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2001, los albores del nuevo milenio; se hacía cada vez más habitual llegar a casa, y conectarse a la red, o bien, pasar una tarde en el café Internet más cercano. Navegar en páginas, blogs o chatear, para después buscar y descargar música en Napster (que ese año cerraría sus servidores), Ares o LimeWire, esperando que tu archivo no fuera un virus, para después quemarlo en un disco sin portada, sin caja, ni booklet, sólo limitado a lo que tu imaginación y los marcadores que tuvieras a la mano te permitieran.
Era la nueva industria musical, y dentro de ésta, lejos de los escritorios, los ejecutivos de disqueras, los juzgados y las disputas, se gestaba una escena, teniendo como capital la ciudad de Nueva York. Alejada de los sonidos que dominaban los charts, y del camino que había tomado el rock a finales de los noventas. Decantándose por una mezcla de garage rock, post punk, art rock y una filosofía DIY, explotando casi de inmediato, pasando de las fabricas abandonas de Brooklyn a encabezar los grandes festivales del mundo (algunas aún lo hacen).
En este contexto, una de las bandas seminales del movimiento, Yeah Yeah Yeahs, lanzaba el 9 de julio su homónimo debut, un EP de cinco canciones bajo el sello Shifty (propio de la banda), siendo la carta de presentación del el trio conformado por Karen O, Nick Zinner y Brian Chase, y de apenas 14 minutos de duración. Comenzando con “Bang”, una canción que abre con un riff pop rock que acompaña los susurros de O, que nos adelanta el secreto que pronto será revelado, mientras más grande mejor. El grupo utiliza este primer track para mostrarse de cuerpo entero, un sonido elaboradamente crudo, letras directas y una capacidad interpretativa notable por parte del trío, y siendo el titulo la onomatopeya de un disparo, definitivamente deja su marca en la pared.
“Mystery Girl”, por otra parte, es más cinematográfica en cuestión lírica, nos cuenta la historia de una antihéroe del tipo serie B, musicalmente es consecuente con la primera, sólo que esta vez la batería de Chase lleva el mando. “Art Star” una contrastante canción que va del tono monótono, simple y pegajoso al grito desgarrador de O, una imagen del Nueva York cosmopolita que se conecta con las capitales del mundo, a través de sus personajes que transitan por las galerías y nos saludan desde las cloacas.
“Miles Away” una oda al desastre que podemos causar en la inconciencia adolescente, musicalmente podría estar firmada por cualquier banda de ese momento. Por último, “Our Time”, una declaración de principios, una temprana toma de conciencia por parte del grupo, que se sabe dentro de un movimiento que pronto tomará las riendas del rock y que su forma de hacer las cosas influirá en cada artista por salir de ahora en adelante. Porque si bien el EP, estéticamente no trasciende su tiempo, si lo hace su construcción, y el espíritu de la época permanece, en cada nuevo video subido a YouTube o cada archivo que espera ser descubierto en las plataformas de streaming.