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1996 y el mundo es un caos. ¿Justicia? qué va, eso no existe en este inmenso continente donde el imperialismo y fascismo dominan de pies a cabeza. Tomemos esto como base y viajemos cuatro años atrás, justo a 1992, cuando Rage Against The Machine apareció por primera vez con un álbum homónimo que dejó en claro que quería luchar y dar voz a quienes constantemente son callados.
Y es que simplemente con escuchar el nombre de la banda podías darte una idea bastante acertada sobre lo que le aguardaba a tus oídos, a tus ideales y a tu cerebro. Como era de esperarse, la censura para RATM llegó rápidamente ya que los medios masivos de comunicación se mantenían en un mood cien por ciento conservador; a pesar de ello, la banda oriunda de Los Ángeles, California, fue aceptada por los oyentes y la revolución comenzó.
Con Tim Commerford en el bajo, Tom Morello en la guitarra, Brad Wilk en la batería y Zack de la Rocha en la voz, Rage Against The Machine abrió paso a bandas que buscaban mezclar el rap con algún otro género como el rock o el funk, y aunque ya había bandas que hacían esto desde antes, tales como Faith No More o Red Hot Chili Peppers, existía una diferencia, la inclusión en protesta social.
Fue así como a través de Epic Records llegó Evil Empire en 1996; un segundo álbum con el que todos sabían lo que les esperaba y un explosivo estruendo de quejas en contra del sistema se escucharon fuertemente desde el segundo cero de “People of the Sun”, hasta el minuto cuatro de “Year of tha Boomerang”; canciones con las que abre y cierra el LP.
En el mismo año llegaron álbumes como Ænima de Tool, Down on the Upside de Soundgarden, Load de Metallica y No Code de Pearl Jam, que si bien también estaban llenos de poder y fuertes sonidos, no dejaron atrás al protagonista de esta historia y ahora es considerado uno de los mejores de dicha generación.
¿Qué sería del Evil Empire sin la gran portada que lo acompaña a todos lados? La respuesta está abierta, pero si algo está claro es que es fácil de identificar y de entender. Mel Ramos se encargó de crearla gracias a una alteración de un cómic de los años 50 y la primera versión de esta, llevaba por nombre Crime Buster.
Los temas llenos de riffs sencillos en guitarra y bajo que van y vienen, hicieron que todos supieran en breve que se trataba de Rage Against The Machine. Un ejemplo notorio de esto es “Bulls On Parade”, canción que fue uno de los adelantos que la banda mostró antes del lanzamiento oficial del álbum y que rápidamente se metió hasta lo más profundo del cerebro de todo aquel que la escuchaba; esta protesta se convirtió en una invitación al verdadero caos y se encargó de que se les vetara de SNL luego de la única presentación fallida que tuvieron en el mismo año de estreno.
A la mitad del álbum se encuentra “Tire Me”, que con tan solo 2:58 minutos logró darle su primer Grammy a la banda. A esta le sigue “Down Rodeo”, una canción donde Tim Commerford y Tom Morello demuestran el poder que logran en conjunto y cómo pueden ir, sin problema alguno, del rock al rap al terminar la primera parte del track. “Roll Right” es otra de las favoritas del álbum, en ella el singular tono de voz de Zack de la Rocha se coloca en un sube y baja para tomar fuerza en los momentos correctos y así poder dar un mensaje claro y enfatizar con poder ciertos versos.
A lo largo del Evil Empire se tocan temas como la migración, el servicio militar, el maltrato doméstico y por supuesto, la opresión que estos y otros temas provocan. Y aunque RATM entregó un álbum que para muchos es más de lo que siempre ofrecieron, a veces es necesario seguir esta fórmula para llegar a los oídos que quieres que te escuchen y tu mensaje sea tomado en cuenta.
Hoy, 25 años después, podemos darnos cuenta que la mayoría de sus letras resultaron ser atemporales.