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Durante un descanso de la gira mundial Dynamo de 1993 y en medio de rumores de separación de Soda Stereo, Gustavo Cerati presentaría su primer álbum solista Amor Amarillo.
Inspirado por el próximo nacimiento de su primer hijo Benito, y su relación con Cecilia Aménabar, el cantautor argentino junto con Zeta Bosio en la coproducción y Tweety González como consultor musical, plasmaría 11 canciones eclécticas que reflejarían la calma y libertad que había encontrado viviendo en Chile y que definirían el estilo de su carrera como solista.
Con un título que surgió como referencia a unas piedras amarillas que Gustavo y Cecilia recogieron en las playas de Venezuela, el álbum es un mix de sonidos indie, folk, psicodelia, rock y dream pop.
Todo comienza con la canción homónima “Amor Amarillo”, una poderosa poesía sobre el embarazo que define la temática general de los siguientes tracks. Con metáforas sobre la gestación le sigue “Lisa” composición que a pesar de la creencia, está inspirada en los peces Liza del Lago Vichuquén en Chile, y no en su hija, quien nacería pocos años después.
“Te llevo para que me lleves” retoma el compromiso de Gustavo con Cecilia, quien lo acompaña con su voz y como musa del video oficial mientras que “Pulsar” es una tema que mezcla rock y electrónica, donde el sintetizador marca los latidos de una nueva vida mientras nos muestra claramente el sello característico de los trabajos futuros del autor.
“Bajan” es un cover a de Pescado Rabioso que funge como una crítica sobre lo acelerado de la vida. “Rombos” usa un sample de “Texture” de Catherine Wheel y es sin duda la canción más experimental del disco, mientras que “Ahora es Nunca” y a “Merced” son una oda al amor que cierran de manera magistral el álbum.
Amor Amarillo no solo es el nacimiento de una increíble carrera de solista de uno de los cantautores más importantes del rock, también es sol, gestación, cambio de vida, vulnerabilidad, creatividad y, valga la redundancia, amor que ha perdurado por 30 años y contando.