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En 2010, en una entrevista con Spin, Robyn—Robin Miriam Carlsson—señaló que los tres pilares para componer una buena canción pop eran “amor, el club [de baile] y sentir que no perteneces”, ocho años después, en entrevista con The New York Times agregó más elementos “eternidad, muerte, y perder el control.” En lo personal creo su música va más allá de este modelo, es como si mezclaras la fórmula básica del pop—que es la misma con la que crearon a Las chicas superpoderosas; azúcar, flores y muchos colores—y agregaras sonidos burbujeantes y brillantes, excentricismo, confianza, movimientos de baile y mucha personalidad. Al permitirse disfrutar de la creación de sus discos, Robyn nos deja divertirnos al escucharlo, de liberarnos y empoderarnos, sentirnos infinitos y que nadie nos observa, ese es su súper poder, su música trasciende más allá de los oídos, está en cada latido.
Robyn irradia un espíritu joven, para muchas personas puede lucir como una artista joven, pero ha hecho música desde los años 90. Su carrera comenzó a los 14 años, después de componer y escribir una canción sobre la separación de sus padres llamada “In My Heart”. Más tarde logró interpretarla en una asamblea escolar donde estaba presente la cantante de la banda Legacy of Sound, Meja, quien la presentó con Peter Swartling, que se convirtió en su manager y en la oportunidad de grabar su primer disco This is Robyn. Este álbum que incluye los hits R&B “Do You Know (What It Takes)” y “Show Me Love”, este último producido por Max Martin—que en ese momento había colaborado con artistas como Britney Spears, Backstreet Boys y NSYNC—y Denniz Pop, alcanzó el número siete del top 10 de 1997 en Estados Unidos. Robyn adquirió la misma popularidad que otras artistas R&B del momento como Brandy, Aaliyah y Monica.
Después de pasar meses en la promoción de su álbum, Robyn decidió regresar a su país, Suecia. “Necesitaba regresar y convertirme en una persona normal. No quería permanecer en ese ambiente. Quería hacer más música y descubrir quién era sin todo el éxito, tratar de hacer algo por mí misma,” comentó en una entrevista en un programa danés en 2005. Esta música de la que habla se convirtió en su íntimo disco “My Truth”, que alcanzó una gran promoción en Suecia, pero nunca fue lanzado en Estados Unidos debido a que la disquera rechazó publicar canciones (“Giving You Back”) que hablaban sobre un aborto que la cantante había tenido, por lo que Robyn se negó a firmar un contrato. Carlsson describió esta etapa de su carrera como “totalmente desagradable”, y en la que le pidieron que mostrara más “su juventud."
"No voy a ser un producto [de la industria musical]”, fue una confesión que hizo Robyn a los 16 años, consciente del tipo de artista en la que se quería convertir, esta afirmación refleja seguridad y franqueza, “sabía que tenía algo importante que decir y la fiebre de expresarse y hacer algo bueno.” Carlsson comenzó a sentir descontento con la forma en que su arte estaba siendo manejado y por el poco control que tenía sobre este, por lo que decidió dejar su disquera Jive Records en 2003. En la electro acústica “Handle Me”, además de hablarle a un “narcisista, psicópata, lambe botas, arrastrado,” Robyn parece ilustrar esta decisión y habla directamente a la disquera “Escribes esas rimas y actos que produces y son realmente emocionantes, pero es un hecho simple, parece que no puedes manejarme.” Curiosamente, su sello americano le pidió que re grabaran el video para esta canción, debido a que Robyn “tenía cejas demasiado marcadas, que ahora es algo normal, pero en ese entonces era considerado poco sexi”, Carlsson se negó.
En ese mismo año, Robyn viajó a Francia con el dúo The Knife para tener una sesión de grabación de la que saldría el sencillo “Who’s that Girl?”, que resalta por la producción de los hermanos Dreijer con intensos sintetizadores y destellantes percusiones, parecidos a los de su disco Deep Cuts. Robyn habla de los estándares de belleza, “las niñas bien son bonitas todo el tiempo, yo solo soy bonita algunas veces”, “¿quién es esa chica con la que sueñas?", le pregunta a alguien afligida, para después proponerle un juego “tú serás la chica y yo el chico, pretendamos que todo ha cambiado, y entonces ¿me amarías de manera diferente?,” estas son las letras de una artista pop que no estaba dispuesta a seguir creyendo las ideas heteropatriarcales—hecho que no era común en ese tiempo—y era consciente de que su música tomaría una dirección muy diferente. La influencia de The Knife fue más allá, los músicos habían creado su propio sello discográfico Rabid Records y Carlsson decidió crear el suyo también, que se llamaría Konichiwa Records.
Konichiwa Records marcó una era nueva para la artista, su disco homónimo Robyn es la prueba de esto. La cantante abandonó por completo el R&B—a excepción de “Should Have Known” donde el palpitar de una suave campana marca el ritmo de un corazón roto, “debí verlo venir, cómo te dejé jugar conmigo, no lo sé”—para adoptar diferentes estilos como electropop (“Cobrastyle”, “Robotboy”), dance (“Bum Like You”) y ritmos nórdicos (“With Every Heartbeat”), mezclados con géneros importantes para ella como el hip hop (“Konichiwa Bitches”) y funk (“Crash and Burn Girl”). También están baladas como “Eclipse”, donde Carlsson deja fluir los sentimientos a través del silencio y el delicado tono de su piano. Este álbum es la carta de presentación de Robyn en la que reúne todas sus influencias con las que creció de niña y adolescente; Prince, Madonna, Cyndi Lauper, Michael Jackson, TLC y Neneh Cherry, todos ellos “artistas que guardan una identidad personal en su música”, hecho que Robyn logró por primera vez con estas canciones, en esta pieza musical de pop inteligente que suena adelantada a su época, prueba de esto es que haya sido nominada a un Grammy por Mejor disco dance/ electrónica hasta el año 2009.
“Curriculum Vitae”, demuestra la comodidad que Robyn encontró en su música, sabía que este álbum era su carta de presentación, y creo uno de los mejores y más divertidos intros que se han imaginado. El rapero Swinfly es el encargado de adentrarnos en este mundo que refleja ese instinto asesino que Robyn había adquirido: “Les presento, desatada en el Este, mejor vestida en el Oeste, ordenada en el Norte, sin alguna duda en el Sur, la reina de las reinas abeja, fénix de las cenizas resucitadas. Campeona invicta e indiscutible de peso pluma en los cinco continentes. Dos veces ganadora del premio Nobel para la mujer más zorra. Ella partió el átomo e inventó los rayos X. Ejecutó y creó las coreografías de peleas de Bruce Lee en Enter de Dragon y The Game of Death y todavía hace dobles de acrobacias para Jackie Chan los fines de semana...” Inspirada en ese concepto del rap clásico de “Soy el mejor y el resto de ustedes apestan,” la cantante es libre de cantar líneas como “Voy a patear traseros sin límites hasta Hong Kong, haré que sus bolas reboten como en un juego de ping pong” o “Chequen el escenario, voy a reventar sus tímpanos, y dejaré sus cabezas zumbando con el ring-a-ding-dong” en “Konichiwa Bitches.”
En una entrevista con Blues & Soul en 2008 Carlsson comentó que durante el proceso de elaboración del disco, una de las más grandes inspiraciones fue “volver a cuando era una adolescente y ver qué dramática era la vida en algunos puntos. Tratar de recordar esa época donde eres tan fuerte y seguro de ti mismo, mientras reconoces que también hay una parte cuando eres muy inseguro y frágil. La primera vez que te rompen el corazón es algo que la gente recuerda toda su vida,” esta alusión está perfectamente simbolizada en “Be Mine!”, la canción comienza con arreglos de violín muy orquestales— inspirados en “Cloudbusting” de Kate Bush—y la frase “es bueno que las lágrimas nunca se vean bajo la lluvia torrencial, como si algo bueno pudiera compensar todo el dolor.” Repentinos beats surgen hasta que el clímax se reproduce cuando en un desglose Robyn comienza a hablar, “Te vi en la estación, ella tenía puesta la bufanda que te di, y te agachaste para amarrar sus agujetas”, para así darse cuenta que ese hombre “nunca fue y nunca será” de ella. Robyn es nuestra guía a través de esta canción inmortal sobre desamor.
Robyn se ha convertido en una experta al escribir las mejores canciones de amor y corazones rotos—“Dancing on My Own”, “Call Your Girlfriend”, “Honey”, “Ever Again” y “Hang With Me” están como ejemplos—, lo bastante tiernas para hacerte recordar a la persona de la que estás enamorado, y lo suficientemente enérgicas y bailables para sofocar el dolor y olvidarte de esa persona unos segundos después, aun cuando esté cantando “y duele con cada latido”, como en “With Every Heartbeat”, este sencillo—que alcanzó el número 1 en Inglaterra en el 2007—es inusual, no tiene un coro, pero es constante, aunque no existe un punto alto, o tal vez sea el hermoso puente de violines que suena sublime a mitad de la canción. Klas Åhlund—quien produjo y escribió la mayoría de las canciones de este disco y más tarde fue invitado a trabajar con Kylie Minogue y Britney Spears—dijo en una entrevista con TNYT “Cuando ella canta suena real, hace que las cosas suenen profundas e importantes.”
Robyn se encuentra en ese punto intermedio entre lo comercial y lo underground, donde grandes cosas suceden, su influencia sobre otras artistas como Lorde creando ese fino pop y escribiendo canciones bailables sobre desamor como “Supercut” y “Green Light”; Charli XCX que utiliza la música club para crear canciones pop pegajosas y futuristas; Carly Rae Jepsen que no siente temor de sonar cursi y a atrevida al mismo tiempo, y FKA Twigs que desafía las estructuras con una instrumentación que incluye cuerdas y arriesgados beats.
El legado de Robyn comenzó con este álbum, el nacimiento de una artista que decidió confiar en su instinto y renovarse en lugar de comprometerse con las ambiciones de otras personas. Robyn muestra a la artista en su elemento, con una actitud invencible, yendo lo más lejos posible con emociones extremas y cambiando su sonido. 15 años después este disco sigue siendo relevante y sigue sonando actual. Esta es la prueba de que la vida se define por momentos—“fue un gran reto, pero también sentí que no tenía otra opción, comentó sobre la decisión de crear su propia disquera—y que sin esta decisión tal vez nunca hubiéramos escuchado las tres partes de Body Talk y el increíble Honey, o nunca hubiéramos conocido quién era Robyn en realidad y por lo tanto nunca hubiéramos tenido la oportunidad de bailar solos sin sentir temor.