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Detrás de un éxito siempre hay muchos fracasos y Pearl Jam es uno de los mejores ejemplos. Aunque su álbum debut es catalogado como uno de los mejores de la historia y fue el himno de la Generación X en realidad hubo mucho sufrimiento previo. Además cuatro de los integrantes no eran precisamente unos jovenzuelos sino unos experimentados músicos con un largo camino recorrido pero que por misterios de la vida jamás habían alcanzado el anhelado reconocimiento.
Los primeros bosquejos de lo que estaba por venir conducen hasta 1984. El mismo año que George Orwell intentó visualizar en su clásica novela de ciencia ficción fue cuando Jeff Ament y Stone Gossard decidieron formar una nueva banda. El primero apenas tenía un par de años de haber renunciado a la Universidad de Montana y mudarse a Seattle. La arriesgada decisión sería el hecho que cambiaría para siempre su vida.
El proyecto recién nacido fue nombrado Green River y destacó por su agresivo sonido que combinaba la furia del punk con las guitarras del heavy metal. Sin ser su objetivo sentó las bases de lo que poco después sería bautizado como grunge. A pesar del esfuerzo el cuarteto nunca pudo trascender y la frustración de los elementos derivó en una inevitable separación. Al final no estuvo tan mal porque mientras la mitad de los integrantes fundaron a Mudhoney los mencionados Ament y Gossard decidieron intentarlo de nuevo en el largo y sinuoso camino (The Beatles dixit) del rock.
La dupla ahora dio vida a Mother Love Bone junto a una joven promesa de nombre Andrew Wood. Su mayor virtud era su portentosa voz pero su principal defecto fue su adicción a la heroína. Al final el grupo solo pudo grabar un LP que fue publicado de manera póstuma por la muerte prematura del cantante. El primer mártir de la generación de camisas de leñador había llegado. En su honor Chris Cornell de Soundgarden formó a Temple of the Dog, un proyecto de estudio que publicó un álbum tributo.
Después de intentarlo dos veces de forma profesional con agrupaciones que prometían mucho pero nunca lograron despegar lo natural hubiera sido renunciar a la música. Eso nunca ocurrió porque la tercera es la vencida y ahora la pareja de experimentados músicos se unió con Mike McCready y Dave Krusen. El objetivo fue crear jams instrumentales con una fuerte influencia de Jimi Hendrix y Cream. Una vez que se consiguió la base musical solo faltaba la voz y el elegido fue un joven Eddie Vedder de San Diego aficionado a surfear las olas del mar.
Una vez con el engranaje completo y bien aceitado todo fluyó de manera natural. Una vez con el nombre definido como Pearl Jam las grabaciones se realizaron en tiempo récord. Eso permitió que el 27 de agosto de 1991 viera la luz la ópera prima del quinteto y desde entonces nada fue igual.
Como resultado se obtuvieron 11 canciones que muestran un rock seco como el desierto pero duro como el granizo. Mientras que las dos guitarras se pasean de lado a lado para incitar al headbanging. En tanto que encima de todo resuena la voz de barítono de Vedder con su forma única de cantar que muy pronto provocaría la aparición de cientos de usurpadores. Desde Stone Temple Pilots hasta Creed y la lista sigue y sigue.
Por su parte, el disco muestra distintas caras que van de la furia incontrolada de “Even Flow” a la introspección de “Alive”. Ambos fueron los primeros sencillos en ser publicados y los responsables de que el combo pudiera salir de gira más allá de Washington. Aunque fue gracias a “Jeremy” y su rotación constante en MTV que el éxito fue mundial. Además la canción que tomó inspiración en un suicidio escolar demostró que dentro del grunge no todo era fiesta porque también se podían crear canciones con una fuerte conciencia social. También confirma que el problema de las armas de fuego en Estados Unidos es mucho más antiguo a la Masacre de Columbine.
Después de varios intentos por fin el ansiado reconocimiento llegó. Desde entonces Pearl Jam ha enfrentado varias etapas que han sido tanto laureadas como criticadas. La furia inicial ha desaparecido casi por completo para dar paso a una madurez. Aunque antes de todo eso hubo un puñado de canciones que los adolescentes de más de una generación han coreado sin preocuparse por el futuro.