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Un 3 de septiembre, pero del año 2001, salió a la luz A Funk Odyssey el quinto material discográfico de la banda británica Jamiroquai. En un principio se tenía planeado que el álbum se llamará 2001: A Funk Odyssey, pero en ese entonces la disquera no quería que los títulos llevarán fechas.
La influencia de Jamiroquai hacia el acid jazz, se debe a la madre del líder y vocalista Jay Kay, quien era una cantante de jazz cuando Jay era muy pequeño y eso le dejó influencias musicales del género, que llevó a lo largo de sus primeros discos, hasta que lanzaron el A Funk Odyssey.
Un álbum con 11 temas que incluyen nuevos sonidos en los que, Jamiroquai hizo a un lado el acid jazz que llevaban haciendo en sus anteriores materiales y se adentró a experimentar distintas combinaciones de música funk, electrónica, rock y disco, creando uno de sus materiales más comerciales.
Alejándose de sus raíces y lo que estábamos acostumbrados a escuchar Jamiroquai llegó con una onda muy funky de los años 70, demostrando a todos de lo que eran capaz de crear. Y nos damos cuenta desde que escuchamos la canción abridora del álbum “Feel So Good” que comienza con melodías muy ligeras y tranquilas hasta el momento en que llegamos al coro y sale todo lo funky al grado que te hace sacar los pasos al estilo del buen Jay Kay.
Siguiendo con los temas bailables tenemos “Little L” que fue el sencillo que ocupó el puesto número uno en las listas de los rankings musicales a nivel mundial en 2001 y como no serlo con esa onda disco y melodías pegadizas en la que crearon una muy buena combinación de sintetizadores con bajo y guitarra. Seguido de canciones como “You Give Me Something” y “Love Foolosophy” que les dan continuidad a los temas para romper la pista.
A nivel comercial tuvo bastante éxito, pero la crítica no fue nada buena, mientras los tracks van pasando uno tras otro, podemos percibir el cambio de ritmos que hay constantemente, como en “Black Crow”, “Corner of the Earth” y “Picture of My Life” que son canciones muy cálidas y tranquilas que de cierto modo apagan un poco el ritmo con el que comenzó el disco.
Por otra parte, tenemos temas más ruidosos y rápidos en las que podemos apreciar más guitarrazos y sonidos de sintetizador como en “Stop! Don’t Panic”, “Main Vein (Without Simple)” y “Twenty Zero One”.
El álbum termina con “So Good to Feel Real” una canción muy bailable con melodías bastantes alegres, que mejorarían el día de cualquier persona, muy buena forma de cerrar el álbum.
Después de dos décadas del lanzamiento del A Funk Odyssey nos sigue pareciendo uno de los discos más experimentales, lleno de ritmos, sonidos y procesos nuevos que, si bien, los resultados no fueron los mejores para el grupo británico, nos compartió una gran experiencia y nos adentró a la onda funky a través de sus canciones.