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La mayoría de las bandas de rock pasan toda su vida en búsqueda de éxito y apenas un puñado cumple con su cometido. Mientras que la lista de quienes lo consiguen desde un inicio es todavía menor. No todos pueden ser como Jumbo que logró que su primer álbum se convirtiera en un éxito con críticos y fanáticos. Inclusive aparece dentro de la selección del libro 100 discos esenciales del rock mexicano (Grupo Editorial Tomo, 2012). En su momento se posicionó como uno de los máximos representantes de la llamada Avanzada Regia junto a Zurdok y Plastilina Mosh. Pero aunque los aplausos alimentan el ego lo peor que se puede cometer es permanecer estático.
El quinteto originario de Nuevo León vivió la transición entre el antiguo modelo en donde los músicos dependían de las disqueras y el nuevo marcado por la independencia creativa. Antes de que el mundo se transformara por completo y cuando MTV y Telehit todavía eran canales de videos musicales vio la luz el segundo LP del combo.
Cuando el calendario marcaba el 30 de abril de 2001 y tanto Radioactivo 98.5 como Órbita 105.7 FM se mantenían como las principales estaciones de rock en la capital del país empezó a sonar un sencillo que daba continuidad al trabajo previo de los norteños. Una canción con un aura de britpop al estilo de Blur y una letra infantil que podría ser de una campaña publicitaria de paletas marcan a “Rockstar”. Aunque lo cierto es que el coro es igual de pegajoso que cualquier composición de los Ramones y desde la primera escuchada queda tatuado en la mente.
Al igual que en su primer disco, en este nuevo prevalecen las piezas cantadas en español y marcadas por la sencillez del rock & roll clásico. Todavía se aprecian ciertos rasgos de Blueswagen, el proyecto de covers surgido a mediados de los noventa que después se transformaría en Jumbo. La adoración por The Beatles ha estado presente desde entonces.
Por su parte, en algunas partes se aprecia un sonido mejor cohesionado y más elaborado que en su ópera primera. Una de las muestras más claras es “Cámara Lenta” en donde se pasa de un ritmo semi lento a uno más acelerado como si realmente se estuviera abordo de un automóvil en medio de una carretera musical. El quinteto originalmente conformado por Clemente Castillo (voz y guitarra), Jorge Tamez (guitarra), Carlos Castro (bajo), Edy (teclado) y 'Bugs' (batería) consigue una de sus mejores canciones.
La nostalgia ha sido una de las principales influencias del conjunto y dentro de las 13 piezas que conforman la obra donde mejor se ejemplifica es “Cada Vez Que Me Voy”. El sonido transmite la misma frescura que las olas del mar. En el mismo tenor efusivo se ubica “Día” con un estilo frenético que contagia energía. A diferencia de muchas bandas mexicanas que cantan en inglés para internacionalizarse aunque jamás consiguen presentarse fuera de su Ciudad, con Jumbo se valora que se haga en un idioma que dominan sus integrantes y entienden la mayoría de sus seguidores.
Como excepción a la regla anterior se encuentra “Happy High”, una composición de una letra sencilla con el fantasma de R.E.M. que se pasea a lo largo de sus tres minutos de duración. No suena mal pero sí se siente fuera de tono con respecto al resto de los temas del álbum.
Lo difícil no es llegar a la cima sino mantenerse ahí y cinco jóvenes del norte de México llevan más de dos décadas en lo más alto. Después llegaron cambios de integrantes y una transformación en el modelo musical pero el legado se mantiene intacto.