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El 8 de abril de 1994 el mundo recibió una trágica noticia que enlutó a toda una generación: Kurt Cobain había muerto. Aunque marcó el punto final de Nirvana, también propició el nacimiento de un conjunto fundado por el integrante más callado del trío. Con el simple nombre de Foo Fighters, la banda se ha convertido en una de las más populares de la actualidad. Hoy llena cualquier estadio sin importar la ciudad del mundo de la que se trate.
En ese sentido, cuando Dave Grohl tuvo la idea de crear un nuevo grupo también buscó dejar en claro que era mucho más que un simple baterista. Desde un par de años antes ya había comenzado a grabar algunos demos pero fue a partir del fatídico hecho mencionado que tuvo la determinación de continuar con su camino en la música. Por lo tanto, el álbum debut de Foo Fighters en realidad es un trabajo como solista. Sería tiempo después que se sumarían otros integrantes para poder salir de gira y llegar hasta la formación actual.
Pese a que en este nuevo proyecto persiste la clásica estructura verso-coro-verso, el sonido se aleja del acostumbrado por la camada grunge que triunfó años atrás. Lo que prevalece es un rock en su formato más sencillo y directo posible, creado con guitarras, bajo y batería.
En este caso, el trabajo fue concebido para demostrar que existía vida después de la muerte. El proyecto nunca tuvo grandes aspiraciones. El propio Grohl se encargó de ejecutar todos los instrumentos y al final los ensambló para que las canciones sonaran como si hubieran sido grabadas por varias personas.
Fue el 4 de julio de 1995 cuando fue editado el trabajo y de inmediato recibió una respuesta positiva. No fueron pocas las revistas que lo consideraron dentro de las listas de lo mejor del año. En cuanto al sonido, está más emparentado al de los grupos que entonces se encontraban en su máximo apogeo como Green Day y The Offspring. Hay mucha energía y gritos desaforados que marcarían a los jóvenes de la última década del siglo XX.
El primer sencillo del trabajo es “This Is A Call”, también la canción con la que abre el material. Es una pieza directa y contagiosa que de inmediato queda grabada en el inconsciente. Es un potente gancho a los oídos que resultó un aliciente contra la música dance que prevalecía. Además demostró que Dave también podía cantar.
En una esquina opuesta se encuentra “I'll Stick Around", en la que se aprecian ciertos rasgos emanados de las bandas surgidas años antes en Seattle. Existen ligeras similitudes con el sonido de Pearl Jam y Soundgarden, aunque con la notoria diferencia de que no hay poderosas voces como las de Eddie Vedder o Chris Cornell. Para la promoción del sencillo se grabó el primer video oficial del grupo y el director fue Gerald Casale, bajista y fundador de Devo.
Pero el poder no lo es todo y también hay lugar para composiciones relajadas como “Big Me”. De corta duración, es una pieza melancólica y sentimental que recuerda a la faceta más melosa de los Pixies. Con el transcurrir de los años sería una cara recurrente dentro de la discografía de Grohl.
A pesar de no contar con grandes expectativas y haber sido grabado en apenas una semana, el debut de Foo Fighters resultó exitoso en todos los sentidos. Además marcó el inicio de una de las carreras más exitosas dentro de la historia reciente del rock. Aunque lo más importante es que evitó repetir lo hecho por Nirvana y optó por labrar un camino propio.