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El tercer disco de The Cardigans, First Band on the Moon, cumple 25 años de su lanzamiento. Históricamente, el álbum se encuentra entre la decadencia del grunge y el apogeo del britpop. El primero no pudo recuperarse del duro golpe de perder a su figura principal, dejando vía libre para que el sonido más ligero de los británicos prevaleciera sobre la música de aquellos años. Ya que, por sus tonos nacionalistas, era difícil de replicar, haciendo más valiosa la irrupción de la agrupación sueca, que demostró lo innecesario que puede ser adherirse a una corriente o movimiento para conseguir éxito, sino lo importante que es trabajar sobre el estilo propio.
Los originarios de Jönköping realizaron el trabajo, tenían en su haber dos materiales previos (Emmerdale y Life) que les valieron cierto reconocimiento en la escena local e internacional, sirviendo, para para pulir su característica combinación de pop rock; difícil de describir, pero fácil de escuchar. Con una notable evolución entre cada uno de estos, este proceso culminaría en el sonido que fue retomado (para bien y para mal) por bandas y solistas de la segunda parte de los 90´s en pos de encontrar el nuevo hit que dominara las listas, definiendo en gran parte, el tono juguetón de la cultura de aquellos años. Claro ejemplo de ello es la canción más conocida del disco y probablemente del grupo “Lovefool”, un clásico inmediato, que tomó por asalto los charts del mundo, y que ha sido utilizado en innumerables ocasiones para series y películas, al igual que los covers, sampleos y pobres imitaciones que ha padecido desde su aparición, fenómeno que se repite cada tanto, cuando lo alternativo llega al mainstream, en su constante intento por envasar la fórmula del éxito.
Musicalmente hablando First Band on the Moon, no suena muy actual, pero no por ello es menos relevante, sirve como registro, uno muy valioso, de su tiempo, que como se mencionó, fue definido en gran medida por él mismo. Las guitarras rítmicas, combinadas con una base de jazz y la tierna, además de, característica voz de Nina Persson, hacen que este viaje melancólico sea disfrutable. Lo que, si se siente con mayor actualidad, son las letras, que justo a partir de este material Persson se involucra más en la composición, que antes corrían casi en su totalidad por Peter Svensson (guitarrista), dotándolas de un toque genuino al ser interpretadas, como en “Been It” que en definitiva deja las sutilezas de lado.
Otros títulos destacables son “Your New Cuckoo” que por momentos te remonta a una fiesta amenizada por una banda, por la simpleza de su melodía, “Heartbreaker” talvez la más experimental del disco, llena de guitarras distorsionadas que contrasta de buena manera con la voz de Persson y “Losers” que, interpretada por otra banda un poco menos estigmatizada por el éxito en las listas de popularidad, pudo ser un himno de la Generación X.
Escuchar este disco sin dudas remonta a esa época de tonos neón y mucha frivolidad frente a lo que venía.