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“Originality is something most musicians battle with”, Brian Molko.
Mientras el mundo se concentraba en ver qué banda hacía mejor su trabajo y quién vendía más -sí, estamos hablando de la batalla del britpop-, un grupo de jóvenes se disponía a retar la situación del momento componiendo rolas melancólicas, repletas de un sentimiento rebelde que se notaba en cada una de sus ruidosas y enérgicas notas. Brian Molko y Stefan Olsdal estaban destinados a encontrarse en algún momento de la vida y curiosamente coincidieron en el momento perfecto para trabajar en un proyecto que más tarde los llevaría al rotundo éxito no solo de Reino Unido, sino del mundo entero.
La dupla tenía muchos intereses, entre ellos manifestar su descontento hacia temas socio-políticos y hablar en pro de la comunidad LGBT, conceptos que aún después de 25 años resuenan en sus composiciones. Brian quería formar una banda para explorar su lado creativo, ser independiente e incluso abordar el tema del (des) empleo. Las ideas estaban y ¿Qué tenían para lograrlo? En realidad contaban con muy poco, eran una banda de dos y buscaban a un baterista. Después de un tiempo llamaron a Steve Hewitt (amigo de Molko) aunque su compromiso con otro proyecto logró que desistiera con la idea de continuar con la banda y en su lugar entró Robert Schultzberg; ya todos juntos sonaban a Placebo.
Pero ¿a qué sonaba? Sus influencias se enfocaban en bandas como Joy Division y Sonic Youth. Había un velo de singularidad gótica en sus primeras composiciones. Eran melodías introspectivas con sabor agridulce. La particular voz del frontman era disonante y aún así especial. Después de haberse entregado por completo a la composición y grabación, llegó el primer disco de la banda producido por Brad Wood, el resultado del homónimo fue inspiracional para los proyectos venideros del rock alternativo.
El álbum debut de Placebo llegó hace 25 años posiblemente con objetivos difusos. “Ser famoso no estaba en mis planes”, admitió Brian durante una entrevista, sin embargo el disco le ofreció a la banda una impresionante cantidad de oportunidades que nunca olvidarán. El material de 10 pistas, más una oculta, tiene una historia que también se centra en la sensación de que todo lo bueno termina pronto, sin embargo lo mejor perdura gracias al apoyo incondicional de las personas.
Hablar de Placebo es abordar posiblemente la mejor etapa de la banda e incluso aunque ellos apunten lo contrario. Aunque hubo más de un sencillo todos recuerdan el disco por el estruendoso “Nancy Boy” que habla sobre dogas y la bisexualidad, tema que inclusive llamó la atención de David Bowie, artista que pronto se convertiría en parte esencial de la banda. Las drogas y el alcohol siempre serán como un medio de escape; abordarlo en las canciones manifiesta sensaciones similares. Desde entonces se leía la controversial postura del proyecto.
El disco abre con “Come Home” una rápida pista que te posiciona entre la vida y la muerte con su inquietante juego de guitarra y batería; la composición es desgarradora y elocuente lo cual logra conjugarse a la perfección con su sucesora “Teenage Angst” que aunque es mucho más calma, mantiene esta similitud vivaz dentro la sonoridad.
Por su parte, “Bionic” es mucho más sombría e incluso posee una de las letras más ambiguas de la producción que dos décadas más tarde se podría entender como esa idea de que no puedes ser siempre lo que todos quieren que seas. “36 Degrees” entra para demostrar que su sonido, aunque no era peculiarmente nuevo, tenía una intención: entablar un dialogo secreto con el escucha. Placebo no canta rolas con premisas literales y por ello siempre se ha visto apoyado por el sonido; las guitarras desafiantes, los chirridos y la voz de este personaje andrógino lo explicaban todo y a la vez nada.
“Hang on to your IQ” es posiblemente una de las rolas que las personas más pasan por alto y también es posiblemente una de las mejores canciones del disco. La depresión envuelve a nuestro personaje principal. “Es la canción con más historia del álbum. La persona que aparece en 'Hang On To Your IQ' está tan acomplejada que no puede funcionar correctamente en el plano sexual, algo por lo que todos pasamos en ciertos momentos de nuestra vida”, explicó Molko.
Si estás pensando que Placebo quería sumarse a la batalla del britpop estás en lo incorrecto. Ni en sus sueños más remotos pasó esa posibilidad y principalmente porque aceptaban que ni siquiera contaban con la nacionalidad para poder ser parte de esa gran disputa. Además, el sonido que exploraban en el momento era algo casi instantáneo. “Nunca hemos intentado sonar como otra cosa”, mencionaron.
Aún cuando suelen variar los ritmos entre las canciones todas mantienen el mismo estilo y esa chispa lúgubre que tanto las caracteriza. El disco continúa manifestando sus inquietudes al ritmo de “I Know” -quizá otro de los mejores temas-. "Mucha gente ha captado la oscuridad en nuestra música. La pasión y la emoción; explorarla de la manera más desnuda posible porque puedes sentir más si no te escondes detrás de las cosas”, explicó el vocalista durante una entrevista.
No es de sorprenderse que la banda llamara la atención de un público muy particular que además de preferir “nuevos sonidos”, se dejara llevar por la apariencia estética del trío que conseguía inquietar por ver a su líder andrógino arriba y abajo del escenario. ¡Era una locura! “Siempre me confundían con una mujer en la calle, así que pensé ¡Confundamos un poco más a estas personas! Pero no puedes enfatizar algo que aún no está ahí. El lado femenino es definitivamente una parte de mí, definitivamente una parte de mi personaje. Es una difuminación de los límites en lugar de un simple glamour”, explicó Molko en su momento.
Placebo es un debut complejo que te entiende de principio a fin. Ahora es difícil reconocer que es uno de sus mejores proyectos cuando ya han experimentando con tantos sonidos, pero es que a veces solo necesitas una base con la cual iniciar para emprender nuevos horizontes. La misma banda habló de sonidos posmodernos que poco a poco implementaron en sus siguientes composiciones y seguro continúan decepcionando a los que alguna vez creyeron en ellos. 25 años después, este lanzamiento consigue ser más inquietante que la primera vez y escucharlo resulta ser toda una experiencia que debes de vivir por lo menos alguna vez en tu vida, sobre todo si te gusta la banda. Es un disco pesado porque las canciones son similares las unas a las otras, por eso requiere de dedicarle más de una oportunidad. Al final todos sabemos que el mensaje de alguna de sus 11 canciones llegará y se instalará en tu subconsciente.