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La participación de las mujeres dentro de la música siempre ha estado presente. Desde el surgimiento del blues y jazz han destacado nombres como Mamie Smith y Bessie Smith, quienes tuvieron que enfrentar la retrógrada mentalidad de inicios del siglo 20. Inclusive décadas después, ya con la consolidación del rock, cantantes como Janis Joplin vivieron una fuerte represión por el simple hecho de no ser hombres.
Ahora bien, dentro de la historia reciente, una persona que ha logrado trascender en la música gracias a la calidad de su trabajo ha sido Polly Jean Harvey. Su voz es su principal herramienta y destaca por las tonalidades que alcanza. Lo mismo puede emitir gritos furiosos que dulces susurros que parecen cantos de cuna. Aunque también destaca por su habilidad con los instrumentos al poder ejecutar más de una decena, entre ellos la guitarra, saxofón, piano y violín.
Su inicio en la música se remonta a finales de los ochenta cuando se unió a Automatic Dlamini, pero sería en 1992 cuando alcanzaría notoriedad en su natal Reino Unido con la publicación de su primer álbum en solitario, titulado Dry. Las críticas de la época alabaron su habilidad en la composición al retratar la vida cotidiana desde la óptica femenina.
A mediados de los 90 vivió un intenso romance con Nick Cave, pero después de más de un año de relación llegaría el rompimiento. El hecho le sirvió a él para componer algunos temas de su disco The Boatman's Call. Mientras que ella se fue a vivir una temporada a Nueva York y la ciudad que nunca duerme la inspiró, al menos de forma parcial, para su siguiente material. Aunque en declaraciones futuras negaría que sus letras sean autobiográficas sino que combinan lo real con lo fantástico.
Titulado Stories from the City, Stories from the Sea, contiene 12 composiciones que van de la melancolía a la introspección pero siempre con un sonido refinado que logra erizar la piel por los sentimientos proyectados.
La pieza que abre el material es “Big Exit”, en donde sobresale su potente voz que por momentos recuerda a lo hecho por Kim Gordon con Sonic Youth. Sus gritos retumban en los oídos mientras ella relata lo que se siente estar perdida en una tierra desconocida. A su vez, “Good Fortune” es otra canción en la que hace alusión a las vivencias que tuvo en la Gran Manzana, como sus paseos por el barrio chino e italiano. Además la canción adquiriría notoriedad gracias a un sencillo pero efectivo video dirigido por Sophie Muller, quien tiene una larga trayectoria en donde sobresale su trabajo junto a proyectos encabezados por mujeres, como otros videos para No Doubt, Björk, Garbage y Annie Lennox.
Mientras que la faceta más estridente del LP se puede escuchar en “This Is Love” con una guitarra a máximo volumen mientras ella le canta al amor sin temor a mostrar sus emociones. Sus gritos emulan a un dragón y cada una de sus frases amenaza con quemar a los que se atrevan a escucharlas. Por su actitud y habilidad en la escritura es que son comunes las comparaciones con Patti Smith, lo cual siempre será un halago.
Por otra parte, para esta material PJ Harvey solicitó el apoyo de un amigo que conoció una década atrás cuando ninguno de los dos era famoso: Thom Yorke. La participación del cantante de Radiohead se puede escuchar en cuatro temas, aunque uno que sobresale es “This Mess We're In" por la melancolía que imprimen ambas voces. La letra se puede entender como una carta de despedida a un ser querido y en donde ninguna de las partes quiere irse.
El consenso general de la crítica y el público fue de reconocimiento inmediato. Todas las revistas musicales incluyeron al álbum en sus listas de los más destacados del 2000 e inclusive llevaría a la cantautora a ganar el prestigioso Mercury Prize un año después. De hecho, tanto Time como la Rolling Stone lo tienen catalogado como uno de los 500 mejores de la historia. En ninguno de los casos es una exageración porque la calidad ha logrado trascender la barrera del tiempo.