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Se cumplen 15 años de Volta, el sexto álbum de estudio de la icónica artista islandesa, Björk. Un disco controversial debido a las expectativas que se crearon alrededor de su producción, los nombres involucrados en ésta y el resultado final. Al principio se creyó que Volta significaría el regreso de la cantante al sonido “pop” de sus primeros discos, más de una década atrás, incluso se pensó que con este material daría el paso definitivo al mainstream, principalmente por trabajar con Timbaland, uno de los productores que lideró las listas de popularidad durante los 00, colaborando junto a; Madonna, Justin Timberlake, Nelly Furtado y Britney Spears. Figuras posicionadas al extremo contrario del espectro musical con referencia a Björk, por ello la curiosidad que despertaba este nuevo álbum.
Para decepción de muchos y sorpresa de nadie, la cantante presentó una pieza experimental, que marcaría la pauta de sus siguientes trabajos. Amor, ciencia ficción, conflictos sociales, violencia y naturaleza, son algunos de los temas que trata el disco, que podríamos definir como una épica sobre la humanidad. Musicalmente es inclasificable, no hay género que pueda abarcarlo, se cuela por las rendijas que dejan cada uno de ellos.
Comenzamos con sonidos de una marcha de soldados en la distópica “Earth Intruders”, que deviene en un tecno-industrial, con coros celestiales y cornetas, finalizando en un paisaje sonoro desolador; un barco que se aleja dejando un ambiente devastado, “Innocence” y “Hope” completan esta trilogía colaborativa Björk-Timbaland, la primera, la más comercial, pero en referencia a sonidos actuales, no ha envejecido ni una nota, la segunda, por otro lado, muestra la faceta más creativa del productor, una guitarra española adereza la historia de una terrorista suicida.
La grandilocuente “The Dull Flame of Desire” donde interpreta junto a Anohni un poema del escritor ruso Fiódor Tiútchev, mostrando la versatilidad del disco, las voces se combinan con los arreglos de viento en una pieza cuasi operística, mientras un beat de percusión electrónica nos recuerda donde estamos. Las cantantes se vuelven a unir en “My Juvenile” que cierra el disco con un toque melancólico, esta vez son acompañadas sólo por un piano que las deja lucir a plenitud.
“Declare Independence” probablemente la más conocida y convencional del álbum, una canción de protesta, como si el acelerado punk no llevó demasiado lejos al folk, Björk le inyecta esteroides a una visión del mundo que aún resuena.
En su tiempo incomprendido, Volta era un presagio de lo que vendría, una declaración de principios que debía hacer incluso para sus más fanáticos y la industria, una artista que resiste y siempre apuesta por ella misma al momento de romper límites. No es un material accesible, es enigmático y confuso, una pieza que no se digiere a la primera escucha, probablemente ni siquiera se pueda terminar. En fin, una obra que se encuentra más cerca del arte sonoro que de la música en general.