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Apenas tenían la edad mínima para poder comprar alcohol de manera legal y ya habían entregado uno de los mejores álbumes de la primera década del siglo 21. En una oración tan simple es posible resumir el inicio ascendente de Arctic Monkeys en un mundo que cada vez se parece más a las películas de la saga Terminator. Aunque mientras la mayoría de los colegas de su generación tuvieron un éxito momentáneo, el cuarteto de Sheffield se ha mantenido en la cúspide mediante la constante reinvención.
La historia tiene el mismo comienzo que el de la mayoría de los grupos. Cuatro amigos se conocen mientras son adolescentes y ven la vida transcurrir frente a sus ojos sin preocupaciones. Lo peor que les puede pasar es que sus papás les quiten la televisión o no los dejen salir el fin de semana. Mientras tanto, como una distracción deciden formar una banda de rock y así transcurren sus tardes.
Un nuevo milenio acaba de empezar y el fenómeno provocado por The Libertines se encuentra en su máximo esplendor. El NME publica semanalmente la destructiva relación que mantienen sus fundadores Carl Barât y Pete Doherty, pero mientras unos están a punto de arder, hay otros que se preparan para surgir. Aunque también existe otro factor derivado de la época que Alex Turner y compañía lograron aprovechar. La popularidad de internet y una nueva plataforma llamada MySpace le permite a los músicos difundir su música y hacerla llegar al instante a sitios lejanos. Ahora la única barrera que divide a las personas es un clic.
Gracias al lanzamiento de un par de EPs autogestivos el cuarteto logra darse a conocer fuera de su circuito cercano. Los conciertos ya no son para decenas de personas sino para centenas y muy pronto logran abarrotar los pequeños foros de su localidad. El furor del momento deriva en un contrato con el sello londinense Domino Records y así se gestaría el primer LP del combo.
Es el 23 de enero de 2006 y mientras Alemania se alista para alojar el segundo mundial de fútbol de su historia, a las tiendas de discos llegó un material que desde su portada llama la atención. A la fecha es muy complicado afirmar si promueve o alerta de los efectos negativos del tabaquismo. Aunque lo más importante es su interior porque sus 13 canciones serán la banda sonora de la primera generación que creció con un smartphone en sus manos.
Al menos en su primera época el conjunto se caracterizó por un rock & roll energético y desenfadado con canciones cortas y que evitan cualquier complicación. Todas fueron concebidas en cocheras mientras los integrantes soñaban con ser la nueva sensación musical. Si el britpop de Blur y Pulp se hubiera casado con el primer álbum de The Strokes aquí está su primogénito.
Por su parte, a pesar de su juventud e inocencia, Turner ya mostraba su afición por la literatura. En los libros y en las calles encontró todo lo necesario para componer algunos de los temas que marcaron el verano del 2006. Mientras el título fue tomado de la novela Saturday Night and Sunday Morning del escritor Alan Sillitoe, las letras de las canciones son una radiografía de lo que cualquier joven inglés de la época vivía.
Uno de los primeros temas que se dieron a conocer, inclusive antes de la publicación del disco, fue “Fake Tales of San Francisco". Cuenta con un video que muestra a los integrantes en el elixir de su pubertad y con los rostros todavía con acné. Mientras que el sencillo oficial con el que se promovió el trabajo fue “I Bet You Look Good on the Dancefloor”, una explosiva canción con una inquieta batería que permanece vigente hasta nuestros días.
A su vez, "When the Sun Goes Down" es tal vez la pieza mejor balanceada del trabajo. Aunque tiene un inicio relajado en donde la voz y guitarra son los únicos instrumentos en sonar, a los pocos minutos se transforma como un atardecer. La furia contenida es uno de los puntos más altos que ha alcanzado el llamado indie rock como contrapeso al abuso de elementos electrónicos tan de boga en años recientes.
Como resultado, el LP fue el último gran éxito en ventas de una banda de rock antes de la llegada del streaming y la música digital. Inclusive logró romper el récord de más discos vendidos para una banda debutante en su primera semana de lanzamiento. Además también fue reconocido por la crítica al obtener el Mercury Prize a Mejor Álbum del Año. Nada mal para cuatro jóvenes que apenas se iniciaban como veinteañeros y estaban listos para dar el siguiente paso y comenzar a llenar estadios.