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Estoy casi seguro de que ocurrió un evento cataclísmico y psicodélico el día que Wayne Coyne dio a luz a The Flaming Lips. Quizás Marte se cruzó con Urano o hubo varias auroras boreales por encima de las calles de negocios mundanos, comida rápida y usuarios de estupefacientes recreativos en Oklahoma, EE.UU. Tras años formativos con canciones empleando eufemismos no tan sutiles al sexo o a la violencia y cantando acerca de cultos y condimentos, el conjunto comenzó a madurar gracias a la inclusión de temas más serios y empáticos en sus composiciones, a la experimentación musical y, sobre todo, a la ambición.
Comenzando con Zaireeka, su intento de sonido surround en tiempo real que le daba al escucha cuatro discos para ser reproducidos en simultáneo y siguiendo con The Soft Bulletin, su obra más coherente, meditativa y adornada que recordaba a las sinfonías intrincadas de Brian Wilson, Coyne y compañía apuntaron sus horizontes ahora hacia un futuro en apariencia jubiloso y delirante lleno de seres artificiales y misticismo, pero con una fuerte carga melancólica y fatalista por debajo - su trabajo más humano hasta ese entonces, valga la ironía. Esa sería la historia de Yoshimi Battles the Pink Robots.
“La prueba comienza… ¡ahora!” Es así como inicia su décimo álbum de estudio, en medio de ruidos de una muchedumbre enloquecida, esperando un magno espectáculo. Pero lo que pareciera ser una lucha de gigantes es más bien un directo lamento de desamor y decepción. Al final, todos libramos una pugna en solitario, y “Fight Test” es un enorme testimonio a la dicotomía que siempre manejan los Lips en sus canciones, en este caso siendo un tema con música esperanzadora y letras en el otro espectro. ¿La prueba fue superada? Como dice Coyne en el estribillo, “es un misterio”.
La dualidad es otro tema recurrente del disco, y acto seguido se propone el eterno dilema que hemos encontrado en las novelas de Asimov: ¿puede un robot sentir? “One More Robot / Sympathy 3000-21” cuenta cómo una unidad sintética busca sentimientos de amor, solo para averiguar - como muchos de nosotros - que quizás todo esté mal y equivocado. Pero mientras un simbionte tiene un dilema terrenal, nuestra guerrera protagonista que le da título al disco se prepara para su propio conflicto.
Coyne y su banda le dedican en el tema, que da nombre al disco, una hermosa porra a Yoshimi, una niña heroica quien se prepara vigorosamente para hacerle frente a una horda de malignos robots rosados. Pero lo que pareciera ser una sinopsis a un alucinante animé es una metáfora a la lucha contra el cáncer, el verdadero gran mal que atenta contra la humanidad. Solamente la pureza de corazón de Yoshimi y una colisión de baterías duras, sintetizadores elásticos y gritos ensordecedores son la solución para detener este cataclísmico evento. El final es explosivo, y la prodigiosa karateca gana la pugna por mantenerse con vida… pero sigue el vacío. ¿Acaso la conquista de la muerte no le da significado verdadero a vivir? Según los Lips, no es suficiente.
Reinicia la búsqueda de preguntas y respuestas con la minimalista y emotiva meditación acerca del amor y el odio de “In the Morning of the Magicians”, con arreglos barrocos que recuerdan a la genialidad orgánica de The Soft Bulletin. Luego la banda levita sobre los edificios en el relajadisimo viaje de “Ego Tripping at the Gates of Hell” mientras entran en negación, lamentando un momento especial que quizás no llegará y que ni siquiera saben cuál están buscando.
La decepción vuelve a asomar su desagradable tez en la psicodelia espacial de “Are You a Hypnotist??”, en donde Coyne compara a una amante traicionera con una hipnotista demencial, y mejor se dedica a encontrar algo de consuelo entre silbidos de pájaros, rayos de sol y guitarras de ensueño con “It’s Summertime”, aunque ni todo el color del universo le asegure la felicidad.
Y bien, la única solución ante todo es la aceptación. Saber que solo estamos aquí un rato; que la belleza debe aprovecharse en cada aspecto; que no podremos llevarnos ni los sentimientos ni a las personas al otro plano y que la vida se va de corrido. “Do You Realize??” se volvió un himno y un grito de esperanza de los 2000’s gracias a estas exploraciones, envueltas en una inmaculada canción pop electroacústica y pegajosa que resonó especialmente por tener todavía muy fresca y presente la situación abismal del 9/11. “All We Have Is Now” lo asevera de manera serena. Yoshimi, sus aliados y la ciudad que protegió ya pueden estar tranquilos y dormir sin temer a los monstruos mecánicos o a la todavía peor amenaza que es la mortalidad.
Y como si fuese secuencia de créditos de película o serie, los Lips condensan todas las emociones previamente vividas y escuchadas en la brillante pieza instrumental “Approaching Pavonis Mons By Balloon (Utopia Planitia)”. Es así como concluye una obra sonora tan llena de complejidad y simbolismos como de beeps cósmicos, chillidos y distorsiones. Si estaban ya refinando su fórmula musical, aquí es en donde The Flaming Lips alcanza la consolidación en sus letras y marcaría el resto de su carrera: mostrándonos que las batallas por la humanidad no necesariamente las ganará la ciencia, la milicia o hasta el amor. A veces solo hay que estar en paz con uno mismo.