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Existen agrupaciones como The Doors y Led Zeppelin que tienen cortas carreras que se ven interrumpidas por muertes prematuras. En pocos años logran lo que la mayoría no pueden en toda una vida. Pero en el caso Sonic Youth no fue así porque su trayectoria abarca tres décadas de trabajo ininterrumpido. Una desafortunada infidelidad fue la responsable de provocar la abrupta separación del conjunto.
Ahora bien, dentro de la discografía del proyecto fundado por Thurston Moore, Kim Gordon y Lee Ranaldo existen álbumes tan variados como la personalidad de cada integrante. Algunos se sumergen por completo en el noise extremo y otros coquetean con el free jazz. Un miembro que no aparece en los créditos pero siempre estuvo presente en la música fue Nueva York. Resulta imposible no relacionar al proyecto nacido en 1981 con la ciudad de los rascacielos.
Sin pertenecer por completo al movimiento grunge, la aportación de Sonic Youth fue definitoria. El propio Kurt Cobain fue un ahijado ilegítimo del entonces matrimonio Moore-Gordon. Tan sólo se debe observar el documental (This Is Known As) The Blue Scale de Dave Markey para ver el respeto que tenía el líder de Nirvana hacia la dupla.
Dentro de los más de medio centenar de lanzamientos firmados por la Juventud Sónica existe uno en particular que destaca del resto. Es un trabajo que trasciende la barrera del tiempo y al mismo tiempo fue un éxito instantáneo en ventas y crítica. Se trata de Goo, publicado el 26 de junio de 1990. Aunque existe un ligero coqueteo con la música pop, en el fondo prevalece un sonido áspero y ruidoso. Las guitarras mantienen un matrimonio permanente con la distorsión como un sello distintivo de la época.
El material marcó el debut del conjunto con DGC Records, subsidiaria de Geffen Records. Sin importar las circunstancias, la libertad creativa jamás se perdió. Con el apoyo en la producción de J Mascis de Dinosaur Jr. y Don Fleming, lo que caracteriza a las once canciones incluidas es el sonido de las guitarras. Todas son sacudidas y exprimidas como si se tratara del fin del mundo.
El tema abridor es “Dirty Boots” que inicia con un sonido tranquilo y relajado para aumentar en intensidad de forma paulatina. Como si se tratara de una bola de nieve, incorpora todo lo que encuentra a su paso hasta convertirse en una enorme masa en la que destaca la batería de Steve Shelley.
Además del sonido emanado de las seis cuerdas otra característica dominante es la voz de Kim Gordon. Su estilo y actitud la han convertido en un referente del poder femenino en la historia del rock. Son innumerables las mujeres que a la fecha han reconocida su influencia.
Por su parte, como primer sencillo del trabajo se publicó “Kool Thing”, composición que cuenta con la colaboración de Chuck D de Public Enemy. Hoy es natural la fusión de rock con hip hop pero no siempre fue así. El experimento se repetiría un par de años después al componer junto a Cypress Hill una canción para el soundtrack de Judgment Night.
Otro rasgo del disco que ha trascendido la barrera del tiempo es su representativa portada. La monocromática ilustración es obra de Raymond Ginn aka Raymond Pettibon, hermano menor de Greg Ginn de Black Flag. A la fecha es una imagen que se puede ver estampada en miles de playeras en todo el mundo.
Decir que Sonic Youth es la banda de rock más influyente de las últimas décadas es una arriesgada afirmación que puede derivar en una discusión. Aunque sin importar la opinión que se tenga, el legado del combo neoyorquino se mantiene impoluto. Su importancia no se mide por los discos que vendieron sino por el número de bandas que nacieron a raíz de su música.