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A mediados de la década de los 90s el mundo experimentaba el auge y la expansión de la música electrónica de baile; el rave atravesaba su época dorada tomando por asalto fábricas, edificios abandonados, playas, bosques y cuanto sitio que pudiera albergar zonas temporalmente autónomas. Al mismo tiempo la figura del DJ comenzaba a cobrar protagonismo no solo en los circuitos del techno, poco a poco fue haciéndose de un sitio preponderante en la escena del rock. Es así como la música producida con sintetizadores, cajas de ritmo y samplers se alzaba como la gran alternativa.
Uno de los primeros músicos de rock que cayó seducido ante el poder de los beats fue el mítico David Bowie. Influenciado por bandas de corte electrónico como Underworld y Prodigy, en 1996, el llamado Camaleón del rock se volcaría por completo a experimentar con máquinas, tomando como referencia el drum and bass y la música industrial para dar vida a su vigésimo álbum de estudio: Earthling, lanzado el 3 de febrero de 1997, hace 25 años.
Apenas, cinco días después de haber concluido la gira de su disco Outside, Bowie y su entonces productor Reeves Gabrels , actual guitarrista de The Cure, se encerraron por dos semanas y media en los Looking Glass Studio de Nueva York, sin tener muy claro lo que iban a grabar. A pesar del tiempo reducido en que el LP fue concebido, la dupla consiguió producir una obra potente, arriesgada, sofisticada y experimental, a la altura de sus mejores discos, fiel reflejo del imaginario creativo de uno de los artistas fundamentales de la historia de la música pop de todos los tiempos.
Earthling contó con la participación de Bowie, Gabrels y Mark Plati como productores, a los cuales se sumaron nombres como Gail Ann Dorsey, Zachary Alford, Mike Garson y Trent Reznor como invitado especial. De los sencillos que se desprendieron el más exitoso fue “Liltle Wonder”, posicionándose en el número 14 de las listas de éxitos en Reino Unido. Por su parte "I'm Afraid of Americans" logró mantenerse por 16 semanas en las listas de Estados Unidos, este track compuesto junto a Brian Eno y con el ya mencionado Trent Reznor haciendo coros, para algunos críticos es el sencillo que engloba a la perfección la propuesta electrónica de Earthling, construido a partir de múltiples capas de sonido generadas por samplers, líneas pesadas de bajo y sintetizadores procesados una y otra vez.
En cuanto a la lírica, si en Outside, Bowie nos entregó un disco en el que el concepto giraba en torno a un asesino serial, en Earthling el eje rector es la espiritualidad, así lo explicaba el músico en entrevista: “Supongo que el tema en común en todas las canciones es esta necesidad permanente en mí de vacilar entre el ateísmo o una especie de gnosticismo. Sigo yendo hacia atrás y hacia adelante entre las dos cosas, porque significan mucho en mi vida. Quiero decir, la iglesia no entra en mis escritos ni en mis pensamientos; no tengo empatía con ninguna religión organizada. Lo que necesito es encontrar un equilibrio, espiritualmente, con la manera en que vivo y mi muerte. Y ese período de tiempo, desde hoy hasta mi fallecimiento, es lo único que me fascina.”
Finalmente, David Bowie saldría de gira en mayo de 1997 para promocionar Earthling, uno de los países elegidos dentro del tour fue México, presentándose el 23 de octubre de 1997 en el recién estrenado Foro Sol del entonces Distrito Federal, ofreciendo el primero y único show que el británico diera en suelo azteca, y que, por la misma razón, marcaría para siempre la historia de los conciertos en nuestro país.