero gran amor de tu vida o estar en un paraíso caribeño surfeando con un coco en una mano y un porro en la otra.

No cualquiera tiene la habilidad de crear himnos que resuenan generación tras generación, canciones que provocan las más profundas emociones y desbordan estadios con multitudes infinitas coreando a viva voz lo que alguna vez alguien, en ese momento desconocido y después transformado en ídolo de masas, escribió en el fondo de su habitación preguntándose por la existencia propia. Esto es Surfer Rosa, un desgarrador grito, una bomba atómica, la ola sonora que surfeas o te ahoga, el potente debut con el que Pixies aseguraron un lugar en la historia de la música.

Entraron de golpe en el panorama mundial a finales de los ochenta, con un nivel de irreverencia y descontrol (con una mujer talentosísima como bajista ¡YEAH! ) que los caracterizó en su momento, esas melodías ruidosas y divertidas que nos hacen saltar , enloquecer y sudar. Nuestras cabezas no se pueden quedar quietas ni nuestras mentes dejar de volar con esos sonidos que extrapolan la imaginación a lugares de nuestra memoria que son difíciles de acceder.

La grabación del álbum se realizó en Boston, en tan solo dos semanas y con un reducido presupuesto en un lugar llamado Q División, con Steve Albini a cargo del registro, un nombre que en esos momentos no era conocido pero que se convertiría en un referente grabando con grandes como Nirvana, Jarvis Cocker, PJ Harvey, The Stooges, Low, Mowgai y el mismísimo Robert Plant. Aunque lo que lo hace único en su tipo es su mentalidad sincera y reacia que impregna en su trabajo y sus polémicas declaraciones  confirman, como la hecha para la revista Forced Exposure en 1986:

Me importan dos manchas de vómito de un viejo negro drogadicto sus tratados politico-filosoficos, chicos. Me gusta el ruido fuerte que hace que mi cabeza de vueltas. Quiero sentirlo azotándome como una maldita convulsión. Estamos tan impactados por nuestra patética existencia que lo necesitamos como un remedio”.

Albini se hizo cargo de manera sencilla pero minuciosa y exacta de la grabación como un gran profesional de la ingeniería del sonido a pesar de que no era de su total agrado la música de la agrupación, en sus propias palabras recogidas en el libro Fool The World “Realmente nunca me gustó su música en la forma en que me gustó la música de mis bandas favoritas, como Televisión, Sex Pistols, Ramones, Suicide, Kraftwerk, bandas únicas y brillantes que amaba, realmente nunca tuve ese nivel de interés con los Pixies. Es incómodo para mí decirlo porque siento que de alguna manera estoy orinando en su pastel de cumpleaños. Realmente me gusta y respeto a la gente de esa banda. Creo que David Lovering es un gran baterista. Creo que Joey es un guitarrista innovador. Creo que Kim es probablemente la mejor cantante de la historia, y creo que Charlie es un tipo talentoso y único. Pero, las cosas que me gustan de esa banda, no es realmente la música”. Sin dejar que su gusto personal afectara su trabajo grabó el mejor álbum de su carrera porque en el fondo sabía que estos chicos tenían un gran futuro y por supuesto: tenía toda la razón.

El nombre del disco no fue elegido por la agrupación, sino por la disquera 4AD, que tras descartar el título de “Gigantic” optaron por Surfer Rosa en alusión directa al décimo tema "Oh My Golly!", inspirado en los viajes a Puerto Rico que realizó en 1986 Francis Black, quien a modo de homenaje a una surfista que conoció en el paraíso caribeño, escribió esa canción romántica-punk que termina con una conversación unilateral :

You fucking die, I said. To her
I said, You fucking die! To her
Huh? What?
No, no. I was talking to Kim
I said, You fuckin' die
No, I, I we were just goofin' around
No, no. It didn't have anything to do with anything
She said, don't tou- anybody touches my stuff
And I said, you fuckin' die, like that
I was finishing her part for her
You know what I mean?

Albini, que como parte de su estilo de grabación nunca dejaba de registrar ambientes, dejó encendida la grabadora mientras la bajista salía a fumar y amenazaba a los demás con no tocar sus cosas, el resultado es este y más fragmentos que, lejos de percibirse como errores, son una huella única y sucia identidad del disco, son de esas cosas que hacen a una banda única e inolvidable. Otra particularidad del espectro sonoro de Surfer Rosa son los sonidos enormes de ambiente que se grabaron en los reverberantes y grandísimos baños del edificio de Q Division, la bajista Kim Deal cuenta: “Los recuerdo llevando los amplificadores al baño para poder grabar el gran sonido de Gigantic. A Albini no le gustó el sonido del estudio, así que tomaron todos los Marshalls y todos los cables y los trajeron a este baño que estaba completamente hecho de cemento, y ahí es donde sale ese gran sonido con eco. No quería usar eco de estudio, quería usar eco real. Creo que la voz de Where Is My Mind? vino de ese baño, el "whooooooo". Al final de la canción la cinta se acaba. Por eso termina abruptamente. La cinta en realidad se acabó y luego extendieron mi voz más allá. La cinta comenzó a hacer clic, clic, clic y dijimos: "Bueno, tenemos la mayor parte". Creo que no tenían idea en ese momento que acababan de crear uno de los mayores himnos en la historia del rock.

portada_pix

 

La portada del disco fue pensada y ejecutada por Vaughan Oliver. Nos muestra a una bailarina de flamenco en topless, de fondo una pared que se está descarapelando, un crucifijo y una guitarra rota. Tratada en tonos sepia, la fotografía retoma las extrañas y no muy evidentes influencias españolas que tenía Francis Black. Fue tomada en el pub frente a las oficinas de la disquera en lo que fue una puesta más teatral que fotográfica. El concepto también fue inspirado en la chica surfista de Puerto Rico y encaja sórdidamente con la crudeza de las canciones y la decadencia sonora que se ve potenciada por la pose desafiante de la mujer flamenca que encara empoderada mente a un mundo que podría mirarla con ojos cosificantes pero que se sostiene a sí misma con entereza su digna y
natural desnudez, desnudez que acompañaba la explosiva música contenida en el álbum.

Desde un inicio con "Bone Machine", "Something Against You" y "Broken Face" nos dan una
sobredosis de buen rock y letras delirantes, que hablan de cosas cotidianas y banales pero con una frescura que solo ellos podían lograr, simplemente te cautivan con esos guitarrazos dados por Joey Santiago, un filipino que ataca las seis cuerdas con el objetivo de sacarle toda una gama de sonidos a su instrumento que tal vez no sea el mejor técnicamente pero que hace locuras con lo que sabe. Con temas en los que en menos de dos minutos cada uno, haciendo honor al más duro punk, nos recetan unos golpes a los tímpanos que sin piedad resuenan sin cesar, el lado salvaje de Pixies es sin duda un galope intenso hacia una cumbre deliciosamente distorsionada.

Damos paso al primer sencillo del álbum "Gigantic" interpretado dulce, magistralmente y con
un gran gran gran amor como la misma letra menciona por Kim Deal en el bajo y en la voz.
Con unos gritos de Francis Black en el fondo, dándole su propio toque. Este es el único
tema no compuesto por el líder de la banda.

La hermosa e hipnótica "River Euphrates" nos invita a dar un paseo en un salvavidas por la
franja de gaza, sin importar nada más que fluir, pasear, cabalgar, flotar, ir cuesta abajo sin
importar el destino.

Sin anestesia ni nada, Francis Black nos detiene con un seco y contundente ¡S T O P! solo
para dejarnos en la melancolía del himno y momento cumbre del disco Where Is My MInd?
uno de los momentos cumbres de la música de finales de los 80 's. Una balada que
simplemente se pregunta lo que alguna vez todos nos hemos preguntado ¿Dónde estoy?
Los Pixies , no buscan darnos una respuesta pero si tocan nuestras fibras sensibles y que
cada quien se responda ( o no ) así mismo.

"Cactus" entra al fondo del sentimiento de extrañar a alguien, su olor, su sabor, su sopa, su
pan, su simple presencia. Este tema es versionado magníficamente por David Bowie, no
por nada el duque blanco quedó pasmado con tal sinceridad y poder.

"Oh My Golly" y "Vamos" son un par de temas alocados cantados en parte en español que
muestran una parte desastrosa y aventurera de la banda, sin pretensión de hacerlo bien ni
agradar a nadie, solo cuentan sus historias y revientan los instrumentos.

Para cerrar grandiosamente el álbum tenemos esta melodiosa y bien ejecutada "Brick Is Red", que da muestra de la capacidad musical de los de Boston, un punto final que le da a este disco una conclusión al nivel de toda la obra.

La historia de Pixies es un muy buen ejemplo de algo que se ha demostrado una y otra vez: que haces tu mejor trabajo cuando no sabes que lo estás haciendo. Lo que tienes que hacer es entrar en esta zona y realmente no saber lo que estás haciendo, no tienes que pensar en lo que estás haciendo. Los Pixies fueron una situación que nació de la total libertad y de una sana falta de autocensura.

Gracias a este desenfreno podemos tener esta joya sonora que influyó a todo el movimiento Grunge de los 90 ‘s y que después de 35 años nos alimenta el corazón y la melomanía, llenando nuestra cabeza con distorsiones, gritos y letras apabullantes.